16.- La Confesión

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-¡Debes de hacerlo bien!-

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-¡Debes de hacerlo bien!-

-¡Eso es lo que trato!- Me talle la cara con las manos.

-¡¡Rápido muévete!! O hare que lo hagas...- Jane me miraba con aire severo y los brazos en jarra.

Llevábamos dos semanas practicando mi estúpido "don", me sentía peor el hecho que no lo consiguiera no había podido mover ningún objeto de lugar, ni si quiera había tenido ganas de alimentarme, igual todo en el castillo seguía en tensión calma, aun no había pistas de asesino y Douglas seguía en las mazmorras, pensar en Aro hacía que mis días eternos fueran más llevaderos, pese que no lo había visto en estas semanas, a veces nos topábamos en los pasillos, y estaba segura que pequeñas mirabas delataban nuestros recuerdos.

Y por supuesto que no me había atrevido a comentarle a Aro si pudiera dejarlo en libertad o si podía acceder a él al menos unos momentos.

-¿Seguirás soñando despierta?- Jane me lanzo un pesado disco de atletismo, logre sujetarlo antes de que se estrellara contra mi cara.

-¿Mi hermana esta siendo demasiado?- Alec sonreía orgulloso saliendo hacia el patio central en donde estábamos practicando.

-¿Y tu demasiado sonriente, verdad?- Jane frunció el seño con una mueca.

-Casi me das en la cara.- Le devolví el disco de bronce que parecía ser de los primero juegos olímpicos.

-Pues esfuérzate más por que en el siguiente tiro acertare en el objetivo.-

-Eso es una buena amenaza...- Gire para ver la voz, Patrick se sitúo a lado de Alec.

-Muy bien, desde el principio y concéntrate.-

Jane se preparo para volver a lanzar el disco, pero en lugar de eso su vista me envolvió en dolor, lo que me hizo retorcerme y caer de rodillas.

-¿Qué demonios te pasa?- Me trate de incorporar sin aire.

-Upss...- Dijo encogiéndose de hombros y alzando las cejas, la amaba pero a veces era demasiado.- Hazlo bien.

Recupere la compostura pasando las manos por mis brazos para eliminar la sensación de calambre, sabía que volvería hacerlo así que le sostuve la mirada, ni siquiera intente en mover el estúpido disco.

Pero junto cuando asintió con la cabeza fue otra la persona que se quejo del dolor de Jane.

-¡H-heyy! ¡Su-uficiente!- Alec se retorcía a mis espaldas hasta que paro de doblarse. ¿Y eso que fue?

-Me confundí- Se escuso Jane de forma inocente.

-Si claro.- Dijo serio acomodándose las mangas de su camisa gris Oxford.- ¿Qué te ocurre?

-Continuemos. – Jane hizo caso omiso a las cuestiones de Alec.

Me prepare de nuevo esperando que mi mente se concentrara lo suficiente para apartar el objeto con mi mente, incluso me incline para verlo fijamente... pero el dolor volvió a envolver mi cuerpo sin tregua alguna y cuando iba a caer, de nuevo paro en seco.

Recuerdos Vampíricos 🩸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora