Capítulo 8

1.1K 63 6
                                    

Saliste corriendo rumbo a la casa de Cara, dejando a Dylan boquiabierta por no justificar que te ibas.

Te sentías pésima y tan enamorada como nunca antes. Viste a Cara sentada fuera de su casa, con un cigarrillo en la mano, Dios, como detestabas que fumara.

— Cara yo... — Te acercaste con cuidado de cualquier reacción que ella pudiese tener, pero en vez de hacer lo que temias, te miró a los ojos y tu miraste los suyos. Estaban brillosos, como si se hubiera puesto a llorar y al verte se secó los ojos. Pero la verdad, apenas comenzaba a hacerlo.

— No quiero arruinar esto tan rápido. Fue muy estúpido haberme comportado de esa manera. — Las lágrimas brotaban alrededor de sus ojos, su labio inferior temblaba cada que intentaba hablar.

— No pasa nada. — Tomaste su cara entre tus manos y limpiaste sus lágrimas con tus pulgares. Te inclinaste un poco sobre ella y la besaste.

— ¿Estamos bien entonces? — Te abrazó.

— Mejor que nunca. — Abrazaste su cabeza contra tu abdomen y acariciaste su cabello.

Se mantuvieron de esa manera un rato más, hasta que ella te propuso entrar a la casa.

Estabas evitando entrar a su casa, a solas con ella. Temías de que el "siguiente paso" llegara de imprevisto.

— Ven. — La seguiste de cerca, llegaron a su habitación. Se te heló la sangre de pensar cualquier cosa referente a eso. Ella se acercó, tomó tu cintura e inclinó un poco el rostro para besarte.

Llevaste tu cabeza hacia atrás, pero ella movió su cabeza hacia adelante para asi poder besarte.

— Cara, aguarda. — Pusiste tus manos en sus hombros.

— ¿Pasó algo? — Retiró un mechón de tu rostro.

— Es solo que...yo... yo... yo no creo estar lista para esto. — Miraste hacia abajo con vergüenza.

—Hey, no te traje a mi habitación para eso. — Levantó tu mandíbula con su mano y te miró a los ojos. — No quiero que te sientas presionada a hacerlo. ¿Vale?

— Vale. — La abrazaste. Pusiste tu cabeza bajo su mentón mientras la abrazabas. El aire de su nariz golpeaba cálidamente tu cabeza, haciéndote cosquillas.

— Aguarda un segundo. Iré a quitarme esto. — Apuntó su camisa, sus jeans y sus zapatos.

Sacaste tu celular. Era el momento de decirle a Ruth que Cara y tu estaban en una relación.

Viste ropa volar hasta llegar a la cama, y guardaste tu celular. Era mejor hablar con Ruth en persona. Y, el momento era más interesante.

— Ya. — Sonrió y se alisó la playera con la mano. — ¿No quieres cambiarte la ropa?

— No traigo ningún cambio. ¿Y para que quisiera cambiarme?

— No vuelvo a improvisar una pijamada contigo. — Intentó hacerse la digna, pero la risa le ganó y empezó a reirse. — Ahora anda. Toma lo que quieras.

Tomaste lo menos extravagante y lindo que encontraste en su armario, realmente no querías parecer una novia encajosa. Doblaste tu ropa y la pusiste en un pequeño apartado de madera que había vacío.

Saliste con confianza del vestidor hacia la sala. Cara estaba fuera de la casa, pudiste reconocer su silueta perfecta a través de la ventana de la sala, pero había una silueta más. Y no podías identificarla.

Comenzaste a pensar en quién podría ser el dueño o la dueña de aquella silueta. Ruth definitivamente no, Ashton hubiera sido asesinado al pisar la acera frente la casa de Cara. Un rotundo no. ¿Gina, Trevor, Dylan? Tal vez la famosa Taylor. Morías de curiosidad.

Estabas observando tras la cortina, viste la silueta de Cara acercarse y te sentaste en el sillón.

— Disculpa. — Se sentó a un lado de ti, notaste la seriedad en su voz y te confundió.

— No te preocupes. ¿Quien era?

Se levantó del sillón para sentarse cruzada de piernas en el. Te sonrió e hizo su cabello hacia atrás con la mano.

— Dylan. — Se mordió el labio mientras volteaba a otro lado. Sabías que se sentía decepcionada de cierta manera, celosa, enojada. Te sentirías igual en su lugar.

— ¿Y que quería aquí, amor? — Le intentabas dejar claro que no te importaba ni Dylan ni nadie mas que no fuese ella.

— Quería a alguien. Te quería a ti.

— Lástima por ella. Yo ya estoy muy bien contigo.

Ella se sonrojó y sonrió.

— El punto aquí es que ella no me agrada solo por que sí.

— No te estoy entendiendo Cara.

— Sé lo que ella te hizo hacer en un pasado. También sé que fue tu novia y que no fue la relación mas conveniente. ¿Cierto?

Suspiraste antes de decidirte a contestarle.

— No lo fue. — Dijiste entre dientes y con la cabeza agachada. — ¡¿Cómo carajo sabes todo lo de Dylan?!

— Le pedí a Ruth que me contara. Y ahora que se todo lo que pasa contigo tendré que tomar mas cuidado de ti. ¿No lo crees?

Suspiraste. Era muy probable que ella supiera sobre tu pasada anemia y tus tendencias a dejar de comer. Estabas acabada, realmente ahora te sentias bien haciéndolo, aunque en un principio era lo mas difícil que habias hecho.

(...)

Cara estaba en la cocina, y tu estabas en su habitación, en pijama y viendo la tele entre las cobijas.

— ¡Amor, los hot-cakes estarán listos en muy poco!

— ¡Vale!

No estabas decidida a comer o no. Desde que comenzó este desorden sentías que cada bocado quemaba al pasar por tu garganta, atascandose en tu estómago, haciéndote ver gorda. Como antes.

— ¡Ta-ran! — Cara estaba en el umbral de la puerta, con un plato de aproximadamente 10 hot-cakes, totalmente cubiertos de miel. Calorías.
Estabas cediendo de nuevo ante aquellos pensamientos, alguien te había sacado de ellos, pero te abandonó cuándo mas la necesitabas y te hizo decaer.

Cara tenía una mancha de harina en la nariz y en la mejilla. Las limpiaste y ella te besó.

— ¿Que tal se ve esto?

— Deliciosos, linda ¿Podemos comerlos después?

— ¿Qué? ¿Por qué?

Guardaste silencio. Cara no comprendía la situación, y tu no habrías de explicarle que habías dejado de comer. La tristeza se asomaba en el rostro de tu novia, y te sentías de lo peor. De hecho, dolía mas que todos esos bocados forzados que dabas antes.

— No estás comiendo. ¿Verdad?

— Claro que lo hago. Pero ahora no tengo hambre.

Una lágrima corrió por la mejilla de Cara. La abrazaste, pero ella te alejó.

— Vamos Cara.

— ¿Por qué te haces esto? — Su voz seguía tranquila.

— Cara, yo... — Agachaste la cabeza.

— Es por Dylan.

Apretó los dientes con fuerza.

— Es... es por ti. — Murmuraste.

Deep Eyes |Cara Delevingne|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora