Capítulo 12 : fiesta y éxtasis

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IRENE REYES 

El despertador suena estridentemente, arrancándome de un sueño demasiado corto. Con un suspiro, me deslizo fuera de la cama y me enfrento al día que me espera. Hoy es mi primer día de pasantía en el estudio de cine, y los nervios revolotean en mi estómago como un enjambre de mariposas agitadas.

Me apresuro a vestirme, tratando de mantener la compostura mientras mi mente se llena de expectativas y ansiedades. Casi tropiezo con mis propios pies mientras corro por la casa, buscando mis llaves y mi bolso entre el desorden de mi vida.

Finalmente, con un suspiro de alivio, salgo por la puerta y me encuentro con mis amigos, quienes me esperan afuera en el auto. Su energía contagiosa es como un bálsamo para mis nervios mientras nos dirigimos juntos al estudio.

El trayecto está lleno de risas y conversaciones animadas, aunque mi mente sigue girando en torno a lo que me espera en el estudio. Mis amigos y yo hemos conseguido una pasantía en el corazón mismo de la industria del entretenimiento, y cada latido de mi corazón resuena con emoción y anticipación mientras avanzamos por las brillantes puertas del estudio.

El entorno es como un sueño hecho realidad: cámaras gigantes en trípodes, luces parpadeantes que iluminan los escenarios y el zumbido constante de la actividad creativa. Me siento abrumada por la magnitud de todo, pero también llena de una determinación ardiente. Este es el lugar donde pertenezco, donde mis sueños finalmente tomarán forma tangible.

Sin embargo, en medio de la emoción, mi corazón está lleno de preocupación por la discusión que tuve con Ben la noche anterior. Le dejé un mensaje diciéndole que no podría ir hoy, una decisión que me angustia más de lo que estoy dispuesta a admitir. No he tenido la oportunidad de contarle sobre la pasantía, y la idea de enfrentarlo después de nuestra disputa me llena de ansiedad.

Pero una vez dentro del estudio, me dejo llevar por la adrenalina y la emoción del momento. Me sumerjo en el trabajo con mis amigos, absorbida por cada tarea y desafío que se nos presenta. Por un momento, puedo olvidarme de mis preocupaciones y perderme en el mundo mágico del cine.

Al final de la jornada, salgo corriendo del estudio hacia la fiesta de Agnes, con el corazón latiendo con fuerza en mi pecho. En el camino, compro un ramo de tulipanes rosas, sabiendo que le encantan, y saco el regalo que le compré días atrás de mi mochila.

Llego a la casa de Ben con energía y una sonrisa en el rostro, lista para sumergirme en la celebración del cumpleaños. Es ella quien me abre la puerta, con una sonrisa radiante que ilumina su rostro. Me arrodillo para abrazarla y darle un beso en la mejilla, sintiendo el calor reconfortante de su abrazo.

Agnes acepta las flores y el regalo con entusiasmo, sus ojos brillando de emoción mientras se aleja corriendo para unirse a la fiesta. 

Ben aparece justo en el momento en que Agnes se aleja con su regalo, una sonrisa de medio lado adorna su rostro cansado pero cálido. —Gracias por venir—me dice con sinceridad, acercándose para darme un abrazo.

Toda la ansiedad y la angustia que había estado sintiendo se desvanecen al sentir sus brazos rodeándome. Caigo rendida a sus pies una vez más, envuelta por su aroma reconfortante mientras me abraza con fuerza. Sonrío y le doy un beso en la mejilla, dejando que la calidez de su abrazo me reconforte.

—Veo que ya no me necesitas, te luciste con la fiesta—le comento mientras entramos a casa, intentando romper la tensión con un toque de humor.

Él sonríe, tomando mi mano con ternura. —Siempre voy a necesitar tenerte en mi vida.

Caminamos juntos de la mano hacia el jardín trasero, donde los niños están correteando y riendo. Me detengo por un momento y le digo que necesito hablar con él.

DESTINO CRUZADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora