KEINAR
Minerva y sus padres se marchan rápidamente para empacar las cosas que les hace falta llevar para los días que vamos a pasar allí.
Subo rápido a mi habitación, en una mochila preparo la ropa de cambio para estos días, y vuelvo a bajar incluso más rápido que antes.
Me dirijo directamente a la armería que tenemos en el sótano, donde me encuentro con mi padre.
— ¡Vaya, sí que has sido rápido! ¿Estás preparado para lo que está por venir?
Le miro fijamente, intentando descifrar que narices quiere decir con eso.
— Dime que tú no tienes nada que ver con todo esto que está pasando...
Ríe de forma sarcástica.
— Si yo tuviera algo que ver con todo esto, hace tiempo que hubiera hecho ya algo. Pero esta vez, estoy tan perdido como tú.
Levanto una de mis cejas al escucharle decir eso. ¿Me está vacilando?
— ¿Qué estás tan perdido como yo? Sabías de sobra que algo pasaba con Minerva casi desde el mismo día que nació, y te atreves a decirme que no sabes nada... ¿Te estás riendo de mí?
Me da la espalda mientras sigue metiendo un par de armas más en una gran bolsa negra.
— Tengo cosas mejores que hacer en estos momentos, que reírme de ti. En ningún momento ha sido esa mi intención.
Aclara su garganta antes de seguir.
— Claro que sé que algo pasa con Minerva desde hace muchos años, no hace falta que te recuerde quién soy ni el papel que desempeño aquí.
— ¡Oh, es verdad! Se me olvidaba que estoy frente al gran alfa...
Mi poca paciencia se está agotando demasiado rápido.
— Cuidado con lo que dices. Que seas mi hijo no te da la libertad de hablarme como te venga en gana.
— Cuando te interesa, soy tu hijo, pero cuando no, soy uno más de la manada, incluso en ocasiones, ni eso soy para ti.
Desde bien pequeño, tengo la buena costumbre de hacer enfadar a mi padre. No importaba lo que hiciera, me he esforzado en ser el mejor en clase, ser el mejor en las enseñanzas militares dentro de nuestra manada, esforzarme siempre más que el resto... Nunca nada ha sido suficiente, su primera reacción siempre ha sido mostrar su cara de desagrado, con el tiempo he ido mejorando esa técnica, llegando al punto de importarme una mierda.
Lo único que sabe hacer es ponerme un castigo detrás de otro, cada cual más duro que el anterior, incluso me ha obligado durante años tener que soportar las tonterías de Darla, obligándome a inmiscuirme de todas las maldades que se le ha ocurrido hacer a esa loca.
Por supuesto, hoy no va a ser diferente, con lo cual me importa bastante poco la cara de perro rabioso que me ponga.
— Keinar, van a ser unos días muy largos como sigas siendo así de inútil... Más vale que tengas tus prioridades claras desde ahora.
— Hay una gran diferencia entre tú y yo, papá.
Suelto esa última palabra con mucha ironía.
— Yo tengo muy clara mi única prioridad, ¿tú puedes decir lo mismo?
Lo miro fijamente a los ojos, retándole para ver si es capaz de contestar a eso. Hubo un tiempo, cuando mi madre aún vivía, que creía que nosotros éramos su prioridad, pero una vez que ella se fue, a pesar de no tener más de cinco años, me quedó bien claro que estaba muy equivocado.
No espero una respuesta por su parte, sé que no me la va a dar, con lo cual cargo mi arco y el carcaj con las flechas en una bolsa negra, y salgo rápido de allí.
Tenemos bastante prisa y en cuestión de 15 minutos estamos frente a la puerta de la casa de los padres de mi chica.
El equipo de confianza de Daemon son quienes se encargan de llevar todo el equipaje en uno de sus Jeeps. Nosotros hemos decidido adelantarnos y hacer este viaje en nuestra forma animal, ya que llegaremos antes, y sobre todo seremos más sigilosos, es lo que realmente nos importa en estos momentos
Si alguien me hubiera dicho hace unos meses que en este instante iba a estar corriendo por el bosque, camino a encontrarme con la abuela de mi mate, le hubiera dicho que estaba loco de remate.
Pero aquí estoy, trotando velozmente en mi forma animal, con mi padre en cabeza, Minerva a mi lado, y sus padres detrás de nosotros, intentando llegar lo antes posible a la cabaña, ya que no sabemos en qué momento aparecerá la anciana.
Tan siquiera estamos seguros si nos la vamos a encontrar. Durante todos estos años ha quedado en claro que es una mujer muy escurridiza, y que realmente solo la encontraremos, si ella así lo desea.
"¿Qué ha sucedido entre vosotros dos?"
Escuchar su voz dentro de mi cabeza me hace regresar por un momento del planeta en el que me encuentro. No le ha costado mucho darse cuenta de que la relación con mi padre, no es la mejor del mundo.
"Nada del otro mundo, hemos tenido otra bonita charla paterno-filial, que no ha servido de mucho"
"¿Ha sido muy duro?"
"Lo habitual en él, ya no me sorprende"
"¿Seguro? El olor que desprendes habla por ti"
"Eso que hueles, no es por mi padre,
es mi preocupación por ti.
Por primera vez tengo miedoMinerva. Me da miedo no ser capaz
de estar a la altura, me da miedo
que te pase algo y no pueda
protegerte...
Ahora que te tengo, me aterra
pensar que pueda perderte."
La miro de reojo, mientras que seguimos con nuestra carrera. Necesito ser sincero con ella y contarle lo que pasa por mi cabeza, pero no sé cómo hacerlo, nunca lo he hecho, solo hay una persona con la que he podido sincerarme. Con Greg es fácil hacer esto, a fin de cuentas es como mi hermano, pero con ella, no sé ni por donde empezar."Keinar, decidir aceptarte, implica hacerlo con todo.
Tu miedo es mi miedo. Tus batallas, también son las mías. Tienes miedo de no poder protegerme, ¿pero quién te protege a ti? Esto no se trata de ti o de mí, es un nosotros"Nuestras miradas se juntan de nuevo. Creo que no me merezco esto, he sido un capullo con ella por culpa de mi padre, y aun así, aunque diga odiarme, se preocupa en un "nosotros". Definitivamente, la diosa ha debido de ver algo bueno en mí para poner en mi camino a esta persona.
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DESTINY
WerewolfMinerva ha crecido con la idea de ser una gran sanadora, pero la diosa Luna tiene otros planes para ella. El destino de las cuatro facciones está en sus manos, por suerte no va a estar sola. Su alma gemela, su mate Keinar, será capaz de seguirla al...