VII

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KEINAR

El día de la ceremonia.

Soy el primero en despertar, levanto al resto, Minerva me dedica otra de sus malas miradas, me encanta ver su cara somnolienta, aunque quizá su mal humor no sea el mejor, pero hasta me hace gracia. Eso hace aplacar un poco mi enfado por nuestra "discusión" de anoche.

Los chicos están nerviosos, es su gran día. Llegamos al instituto que ya está repleto de gente. Damian, Dasha y Minerva se encaminan al patio donde celebraran su transformación.

Primero van los chicos Shadowmoon, todo sale a la perfección. Es el turno de Minerva, me gustaría quedarme, pero me han pedido que me encargue de que este todo lo del catering listo para cuando termine la ceremonia, así que me encamino a la cocina para ver que está todo correcto.

Una vez habiendo organizado todo, me encamino por el pasillo para dejar las puertas abiertas de la parte de atrás del patio, ya que es por ahí por donde sacaran todo lo necesario para los invitados que se encuentran en la parte de adelante, hasta que alguien choca contra mí.

— ¿Pero qué...?

Ese olor fresco a primavera, un dulce aroma a campo, una mezcla entre flores y la hierba húmeda llega a mis fosas nasales, es mío, solo para mí. Minerva.

— ¡Mierda Keinar! Lo siento ha sido sin...

No dejo que siga hablando, la cojo de la mano alzándola casi en vuelo y la pego contra mi pecho, necesito tenerla, tocarla... necesito oler su esencia. Mi lobo la reclama como loco, es ella.

— ¿Qué estás haciendo?

Intenta separarse de mí, pero no se lo permito. Paso mi mano izquierda por detrás de su cintura. Mi lobo aúlla de felicidad. Noto su excitación, no sabe controlar sus feromonas y eso me excita y me cabrea al mismo tiempo, no quiero que ningún otro macho huela lo que es mío, lo que me pertenece. Poco a poco se va relajando en mis manos.

Olfateo su cuello, justo en ese punto donde desprende ese maravilloso olor, aspiro fuerte su aroma haciéndome perder el control dejando que mi lobo gruña de satisfacción. Junto mi frente con la suya y abro mis ojos, ya que hasta ahora no he querido mostrar mi poco control estando junto a ella.

MÍA — digo gruñendo nuevamente — mi mate, nuestra luna. Solo mía.

Minerva se separa bruscamente de mí, rompiendo la burbuja en la que nos encontrábamos, discutimos por unos minutos.

Se da la vuelta antes de que pueda decirle nada más, cogiéndome totalmente desprevenido.

Desaparece rápidamente de mi vista, dejándome sorprendido ¿Cómo puede ser tan rápida?

"¿Se puede saber que estás esperando?

Corre detrás de ella, insensato, ¡Nos necesita!"

"No entiendo nada, ¿Qué está pasando?

¿Por qué huye de nosotros?"

Mi lobo está furioso y yo no entiendo nada.

"No huye de nosotros, es por la ceremonia.

Ha ocurrido algo inesperado, no es una sanadora"

"¿De qué diablos estás hablando, Kai?

Me sigue contando, mientras traro de encontrarla.

"Lo que oyes, su loba me lo ha contado.

DESTINYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora