Esos ojos (Editado)

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Narra Liv*


Nos habitamos sentado en una esquina de aquel lugar, era todo lo contrario a lo que estaba acostumbrada, o tal vez si era igual pero sin mi madre diciéndome a donde ir o que hacer, me parecía todo diferente. Edgar no paraba de hablar mal de todos incluso de las tipejas esas que solo se la pasaban molestándome. Había decidido que ellas no me harían enfadar aunque las muy perras se hubieran robado mis zapatillas una hora antes de la ultima clase, por suerte siempre tenia un par en mi bolsa.


-Oye Lily que vamos a tomar?! tu eres la experta en esto- dije con una sonrisa sincera y burlona.


-Ahh pero que quieres decir que soy una alcohólica?!- hizo un gesto dramático digno de un tony- bueno vale ya todos me conocen saben que si es mi especialidad.-dijo riendo.


-Ay no se te ocurra darnos una mezcla de algo raro eh Lily que tenemos clase mañana a las 10.- dijo Marissa en tono de advertencia.


-Por dios!!! no me lo recuerden. -dijo Edgar que por supuesto era el rey o mas bien reina del drama aunque la verdad ya estaba empezando a acostumbrarme.


Nos habían citado en el auditorio de la escuela a las 9:45 de la mañana en un sábado, para así disponernos a una clase de dos horas en nuestro primer fin de semana, yo solo asentí sonreí y me mordí la lengua, solo quería gritar a los cuatro vientos que quería morirme por tener que hacer mas flexiones o estiramientos pero bueno dicho esto era mi primera semana no podía quejarme ya que mi vida seria así durante los próximos tres años.


-Oigan iré por una ronda a la barra esperen aquí.-dije en voz alta y me adentre al tumulto de gente a empujones ya que nadie queria moverse del lugar.


-Vaya pero si la novata nos sorprende cada ida mas- declaro Edgar a lo lejos.


No podía disimular mi sonrisa pues me había hecho reír esto ultimo que dijo y vaya que era cierto, hasta yo me sorprendia a veces de muchas de las cosas que ahora puedo hacer sin tener que pensar en los demas salvo en mi.


Me abrí paso entre la gente hasta que llegue a la barra, trate de pedir los tragos pero el sujeto que atendía parecía no escucharme y por supuesto que una dama no puede gritar asi que decidi esperar. Algo curioso de ese momento es que sentía que alguien me miraba pero que tontería si no conocía a nadie ahí. Y entonces voltee a mi izquierda y ahí encontré unos ojos, por dios eran azul claro lo podía jurar pero con esta luz lucían diferentes, eran penetrantes , inquietantes maldición eran sexies, le pertenecían a un tipo alto, rubio y me sonrió en ese instante, yo no podía hacerlo pues algo en mi se sentía extraño no sabia que era pero me quemaba, bien podía decir que todo el vello de mi cuerpo se erizaba incluso hasta el de mi nuca, no se porque lo hice pero remoje mis labios y entre abrí mi boca, la sentía como se me secaba al verlo, no pude disimular pero mi mirada se desvió a su cuerpo, ay ayúdame dios mio si estaba hecho por los dioses, alto guapo y fornido todo en uno y me miraba a mi, solo ami y por un instante podía jurar que solo eramos los dos en ese lugar.


Ya estaba otra vez imaginando cosas, igual y no me sonreia a mi de la forma en la que yo queria creer, quiza era de esos tipos que venia casi todos los fines de semana a ver si levantaba un buen rollo y se encamaba con alguna chica facil que le resultara en la noche. O pero ya estoy en eso otra vez, la juzgadera de la gente como es habitual en mi caso, aunque no esta de mal que lo haga, aun recuerdo que solia ser muy ingenua.

DE LA NADA AL CIELO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora