ℂ𝕒𝕞𝕓𝕚𝕒𝕣 |𝕊𝕖𝕧𝕖𝕣𝕦𝕤 𝕊𝕟𝕒𝕡𝕖 𝕪 𝕃𝕚𝕝𝕪 𝔼𝕧𝕒𝕟𝕤

32.- Hacerse amigos

L. E

La pesada puerta de madera con sus bisagras oxidadas colgaba cerrada ante Lily, más intimidante y grande para ella ahora que el jueves pasado. Nadie nunca prestó atención a las puertas, realmente era simple; ábrelo, entra y luego ciérralo. Pero aquí estaba ahora memorizando cada grieta y cada diseño grabado en la puerta. La manija de hierro negro estaba desgastada por años de manos de estudiantes abriendo y cerrando la puerta. Sabía que era una tontería memorizar los diseños de una puerta, pero tal vez fuera la última vez que se encontrara con Snape para su sesión de estudio, si es que se llamaban así. Probablemente querría poner fin a sus reuniones por lo que había ocurrido. Se llevó la mano a la cabeza instintivamente, la conversación en la sala común de Gryffindor antes de irse la había dejado con un sentimiento de culpa.

"¿Me estás diciendo que te caíste por las escaleras? Cinco años has ido a esta escuela y de repente caes en ese escalón. Es difícil de creer", Macmillian le estaba dando una mirada dura que le dijo a Lily que sabía. ella estaba mintiendo.

"Sí, me acabo de caer por las escaleras. Supongo que de prisa", había explicado Lily.

James y Sirius sorprendentemente habían olvidado la discusión que habían tenido ese día con ella y en lugar de eso la estaban preguntando sobre lo sucedido. Parecía que todos dudaban de su historia de la caída por las escaleras.

"¿Podemos al menos ver cómo se ve?", preguntó James.

"¡No!" Ella estaba horrorizada.

Quitarse el vendaje revelaría exactamente quién era el responsable y tener la palabra sangre sucia grabada en la cabeza era algo que no valía la pena presumir. Todo el mundo la compadecería y eso era lo último que quería.

"Por supuesto que no voy a mostrarte mi cabeza, simplemente déjala caer".

Macmillian la estaba mirando y Sirius miraba fijamente su cabeza como si pudiera ver a través del vendaje. Ciertamente se sentía como si pudieran ver a través del vendaje, la espantosa palabra que ella había prometido nunca dejar que la afectara, y aquí estaba ella, muy afectada por ella.

"Lily, puedes decirnos que lo sabes", la voz de James era sorprendentemente suave y por un momento ella sí quiso decírselo. Para liberarse de la carga de guardar secretos durante demasiado tiempo.

Ese impulso residió rápidamente cuando la idea de cuál sería el resultado de lo que ella le dijera cruzó por su mente. No estaría nada bien. El temperamento de James era algo que no quería que nadie encontrara, ya sea que le hubieran hecho mal o no.

"¡Te lo dije! ¡Me caí! No hay nada más que contar", suplicó Lily en ese momento y se dieron cuenta de que ella no iba a contarlo.

Uno a uno la dejaron en la silla junto al fuego y se fueron a hacer otra cosa. Macmillian había sido la última en irse, saliendo furiosa del agujero del retrato con su escoba a cuestas. Los de primero y segundo se apartaron de su camino como si pudieran ver la ira que irradiaba de ella. Macmillian era la última persona a la que quería mentirle, especialmente porque era la única persona en quien confiaba el resto de los secretos sobre Snape. No se sentía bien, pero sabía que era la decisión correcta y quién sabía cómo reaccionaría.

Ahora aquí estaba ella, frotando su mano contra el suave vendaje blanco preparándose para el sermón de Snape o diciéndole 'Te lo dije' porque no hizo caso a su advertencia. Algo, se dio cuenta, debería haber hecho cuando él se lo dijo hace semanas.

Con un profundo suspiro, abrió la puerta y entró. La cabeza de Snape inmediatamente se levantó de su libro y caminó rápidamente hacia ella. Ella pensó que estaba preparada para la conversación, pero al verlo acercarse con una mirada de preocupación y tristeza, supo que ni siquiera se había acercado a prepararse. De hecho, ya ni siquiera tenía confianza.