15.- Il Bacio

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-Entonces... ¿crees que el haga una propuesta? - La vampiro de cabellos ocres preguntaba con las manos en la boca riendo.

-Bueno, es la primera vez que lo veo así, ¿Quién iba a pensarlo? ¿verdad? -

-No imagino las caras de los demás cuando esto salga a la luz...- Con mirada juguetona, los ojos rubies se posaron en los ojos de la morena.- Tu que la conoces más, ¿crees que esta enamorada, de verdad? No sabía que había alguien que se pudiera enamorar de ese pesado.

-Pues creo que le atrae más que la sangre y eso es muy inusual...-

-¡¿Qué tanto ustedes tres están chismorreando?!- Jane Vulturi tenía la mirada severa como usualmente solía habitar en su rostro, pero ahora con aire acusatorio en los ojos, venía caminando con rapidez haciendo que sus pasos resonaran por todo el pasillo.

-Eso no es de tu incumbencia Jane...- Chelsea chasqueo la lengua y cruzo los brazos.

-Es mi turno de guardia Chelsea, por lo tanto, TODO lo que ocurra en el castillo es MÍ incumbencia, en especial tres vampiras fuera de donde deberían estar. –Jane trato de ver por detrás de sus hermanas, lo cual no consiguió.- ¿Qué rayos están espiando?

-Dudo que desees mirar- Heidi le impidió la vista a Jane.- Créeme Jane es por tu bien...

La rubia enojada situó su mirada en la mas débil y nueva miembro del clan, Aura Giraldo, la empujo hacia un lado con nada de suavidad, para ver que había detrás de todo este alboroto, y cuando al fin consiguió verlo, se quedo muda, con los ojos bien abiertos y un ligero tic nervioso en el ojo izquierdo.

Su sangre en brazos de una mujer, su compañero eterno, su confidente, el otro ser que era capaz de eclipsar el amor y devoción que sentía hacia su amo Vulturi. Alec, su hermano yacía besando y tomando por las mejillas a la neófita, a la nueva adquisición del palacio.

Miles de finales y situaciones de tortura pasaban por su mente, incluso un fugaz pensamiento de odio hacia Victoria se gesto en su cabeza, ella era la culpable que esa vampira hubiera llegado al palacio... "estúpida media humana".

No había razones aparentes, ni muestra de cambio de actitud, cuando sucedió su conversión a la vida eterna tenían apenas trece años cumplidos, técnicamente ya no eran unos niños, pero si unos adolescentes, y estos comportamientos volubles, temperamentales y rebeldes los acompañarían el resto de su existencia, pero... ¿amor? ¿deseo o pasión? ¿lujuria?

Jane no sentía nada de esto, jamás, no había aparecido un ser que la hiciera sentir o desear de esa forma ¿y su hermano? ¿Él lo sentiría?

Quizá al fin su hermano había encontrado alguien que le provocara todo esto, lo poco o nada que sabía del amor y la atracción era en base a los lideres y algunos clanes, sabía el cariño que existía en Caius por Athenedora, la devoción que vio en Edward cuando vio a Bella hace algunos años en este mismo palacio, pero también había visto el precio que se pagaba por ese sentimiento, su madre sonriendo a su padre pese que le había dejado la cara irreconocible una noche antes por los golpes y vejaciones que siempre le hacia, el odio y desprecio que vio un vez en los ojos de Sulpicia al mirar a Aro o la desoladora tristeza de Marcus cada que pasaba cerca del cuadro de Didyme.

También pensó ante esa escena que era algo precipitado pensar en devoción, cariño, odio o tristeza por un simple beso.

-Jane...- Dudosa Chelsea puso su mano en el hombro de la rubia. - ¿E-estas bien?

Las tres vampiresas pensaban que la siguiente ejecución sería de Maeve, quien aun ignorando todo se dejaba guiar por los labios de Alec. Para sorpresa de todos Jane destensó su mandíbula, recupero la compostura y las miro a los ojos.

Recuerdos Vampíricos 🩸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora