Capítulo 5

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Cuando nos falle la memoria y solo queden las fotografías, que se me olvide todo menos que tú eres mía. Cuando los años nos pesen y las piernas no caminen, los ojos se nos cierren y la piel ya no se estire. Cuando lo único que pese, sea lo que hicimos en vida y aunque nada de esto pase... Eres el amor de mi vida...

🪐

La noche ya había caído, un buen clima les acompañó aquel día y aunque ambos estaban nerviosos, él por lo que iba a hacer y ella porque algo sospechaba, supieron alejar los nervios y disfrutar de aquel viaje tan íntimo. Porque volver a Antalya fue una decisión que tomaron de forma precipitada, Misho se lo prometió a Miki y aunque él nunca se hubiera visto en aquella situación, conocer a Gala supuso un cambio en su vida. Le llevó a tomar decisiones que antes igual no hubiera hecho. Con el paso del tiempo fue dejando atrás lo que una vez pensó y se dio el gusto de dejarse llevar. No fue fácil, sobre todo, en aquellos momentos en los que se replanteó dejarlo todo, alejarse y no recaer de nuevo en aquel bucle que no le dejó ser él. Alejarse y no volver, aquella fue su primera y a priori, única opción, pero claro no contaba con enamorarse. Y por más que lo intentó no pudo hacerlo, ella insistió, lo buscó a pesar de todo, volvió, pero entonces todo se volvió caótico. Encontrar ese equilibrio que les faltaba fue clave para poder intentar algo que desde un principio no tenía un futuro claro.

— Es muy bonito —sonrió Gala sintiéndose plena —. Estar aquí es un sueño.

— Lo es —dijo él mirando a su alrededor —. Y es más bonito así, que no hay tanta gente —Misho rodeó los hombros de Gala con su brazo y depositó en suave beso un su sien derecha —. ¿Estás contenta? —le preguntó a sabiendas de que era el sueño de ella estar allí.

— Muchísimo, no me creo que esté aquí la verdad —se mordió el labio.

The land of legends aquel lugar que no hubiera sabido de su existencia de no ser por Tiktok, era un lugar de ensueño para aquellos que supieran encontrarle su encanto. Un parque temático inusual, una zona muy distinta a las demás, la zona perfecta para pasear de noche y sentir que estás en un sueño.

— ¿Nos subimos en la barquita? —le propuso Gala, Misho hizo como que dudaba, pero en realidad quería subirse en la barca —. Me tienes que grabar vídeos bonitos.

— Aquí el que se dedica a redes sociales soy yo —trató de picarla, Gala rodó los ojos.

— Luego si quieres te grabó un vídeo romantizando tu vida —comentó ella con retintín.

Misho soltó una carcajada y volvió a darle un beso. Entrelazaron sus manos y caminaron por los alrededores disfrutando de la compañía del otro y hablando de todo tipo de temas. Gala prestó atención a todo lo que el búlgaro le iba contando, siempre le encantó escucharlo hablar de su mundo y aunque ella siempre quiso mantenerse al margen, le encantaba todo lo que estaba relacionado con el mundo de las redes y vivirlo tan cerca, pero desde el otro lado, fue una experiencia muy grata.

— ¿Cuántas publicaciones de publicidad vas a subir esta semana? —vaciló ella, él le sacó el dedo.

— Mínimo una, estoy esperando a que me confirmen la segunda —comentó él de forma seria —. No sé de qué te ríes —se hizo el ofendido en cuanto Gala comenzó a reírse.

— De nada en específico, simplemente es la situación, me ha provocado risa, nada más —se encogió de hombros —. Ya sabes que me encanta hacerte las fotos, si al final comparto contigo todo, hasta tus gustos y eso que antes me espantaban.

— La convivencia hace estragos —él le dio un beso en los labios y ella sonrió —. Ojalá y te decidas pronto —susurró él, ella asintió.

