Capítulo 6

311 39 0
                                    

Estacionando en el camino de grava fuera de los caminos maltrechos y hacia la cabaña que mi viejo me dejó, ya me siento diez toneladas más ligero.

Amo la ciudad, pero la mierda que veo en mi trabajo puede dejar una marca en el alma. Es bueno limpiarla de vez en cuando. Es terapéutico estar en la naturaleza.

YoonGi gime entre sueños, con el ceño fruncido por sueños turbulentos. Me estiro sobre el asiento para descansar una mano sobre su pecho cuando comienza a sacudirse un poco, las visiones que se apoderan de él, lo mantienen esclavizado.

Se queda quieto bajo mi toque, las líneas planchan su frente.

Su serena inocencia ahora se muestra en su forma dormida.

Es jodidamente hermoso de ver. Piel pálida, en contraste con su oscuro cabello salvaje rizado alrededor de las orejas, y una nariz recta que conduce a labios carnosos que lucen firmes y suaves a la vez.

Me duele el cuerpo por inclinarme y probarlos.

En una habitación llena de gente, puede obligar a un mar de personas solo con su presencia, pero estar a solas con él es algo completamente distinto. Cuando está despojado de su actitud y ego engreído, hay algo vulnerable y casi delicado sobre él, e intensamente seductor.

Levanto la mano para acariciar su mejilla, mis nudillos rozan la suave piel, provocando que se mueva en sueños y se ponga rígido bajo mi toque.

Su mano se extiende para tomar la mía. Dedos fuertes y largos se envuelven alrededor de mi puño.

—¿Qué estás haciendo? —pregunta con brusquedad.

Apartando mi mano de la suya, asiento con la cabeza hacia la cabaña.

—Ya llegamos.

Sentándose y moviéndose en su asiento, levanta las cejas y abre la boca.

—Vaya, es...

—¿Qué?

—Bonita, grande. —Sus labios se curvan brevemente en una sonrisa torcida.

—¿Pensaste que iba a ser una choza donde tendríamos que compartir un catre para mantenernos calientes? —pregunto con un bufido.

Responde a mi pregunta volviendo la cabeza hacia la ventana.

Mierda, sí él pensaba eso.

—Mi abuelo construyó este lugar con sus dos manos. Ha estado en mi familia durante mucho tiempo. Mi padre me lo pasó a mí. Me gusta venir aquí para descomprimir —le digo.

—¿Y traer aquí imbéciles que necesitan controlarse? —comenta, frotando sus palmas por su jean con ansiedad.

—Nunca he traído a nadie aquí. —Hago una mueca. La noticia parece sorprendernos a los dos.

Me detengo y apago el motor, pero no me muevo para salir.

—No quiero que sientas que esto se te impuso, o que eres un prisionero aquí. Tienes que querer estar aquí. ¿Entiendes lo que te estoy diciendo? Quiero ayudarte.

El camión se queda en un silencio sepulcral. Mi corazón comienza a latir con fuerza mientras se toma su tiempo en decidir si está listo para esto.

Para mí.

Si quiere volver, lo llevaré, pero será difícil librarme del deseo que tengo por este maldito chico.

Mis manos se aprietan en el volante para evitar agarrarlo y ladrarle:

—Dime que estás listo, muchacho, porque aquí vengo.

—Quiero estar aquí —dice finalmente en un tono suave.

G M OT [ggukgi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora