muerte de amor

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La muerte de amor es el amor que quisimos contar,
quién quisimos aventurarnos por el mundo y por el bosque perdido.
Pero sin saber, sin pensar, que éramos desde dos distintos mundos.
Entendimos, luchamos para que aquel amor no se muriese,
pero qué pasó, ese camino de aquel bosque se incendió,
y nunca más pudimos encontrar el verdadero camino al Bosque.

La oscuridad cubrió nuestros pasos, las llamas consumieron nuestra pasión,
y sin poder evitarlo, la muerte del amor nos tocó y nos cegó a los ojos y al corazón.

Las lágrimas brotaron como ríos en nuestras mejillas,
cada paso se volvió una agonía, una tortura sin descanso.
Intentamos desesperadamente hallar la salida, el sendero de vuelta,
pero el fuego devoró nuestras esperanzas, nuestra fe se desvaneció.

El Bosque, alguna vez repleto de vida y promesas, se convirtió en un lugar desolado,
un laberinto sin fin en el que nos perdimos, sin hallar una respuesta, una solución.
La muerte de amor se adueñó de nuestro ser, alzando su trono en nuestras almas,
haciéndonos prisioneros de un amor que alguna vez fue brillante, pero que ahora era oscuro.

Los suspiros se convirtieron en silencios, las miradas perdieron su brillo,
y nuestras almas se marchitaron como flores sin agua.
¿Dónde quedó aquel amor que tanto anhelábamos?,
¿Dónde quedaron nuestros sueños y promesas de eternidad?

La muerte de amor nos robó la alegría, la felicidad se esfumó en el aire,
y quedamos envueltos en un vacío que parecía no tener fin.
Los abrazos se volvieron fríos, las palabras se convirtieron en murmullos vacíos,
y nos resignamos a aceptar que el amor que tanto ansiábamos había muerto.

Pero en medio de la oscuridad, siempre hay una rendija de luz,
una esperanza que se aferra a nuestras almas y nos susurra al oído.
Quizás, algún día, renazca ese amor perdido en un nuevo amanecer,
cuando el Bosque vuelva a cobrar vida y nos guíe de regreso a nuestro destino.

La muerte de amor nos lastimó, nos cegó y nos quebró,
pero no podemos permitir que nos robe la esperanza, la fe en el mañana.
Aunque hayamos perdido nuestra brújula, nuestra guía en aquel bosque,
aún podemos encontrar la ruta, el sendero que nos llevará de vuelta al amor.

Porque incluso en medio del caos y la desesperación,
siempre hay un rayo de luz que iluminará nuestro camino.
Dejemos que el dolor del pasado sea solo una lección,
y caminemos juntos hacia el futuro, donde un nuevo amor espera por nosotros.

La muerte de amor no será el final, sino el comienzo de una historia renovada,
un capítulo en el que aprenderemos a amar más profundamente, más sabiamente.
Y aunque hayamos sido cegados, nunca perderemos la capacidad de volver a encontrar el camino,
de reconstruir nuestras almas y permitir que el amor florezca una vez más.

alas de una escritoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora