Capítulo 1

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— Querido Cupido — suspiró Jisung — solo te pido que me haga caso Hwang Hyunjin… sé que es algo difícil, él tiene buen físico, buena personalidad, es el tipo de chico escrito detalladamente de manera perfecta, es popular, las chicas desean tenerlo cerca, es artístico, creativo, empático, parece mostrar los cinco lenguajes del amor, es detallista, toda una “green flag”... ¿Quién no se enamoraría de él en su sano juicio? En cambio yo solo soy su mejor amigo, el chico gracioso, el simpático y ya, ni siquiera tengo el coraje de enfrentarme a él y decirle lo que siento, aunque el rechazo sea algo obvio…

A cada paso que daba camino a la escuela y cada palabra que se repetía mentalmente hacían que sus ojos se pusieran cada vez más aguados, y eso Cupido lo sabía, y se sentía tan mal por el dolor inmerecido que el pelinegro sentía aún sin poder mostrar sentimientos hacia alguien.

Y era irónico, Cupido, el dios del amor, del sentimiento más importante, de lo que nos mueve a vivir, tenía prohibido sentir algo por  los mortales que tenía que juntar, ya que si desobedecía a su padre, Marte, y a su madre, Venus, era desterrado y castigado.

— ¡Hey! ¿Cómo te va todo? — Hyunjin chocó la mano de Jeongin en la entrada de la escuela y, al rato de estar hablando, un Jisung algo deprimido apareció.

A decir verdad, no tenía las fuerzas de ocultar sus sentimientos otra vez, no podía más.

— Hyunjin ¿Podemos hablar?

— Claro Hannie, dime

— Jeongin, ésto es algo privado, podrías… ¿Dejarnos solos por favor?

— Oh… sí claro, voy a la clase de dibujo, estará por comenzar

Y arriba estaba Cupido, quien en todo esto observaba de espaldas al pelinegro, y quien esta vez por fin pudo ponerle cara a su mortal.

Era una cara deprimida, pero sintió un sentimiento extraño al verle.

Por un lado estaba triste porque no merecía todo el dolor que estaba pasando, y es que fue su Cupido desde su primera y fallida declaración de amor con diez años. Desde entonces lo siguió todos los días hasta hoy.

No podía permitirse que otro rechazo causará en él más daño, así que, por arte de magia, la campana sonó al momento en el que Jisung iba a abrir la boca para declararse.

— Oh… La clase está por comenzar y sabes que el profesor es demasiado puntual, ¿Prefieres que después de la clase hablemos Sunggie?

— Sí, está bien, vayamos a clases…

A decir verdad el camino hasta el aula se hizo algo incómodo o al menos así lo percibía el de pelo oscuro, mientras que el rubio no tenía ni idea de que poco a poco estaba dañando los sentimientos de su mejor amigo con señales contradictorias por su parte.

Y mientras tanto, Cupido regresó donde su bella madre estaba para trazar un plan algo extremo.

— Madre, tengo que decirle algo…

— ¿Voz de preocupación? ¿Qué ocurre hijo?

— Si te pidiera que me convirtieras en un mortal para poder bajar al mundo terrenal ¿Estaría tan mal?

— ¿Te volviste loco hijo? ¡Eso no puede ser posible! ¿De verdad quieres probar el mundo terrenal?

— Es con un buen fin… yo… quiero ayudar a Jisung, es mi tarea y quiero cumplir

— Uhm… Si es con ese fin… El amor es algo bello y no hay nada más bello que el amar tu trabajo, ya que es a lo que más horas dedicas… ¿Sabe tu papá de ésto?

— Me da miedo decírselo, no sé si lo entendería…

— Oh… está bien, si es con ese fin… será nuestro pequeño secreto, pero solo te pediré una cosa, tienes prohibido pasar por el enamoramiento con cualquier terrenal

— ¿Por qué? — Cupido se quedó sorprendido ante las palabras de su madre, Venus — ¿No dices que el amor es bello? ¿Por qué no puedo experimentar ese sentimiento?

— Pese a ser inmortales, nosotros los dioses también tenemos ciertas reglas que tenemos que cumplir para que haya un orden, recuerda de donde vienes, te convertiré en un mortal, pero eso no significa que tengas que vivir como uno, solo es con un fin

— Está bien… Procede a convertirme en un humano, madre

Querido Cupido | minsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora