Capítulo 06

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Jungkook.




La veía moverse sobre mí y me era imposible separar los ojos de su rostro contraído por el placer. Tampoco podía evitar los gemidos y jadeos que escapaban de mí cada que la sentía rasguñar mi pecho, odiaba el hecho de ser tocado cuando tenía sexo con alguien, pero las manos de Kim Adara se habían vuelto doradas para mí, donde sea mierda que tocara, yo tenía una reacción.

Como esa tercera regla absurda de Newton; toda acción tiene una reacción.


—Lento, nena, lento... —Dije con la voz temblorosa. El cuerpo de ella temblaba con cada movimiento que hacía, resultado de seis orgasmos en total, el temblor en mi voz era resultado de cuatro orgasmos, en mí, eso ya era un récord. Mi cuerpo se quemaba, pero no sentía alivio en cada ocasión que terminaba, necesitaba más y ella no se negaba —Aun no quiero terminar... lento, Adara.

Tomé sus caderas y la obligué a ir lento. Ella soltó un suspiro tembloroso mientras su cabeza caía hacia atrás, sonreí con suficiencia al ver su cuello, clavículas y pechos llenos de mordidas, chupetes y rasguños accidentales.

La última semana nos habíamos puesto algo... intensos, había sido imposible mantener mis manos lejos de su cuerpo, y había sido algo brusco con las mordidas, aunque ella no se quedaba atrás, mi espalda ardía cada que tomaba un baño o cuando me vestía.

Desde que habíamos tenido sexo aquella primera vez en mi oficina, habíamos adquirido cierto gusto por tenerlo en donde fuera, no era difícil, vivíamos en el mismo lugar...


—¡Jungkook! —Alzó la voz cuando subí sus caderas y la dejé caer fuertemente sobre mi miembro, la sentí temblar. Volví a alzarla y ahora fui yo quien comencé a elevar mis caderas para embestirla rápidamente, el sonido húmedo provocaba más excitación.

La escuché gritar, la vi temblar justo cuando sentí como su interior me apretaba. Fue cuando tuve mi quinto orgasmo, gruñí fuertemente sintiendo como me dejaba ir dentro del condón, mis piernas temblaron cuando me quedé quieto sobre mi cama.


—Dios... —Exhalé con la respiración agitada. Cuando la miré le sonreí cansado, había comenzado a llamarme por mi nombre y no se lo había negado, había dejado que entrara a mi cama —Tiemblas.

—¿Por qué será? —La ayudé a alzarse para que yo saliera de su interior, solté una risilla cuando fui consciente de cómo sus fluidos se escurrían por sus muslos hasta terminar sobre mi abdomen —Lo siento...

—Está bien —Me arrastré hasta un costado de mi cama para tomar mi camisa y limpiarme con ella, Adara se sentó sobre la orilla de la cama y peinó sus cabellos negros.

La había notado así varias veces.

—¿Qué pasa?

—Nada. Voy a bañarme y a dormir, son las cuatro de la mañana... —Intentó tomar su blusa, se la quité de las manos y volví a acostarme —No comiences, es muy tarde para tus juegos.

—Piensas en Libia, ¿no? —Ella me miró.

—No va a volver.

—Va a volver, eso te lo prometo. No sé por qué, pero eras importante para ella...

Inexorable J.JK +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora