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Spreen estaba caminando tranquilamente, viendo como la nieve caía, como los pájaros volaban tranquilamente, y como un niño corría.

—Pará, y eso?— Dijo Spreen mientras iba hacia esa criatura. —Che, pibe, qué haces acá— Preguntó, mientras seguía caminando, hasta que se dio cuenta, que era una niña, una hibrido de oso, de pelo azabache...


La niñata lo miró, en silencio por unos cuantos segundos antes de hablar.

—Por qué tenés la bufanda de mi papá Rubius?— Preguntó la niña mientras veía a Spreen con algo de odio. —Hablá. Quien sos?— Preguntó otra vez.


Spreen estaba quieta en silencio, mirando a esa chamaca, hasta que se acercó más para verla más de cerca, dandose cuenta que era ella, pero... cómo puede ser? —Che, vos sos yo.— Dijo tranquilo, antes de la niña le salte, haciendola caer.


Si, desde niña era peleadora y capaz de tirar a un adulto, con la posibilidad de romperle una costilla.

—Eu! Bajate, pendeja!— Le dijo enojado Spreen, tratando de sacarse de encima a esa garrapata. Mientras tanto el otro monstruo estaba sosteniendose tan fuerte que era casi imposible sacarsela de encima.

—¡¿Quien sos?! Habla!— Casi le grita, a punto de pegarle una buena piña en la nariz.


Pero justo antes, Spreen escuchó pisadas, y al mirar, vio a alguien grande, con un sombrero de brujo, lo primero que pensó Spreen fue 'Juan?'



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Mientras tanto en otro lado, tenemos a las 4 personas que estaban en un ascensor. Juan, estaba viendo al rededor con algo de preocupación, ¿y si no encuentran a Spreen? ¿Y si no lo vuelven a ver? ¿Qué van a hacer sin el pollero?

—Mariana, tu crees que el señor pollero esté bien?— Preguntaba la mujer de ropas violetaceas, mientras veía al de lentes, quien tenía la mirada perdida, viendo en cualquier dirección, seguramente tratando de no pensar que pudo haberle pasado algo a la osa que habían tomado como su hermana, que cuando llegó era apenas una osezna de apenas 15.

Mientras tanto, Tanizen se mantenía callado, solo esperando a que el ascensor termine de bajar. Cuando al fin llegaron al sotano y las puertas se abrieron, Tanizen salió, seguido por los otros 3. Caminaron hasta la mesa, donde hacía sus intercambios con Spreen y seguramente con algún otro.

—Bien, diganme ¿Qué pasa?— Preguntó el rubio, mientras se sentaba en su silla, los otros se quedaron parados por unos segundos en silencio hasta que Mayichi habló.

—Spreen se fue.— Dijo ella hasta que Mariana justo agregó —Luego de abrir una caja que recibió de parte tuya.— Ahí fue donde Juan y Mayichi se confundieron, ¿por qué no lo había dicho antes que la caja la había dejado Tanizen?

—Esa caja es de alguien más, yo solo las llevo y traigo, pero el remitente no lo conozco.— Respondió el rubio. —¿Qué tenía la caja que lo hizo reaccionar de tal forma?—


A la pregunta no le dieron respuesta, ese tema no era de incumbencia, ni muy importante que digamos.


—¿A donde las llevas?— Preguntó Juan, algo intranquilo, como va a llevar algo pero no sabe a quien?

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