alas de una escritora

soltarte

que habitaba en mi pecho,
con el dolor de mis lágrimas,
liberando el pasado que me había hecho daño.

Soltar, oh sí, soltar fue una elección,
una decisión valiente ante la confusión,
un punto y aparte en mi historia,
donde el corazón se equivocó.

A veces, las miradas se encontraban,
pero el amor se había perdido,
se había vuelto un obstáculo,
que impedía mi felicidad.

Y así, me di cuenta que soltar era necesario,
una lección que aprender en mi vida,
era como soltar una mariposa herida,
dejándola volar libremente.

No fue fácil, lo admito,
me aferré a aquellos amores pasados,
creyendo que podrían volver,
pero me di cuenta de mi error.

Pues soltar, es poner un punto y un final,
hacia un destino lleno de oportunidades,
donde el amor verdadero me esperaba,
liberado de aquellas cadenas que me amarraban.

Me solté, me liberé,
de las ataduras del pasado,
de aquellos que no me merecían,
y me enfoqué en amarme a mí misma.

El contacto cero fue mi mejor opción,
aprender a desapegarme del dolor,
y abrir las puertas a nuevas posibilidades,
donde el amor pudiese florecer.

Solté tus recuerdos, tus promesas vacías,
y abracé la vida con entusiasmo,
sabiendo que merecía lo mejor,
un amor genuino, sincero y duradero.

Y en ese proceso de soltar,
me encontré a mí misma,
descubrí mi propia fuerza,
y aprendí a amar de una manera diferente.

Ahora, puedo decir con certeza,
que soltar fue mi salvación,
fue el camino hacia mi propia felicidad,
un punto y una parte de mi evolución.

Así que hoy, celebro la decisión de soltar,
aquellos amores que no eran para mí,
porque gracias a ello, encontré mi paz,
y finalmente, pude amarme a mí misma.

Porque soltar, es poner un punto y un final,
hacia una nueva era en mi vida,
donde el amor propio es mi guía,
y donde el verdadero amor espera.