Debo de estar loco. No conozco a esta chica y sin embargo estoy dejando que ande por mi casa como si fuera suya. Pero mírala. Parece que va flotando. No puedo negar que casi se me salen los ojos de las órbitas la primera vez que la vi trabajando en ese club. No suelo ir a esos sitios, hay demasiada gente y no me gusta, pero necesitaba contentar a Tim Morris y sus socios para cerrar el acuerdo. Y gracias al cielo, porque si no hubiera ido a ese bar, no hubiera tenido el mejor sexo que he tenido en mucho tiempo. Follar con Abby fue increíble y estoy deseando repetirlo, aunque no la veo por la labor. Pero, aunque me tome mi tiempo, la convenceré.
No pensaba volver a verla, pero cruzármela o, mejor dicho, chocarme con ella esta mañana fue como un milagro. Y verla huir de esa manera fue toda una sorpresa. No parecía del tipo de chicas que huyen de unos matones. Aunque no me quiera decir lo que pasa ni porque le persiguen, es obvio que les debe dinero. No es que me importe, ni siquiera la conozco. Hasta hace unas horas no sabía su nombre. Solo sé que es muy atractiva, la ropa que llevaba en el club era tan pegada que no me hizo falta quitársela para notar todo su cuerpo. Tiene un culo perfecto, cada vez que la veo caminar me da ganas de mordérselo. Incluso mi pantalón grande de chándal le queda bien.
Estamos demasiado cerca ahora, y me pillo a mí mismo embobado con su boca cuando suena mi teléfono. Otra vez. Llevan llamándome todo el día. Es cierto que he faltado a unas cuantas reuniones hoy y que he estado ignorando todas las llamadas y mensajes, pero he de admitir que gracias a Abby, mi día ha sido mucho más divertido. Un rescate, una persecución, desayunar con ella... Mi teléfono sigue sonando y esta vez atiendo la llamada solo para usarlo como excusa para alejarme.
-Ya puede ser importante para que me estes fundiendo a llamadas. -Digo en voz baja mientras me giro para que Abby no me oiga.
- ¿Qué si es importante? ¿Dónde coño estás? Has desaparecido todo el día. -El tono de enfado de Louis, mi socio, no me gusta un pelo.
- ¿Y? Te recuerdo que quien manda soy yo, y si no me apetece salir de mi casa, no tienes nada que decir. -Sigo hablando mientras vuelvo a entrar en la casa. No quiero que Abby oiga nada de esto.
-Pero qué coño dices Carter, ¿sabes a quién has dejado plantado? -De hecho, se me había olvidado. Mierda. Los Sullivan. Debíamos habernos reunido para almorzar y se me ha olvidado por completo. En un solo día esta chica ya me está haciendo perder la cabeza. -Te he llamado cientos de veces, te hemos esperado durante horas. Has echado a perder un negocio de millones de dólares. ¿Es que te has vuelto idiota? -Suelto un gran suspiro al pensar que recuperar ese trato me va dar muchos dolores de cabeza. -Están muy cabreados Carter, no les ha hecho ninguna gracia.
-Lo arreglaré.
-Más te vale Carter, nos has jodido a todos.
-Oye, que no se te olvide quien soy, no vuelvas a hablarme así, porque si a mí no me da la gana tú estás fuera ahora mismo y no ves un solo centavo de todo esto.
- ¿Ahora amenazas a tu socio?
- ¿Socio? Tu eres un maldito empleado más, que está a mis órdenes y que va a hacer exactamente lo que yo diga. -Espero a que se le ocurra rechistar, pero parece que se lo está pensando mejor. -Organiza otra reunión con ellos, y si no quieren, les mandas a tomar por culo. No voy a ir detrás de nadie.
No espero a que conteste y cuelgo directamente. Estaba teniendo un buen día y ha tenido que llamar este idiota. La he cagado faltando a esa reunión, es cierto, pero no voy a dejar que nadie me hable así, y mucho menos voy a ir detrás de nadie. Si quieren cancelar el acuerdo, ellos salen perdiendo, de todos modos, soy yo quien controla el tráfico de drogas en esta ciudad y ellos no son los únicos que pueden ofrecer transporte. Si quieren ir contra mí, tienen todas las de perder.
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TUS BRAZOS SOBRE MI
RomanceA ella no le queda ni su nombre, pero él está dispuesto a dárselo todo. * Abby es una camarera resignada a su vida mediocre. Carter Bianchi, es un hombre que no se conformará con verla solo una noche. Se encontrarán por casualidad, y el pasado de...