XXIII

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Así pasaron los días, el entrenamiento del joven Fernandez se intensificaba con cada amanecer, y el viaje de los Madrigal se complicaba con cada paso.

Una vez que pisaron tierras pobladas por los habitantes mexicanos, se les facilito preguntar y continuar con su travesía.

Una semana, dos semanas, tres semanas, cuatro y el mes estaba a punto de cumplirse.

— no nos falta mucho... creen que estemos a tiempo?

Preguntaba un Camilo un tanto despeinado, con ojeras y cansado mientras observaba con detenimiento un mapa

— si algo se de Cristian... es que hará todo lo posible para estar en el momento en que lo encuentres...

Dijo Mirabel con la mano en si hombro.

— por ahora los lugareños han sido amables... pero que haremos cuando lleguemos a la capital? Preguntaremos por Cristian? Puede haber muchos Cristian aquí!

Dijo Luisa un tanto eufórica

— lo encontrare... no se como pero se que lo haré

Dijo Camilo con su mano en si pecho.

— guarden sus energías que mañana nos levantaremos temprano para llegar a media tarde a la capital

Advirtió Isabela haciendo crecer algunas plantas suaves para que los jóvenes pudieran descansar.

Todos se acostaron y casi al instante cayeron dormidos.
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— mañana es el dia mijo... como te sientes?

Preguntaba el hombre que lo entreno, con el tiempo había agarrado cariño al joven que ahora lucia levemente mas en forma y determinado.

— estoy asustado...

Dijo siendo sincero

— pero no puedo perder... tengo que volver... no voy a perder

— esa es la actitud chamaco

Lo despeino

— ve a descansar, todo lo que puedas, come también... lo necesitaras

El chico sonrió, en este tiempo había visto a ese hombre como una figura paterna, pues se comportaba de manera similar a su padre.

Fue a tomar una ducha, y en tanto cerro los ojos solo lo podía ver a el... recordaba los días que pasaron juntos, cuando lo tomaba de la mano, el era la razón por la que pelearía. Tenía que ganar si lo quería volver a ver.

Termino de ducharse y se cambio, bajo al comedor y después de una buena comida se fue a descansar.

— pronto nos encontraremos...

Susurro cerrando sus ojos en un intento de dormir un poco.
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— la capital...

Susurro Luisa al ver como entraban a aquella ciudad, era tan hermoso y tan nuevo para ellos. Había multitud de gente, de vendedores, de todo.

— excelente, llegamos, ahora alguna idea de como lo podemos encontrar??

Comenzaron a preguntar a la gente por un tal Cristian Fernandez, algunos los ignoraban, otros los tachaban de locos, otros tantos hacían cara de asco. Fue un anciano el que por fin les pudo dar una respuesta.

— deberían buscarlo en la función de esta noche, toda la ciudad ira.

— sabe donde será?

— en el zócalo de la ciudad, se pondrá bueno.

Isabela quien hablaba con el hombre de la tercera edad se lo agradeció.

αмοя γ єиϲαиτο// Camilo Magrigal x Male ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora