La lucha contra la sombra

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Con el paso del tiempo y los días,
la energía se apaga, se esconde,
como un río que pierde su cauce,
como una vela que enfrenta el viento.

Un calor cabrón llena el ambiente,
el espacio parece encogerse,
y mi vida, perdida en este caos,
no sé si tiene sentido,
o si acaso se ha convertido
en una batalla sin fin.

¿Estoy enfermo? ¿Acaso llevo en mi pecho
una sombra que no tiene cura?
Tengo miedo, miedo de esa enfermedad,
la que arrebató a lo más preciado que tenía:
a ella, la madre que fue fuerza,
que luchó con uñas y dientes,
trabajadora incansable,
defensora de lo justo y lo bueno.

Recuerdo sus manos, firmes pero tiernas,
su voz, capaz de callar tormentas,
y su amor, un escudo eterno
que protegía a sus hijos
como un muro ante cualquier amenaza.

Nadie tocaba un pelo de nosotros,
porque ahí estaba ella,
una guerrera que enfrentaba al mundo
sin dudar ni un instante,
sin temerle al dolor ni a la muerte.

Y ahora, aquí estoy yo,
con el miedo pegado a los huesos,
con la incertidumbre latiendo en mi pecho.
¿Será que esa sombra también me alcanzará?
¿Será que mi cuerpo se convierte en un campo
donde la enfermedad quiere reinar?

Pero no.
Voy a ser valiente,
voy a luchar contra mi propio cuerpo,
voy a enfrentar esa enfermedad
como ella enfrentó la vida:
con coraje, con fuerza,
y con la esperanza de que cada día
es una oportunidad para vencer.

Buscaré en mis venas la luz perdida,
en mi piel la resistencia olvidada,
y en mi corazón, el eco de su voz,
que aún me dice: “No te rindas, hijo mío.”

Porque en esta batalla, no estoy solo.
Llevo conmigo su legado,
su amor, su ejemplo, su fe,
y cada recuerdo que construyó en mí
un refugio para el dolor.

Si ella pudo contra el mundo,
yo podré contra esta sombra.
Si ella transformó el miedo en fuerza,
yo haré lo mismo.
Porque ser valiente no significa no temer,
sino caminar pese al temor,
sostenerse aunque el suelo tiemble,
y seguir, aunque el horizonte se esconda.

Y cuando la noche caiga,
y el silencio me abrace,
recordaré que dentro de mí
vive la fuerza de una mujer
que nunca dejó de luchar.

Voy a ser valiente,
voy a encontrar esa enfermedad,
y si ella quiso arrebatarme todo,
le demostraré que no podrá quitarme
la esperanza de vivir y ganar.

alas de una escritoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora