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Luego de un largo rato de estarse abrazando, Spreen se separó del más grande.  —Pero mira lo grande que estás, la ultima vez que te vi me llegabas a la mitad del brazo, y ahora mírate, casi me alcanzas.— Dijo El hombre de morado (El de FNAF no.), mientras tomaba algo del pelo de la chica para verlo mejor, estaba algo pálido, aun continuaba conservando ese color negro que heredo de él, pero también tenía varios mechones blancos, muy seguramente por la estación en la que estaban. —Te teñiste?— Le preguntó a modo de broma, la cual Spreen entendió.

—Si, es que quiero parecerme a mi vieja.— Dijo mientras se reía. empezaron a caminar juntos hacia el pueblo, mientras charlaban.

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Mientras, Juan estaba practicando la teletransportación, la consiguió con los objetos, y utilizó un conejo para tratar de teletransportarlos... Pero lo mató, así que tiene que practicar más.

Entonces, Mayichi y Mariana estaban caminando hacia el santuario en silencio, querían llegar lo antes posible.

—Crees que ya aprendió el hechizo?— Preguntaba la chica gato, deseando poder encontrar a su hermana de corazón.

— Espero, pero no estoy seguro.— Le respondió el de lentes mientras subiá las escaleras.

Ambos continuaron subiendo, la mujer gato escalando y el otro sufriendo un cansancio inmenso por culpa de tener que subirme las escaleras a pie.

Una vez llegaron a la cima, veían como algunos rayos caian del cielo, de seguro del hechicero practicando.

Entraron al santuario y buscaron al hechicero, encontrandolo en el lugar donde conjuraba cada hechizo.

—Juan! Hola! Dinos, lo lograste?— Preguntaba la femina acercándose a él.

—Qué? Eh... eh... H-Hola chicos, eh... Y-Yo, si... Más o menos.— Respondió, susurrando la ultima parte.

Juan se levantó de su posición de conjuros y se acercó a ellos.

—Entonces ya podemos irnos!— Decía Mariana emocionado, abrazando a Juan antes de separarse. —Muchas gracias Juan!—

Juan se mantuvo callado, solo mirandolos antes de mira a donde estaba su portal hacia unos segundos.

—Entonces ya podemos irnos, verdad?— Preguntaba Mayichi, acercándose a ellos dos.

El hechicero solo asintió, no del todo conforme con su magia y no seguro de que esto saliera bien, pero aun así, él abrió un portal primero pasando él y luego los otro dos.

Juan estaba inseguro, nervioso, asustado, y una y mil cosas más, sin estar seguro de cómo saldría esto.

Unos segundos después, salieron del otro lado del portal, en el bosque, funcionó...

—Fincionó! Funcio- Agh!— Fue ahí cuando Juan notó que su mano se había glicheado ligeramente, sólo la punta de los dedos, pero dolía horrible, él solo tenía que esperar, una vez encuentren a Spreen, podrían volver a casa, y lo dioses le ayudarian con el hechizo.

—Estás bien Juan?— Mariana preguntó, acercándose a él y poniendo su mano sobre el hombro contrario.

—Si, estoy bien, no te preocupes... Luego se me pasa.— Respondió él. —Bien... No pude llevarnos directo a allá, pero estamos cerca, se por donde ir... ‐Spreen me enseñó a saber hacia donde es cada coordenada...‐— Pensaba él. —Solo vamos, no estamos muy lejos.— Agregó antes de mirar al cielo, las nubes, el pasto y dirigirse hacia la derecha.

Los otros dos lo acompañaron, siguiéndolo por detrás, en un ritmo tranquilo pero veloz, se oía el sonido de los animales y el ambiente, al igual que algunas voces, era extraño, ni hay nadie ahí...

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Mientras tanto, el oso y el hechicero caminaban por la ciudad, muchos que veían a Spreen se alegraban, aquí era el único lugar donde podía estar con su pelo relativamente suelto, sin tapar su cara, sin preocuparse de lo que pensarían sobre ella siendo débil, todos (O bueno, casi todos) la conocen, y saben que es de las personas más fuertes en Karmaland.

Ella corría, como una niña alegre, saltando, escalando, columpiandose... "Estoy en casa..." Pensó, sonriendo ampliamente.

Su padre la seguía en la escoba, Spreen a pesar de ser hijo de un brujo, no tenía muchos dotes mágicos, apenas y podía controlar algunas cosas de plantas como hacerlas crecer, o hacer que algo se queme al instante, no mucho más, ha estado practicando la levitación y algo de teletransportación de objetos pequeños, pero... No es fácil.

Ivana corría hasta que se transformó en oso, antes, cuando vivía en Karmaland, la ultima vez que sus padres la vieron, ella era solo una ozesna, una pequeña bola de pelos come galletas, pero ahora, es una bestia, capaz de destrozar un árbol de un zarpazo.

Incluso, siendo una criatura enorme, de pelaje negro como el carbón con ciertos tonos blanquecinos como la nieve, que alguna vez estuvo manchado de carmesí, ojos asesinos de color amatista y grandes garras como cuchillas. Da igual lo terrorífica o sangrienta que fuera, siempre sería la pequeña cría que tanto adoró y peleó por cuidar... Qué pelearon...

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Ya se, ya se, es corto, pero quería dejar en el otro el reencuentro y quiero poner un dibujo/cómic que estoy haciendo del reencuentro, además, hay alguna que otra sorpresita, como un pato que va a hacer desastre con la osa...

Y recuerden que esto está en Karmaland 5.

Y ultima cosa, si llegan a ver alguna falta ortográfica, avísenme por favor, yo leo los capítulos de nuevo de vez en cuando y me doy cuenta de algunos errores, pero seria mucho más fácil, además de que podría ayudar mucho a la lectura de ustedes los lectores, gracias.

Bueno, sin más que decir, nos vemos.

Se despide: Yam!

865 palabras.

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