Presagios Históricos (Fictober 2023)

Lo que un inspector hace en su día libre.

Un día en el que no había nada particular por hacer y en el que hacía un buen clima, sorpresivamente soleado, tras beber un poco de chocolate, se puso ropa en colores brillantes, ropa fresca y que iba muy bien con su estilo, nada que ver con la ropa que usaba cuando estaba en su "anterior trabajo".

Salió de la librería, tras tomar una tote bag con un diseño extraño de gatos en color negro, un regalo de Nina la dueña de la cafetería, tenía una apariencia bastante adorable.

Al salir cerró todo muy bien, no quería un regaño del traidor gruñon, que se la pasaba mucho tiempo fiscalizando cada una de las cosas que hacia, así que aquel día se le había tomado como día libre, dejando una nota para el demonio si es que se aparecía por la librería.

Sr. Traidor (tachado) Crowley
He salido a pasear un poco,
la librería está bien cerrada.

Muriel.

Después de que dejó pegado el cartelito en la entrada de la librería, al lado del letrero habitual de los extraños horarios de atención, comenzó a caminar, respirando profundamente mientras se alejaba de la ajetreada zona comercial, hasta que comenzó a perderse por calles más solitarias, las zonas residenciales eran las que más le gustaba andar. Tenía un encanto ver las casas de los humanos, cada uno tenía detalles que dejaban ver la personalidad de todos estos.

Su caminata habitual se detenía en el parque del Soho, era un lugar ampliamente visitado, pero nadie molestaba a nadie, así que ha Muriel le gustaba ir a tomar asiento a una de las bancas, sobre todo las cercanas a la pequeña choza detrás de la estatua a Carlos ll.

Si no fuera porque se vería extraña, como le había dicho Maggie, hubiera estado ahí días enteros sin siquiera moverse, era una vista maravillosa y tranquila, le gustaba estirarse un poco y respirar profundamente sin hacer absolutamente nada.

Aunque aquello podría resultar para algunos algo solitario, la verdad es que a Muriel le resultaba lo mejor que le había pasado en todos sus milenios de vida, en las oficinas celestiales, sólo podía andar de un lado a otro con una pila de papeles que a nadie le importaba, solo acudían con dudas que fácilmente se resolvían a su oficina.

Así que siempre se sintió algo atrapado en aquella burocracia, ahora experimentaba una cierta libertad que siempre deseo tener y que de ninguna forma obtendria, y al fin tenía lo que habia deseado. De su bolsa tomo un bocadillo, le había costado mucho consumir alimentos humanos, pero cuando comenzó a hacerlo lo hacía con la misma frecuencia de las personas.

Bebió un poco de agua y tras un rato de estar ahí sentada, se levantó y comenzó a andar de nuevo de manera lenta por las mismas calles que había llegado al parque, le gustaba ver lo mismo con distinta luz, ahora con la gente que llegaba de sus trabajos y los niños corriendo por las calles tras terminar las tareas escolares.

Cuando iba llegando a la zona de la librería, pudo ver al traídor esperando, ahora lucia un poco más sobrio, ya vería que historia le tendría hoy.