La opción de que Gala se mudara a Madrid cada vez iba cogiendo más peso. Ella sabía que sus días en Barcelona estaban contados, pero despedirse iba a ser muy duro, en la capital catalana encontró su hogar, uno que fue testigo de muchas vivencias a lo largo de esos casi diez años allí. Fue duro tomar la decisión porque marcharse de Barcelona suponía renunciar a un montón de cosas a las que, a priori, se negaba. Decir adiós no es fácil, pero a veces es necesario y forma parte del camino. Decir adiós a aquello que te hace feliz a veces es la mayor prueba de amor que puede existir. Renuncia para avanzar. Él no lo sabía, pero ella ya había tomado la decisión de dejar atrás su vida en Barcelona y comenzar una nueva con él en Madrid. Y si no se lo dijo, y esperó un poco más de tiempo, fue para asegurarse de que estaba tomando la decisión correcta.

Se subieron en una de las barcas, Gala miraba asombrada el lugar, admirando cada detalle y sintiendo que aquel día no lo iba a olvidar nunca. El búlgaro agarró su móvil y le hizo todas las fotos y vídeos que ella quiso. Verla así de feliz después de todo, fue algo que le llenó por completo. Dejó el móvil apoyado en una esquina, aprovechando  que ella estaba distraída. Respiró hondo y justo cuando estaban pasando por debajo de las luces, le tocó el hombro. Gala se giró y en cuanto sus ojos conectaron, el búlgaro se arrodilló y sacó un anillo de su bolsillo. Gala negó tapándose la boca con las manos, en aquel momento se sintió el centro de atención algo avergonzada.

— Estás loco —murmuró.

— ¿Te quieres casar conmigo? Otra vez, pero esta vez a lo grande.

— Claro que quiero —ella asintió con la cabeza y lo abrazó.

Se dieron un beso en los labios sintiendo como poco a poco su relación iba cogiendo forma. Cuando se casaron la primera vez fue todo tan precipitado que no se realizó la pedida finalmente. Y aunque a ella le dio igual, en el fondo soñaba con ese día. Y Misho lo sabía, era plenamente conocedor de la ilusión que le hacía a su chica que le pidieran matrimonio. Aunque Gala siempre le dejó claro que no quería nada extravagante, algo discreto e íntimo y aunque no fue el caso, para ellos dos fue la mejor pedida que pudieron tener.

— Te quiero —ella rodeó el cuello de él y le dio un suave beso en los labios.

— Y yo a ti, Galita —le retiró el pelo de la cara y sonrió mirando el cielo —. Por ti —lanzó un beso al cielo mientras controlaba las emociones.

— Es muy bonito lo que has hecho —comentó ella —. Gracias por cumplir la promesa, gracias por traerme a aquí, gracias por hacer de este día tan especial.

— No me tienes que agradecer nada, cariño. Quieras o no, te conozco y sabía que esto era lo que querías. A veces no hace falta que me lo digas con palabras, sé perfectamente lo que te gusta y lo que no.

— Por fin —asintió ella mordiéndose el labios.

— El interés —comentó él, ella asintió —. No sé trata de insistir, sino de ser constante —aquella frase se le quedó grabada en la mente desde que ella se la dijo por primera vez.

— Nunca fui partidaria de las segundas oportunidades, pero contigo fue diferente y ha merecido la pena.

...

Hola!! Perdón por haber estado taaaanto tiempo sin actualizar, pero llevo dos semanas súper caóticas y no me da más vida. En un principio hoy iba a haber doble actualización, pero finalmente se va a quedar en una porque no he tenido tiempo de más. Ojalá y esta semana pueda subir los capítulos finales de la historia, quiero (y espero) dejarla acabada en Noviembre. Queda ya nada para el final y tengo sentimientos encontrados, por un lado quiero finalizarla, pero por otro no, por todo lo que ha supuesto para mí esta historia. Muchísimas gracias por estar aquí y por leer la historia!!!

Cúrame ▪︎ MISHO AMOLIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora