El verdadero color del amor.

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La cabeza comenzó a darle vueltas, sentía náuseas por los nervios y el estrés por todo lo que se decía en ese momento, cerro los ojos y al abrirlos vio como se formaban lágrimas al borde, amenazando con deslizarse por las mejillas de con quién discutía. Cuando cada uno tomo un rumbo separado, pensó en aquellos ojos de nuevo.

En el amarillo de sus ojos.

Había un ligero amarillo en toda esa belleza recién creada, era tan leve que se perdía en colores como el azul y el violeta, tan explosivos en el basto universo que estaba siendo construido, siendo sinceros, él tampoco noto ese color en ese momento, hasta que hizo memoria de aquel momento.

El color se hizo presente en la creación de Dios, en el Edén había frutos, flores, hojas, animales, todo en distintas tonalidades de amarillo; para ser un color tan presente en la naturaleza hasta aquel momento no diría que era un color hermoso.

Pero desde que lo vio en sus ojos, todo cambio, de manera discreta comenzó a llevar ese color a su día a día, un poco de amarillo en su ropa, en las plumas, en la armazón de los lentes, una habitación donde guardaba sus manuscritos más importantes.

El amarillo se convirtió en una pequeña obsesión para él, había largos periodos de tiempo en el que no se veían, ambos tenían un montón de cosas por hacer en el mundo, así que cuando había pasado mucho, se encerraba en la habitación amarilla y ahí leía todo lo que tenía pendiente.

Hasta el fondo de pantalla de su vieja computadora, era una imagen simple en color amarillo del amarillo correcto que llevaba Crowley en los ojos.

Aunque pudo haberse obsesionado con el rojo de su cabello, es que el tono de este siempre variaba, dependía mucho del estado de ánimo, sin embargo el amarillo permanecía del mismo tono sin importar el humor de Crowley, que por lo general era estar enojado con todo y todos.

La verdad es que el demonio no lo sabía, pero le había salvado en más de una ocasión sin siquiera proponérselo. Cuando estaba nervioso le gustaba mirar directamente a los ojos de este y cualquier duda se le diluía hasta desaparecer por completo. Quizá con ese acto Crowley podría pensar que no le tenía fé, pero la verdad es que le tenía más fe y confianza que a ninguno de sus aliados.

Era extraño como solo con ver a sus ojos, Aziraphale se pudiera atrever a hacer cosas que nunca pensó hacer, se rebelo tantas veces en contra de los cielos, nadie sospecharía que era por un simple color, que para él de simple no tenía nada.

¿Tienes una idea de cuánto me gustan tus ojos?

Lo pensó cientos de veces a lo largo de los años en los que se conocieron,  a veces debía de morderse la lengua para no decirlo, quizá si lo decía Crowley no se quitará los lentes jamás.

Y eso era lo que más le gustaba a Aziraphale, que los ojos del demonio parecían ser solo para él, ese amarillo que siempre miraba y muy poca gente lo hacía.

¿Llegaría el momento en el que podría tomar la mano de Crowley, le miraría a los ojos y podría decirle, cuánto le gustaban sus ojos?

Presagios Históricos (Fictober 2023)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora