III. 𝐌𝐈 𝐇𝐈𝐒𝐓𝐎𝐑𝐈𝐀 𝐄𝐍 𝐉𝐀𝐏𝐎́𝐍

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Pepe ya está dormido, roncando como un oso, costumbre que tengo que soportar todas las noches, jaja, y bueno, ya estoy acostumbrado. Me recuerda a cuando dormía con mi amigo Ishizaki en Japón, él roncaba igual o peor. Recordar eso me dan ganas de reírme, pero si me río ahora, Pepe se va a despertar, se va a quejar de que no lo dejo dormir (y eso que el que no deja dormir es él), y me va a decir que estoy loco por reírme solo, cuando está cansado, es capaz de decirte de todo. Es todo un caso.

Volviendo a lo de Ishizaki y Japón... realmente son cosas que me pone muy feliz recordarlas, porque me encantó mi vida en Japón y no me arrepiento de absolutamente nada, mi familia siempre me dio todo: amor, comida, agua, luz, abrigo, techo, educación, mis amigos siempre me fueron leales y lo siguen siendo, y nací en un país hermoso, estoy orgulloso de ser japonés, pero... ¿no les ha pasado que recuerdan momentos felices de su infancia, y se dan cuenta de que están en una etapa totalmente distinta a esa, y como que les causa sentimientos que a veces no podemos explicar? Eso me está pasando. Estoy totalmente feliz ahora que estoy en Brasil, no saben cuánto trabajé por llegar hasta aquí...

Todo comenzó cuando conocí a Roberto Hongo hace siete años, a los doce, él era un jugador de la selección brasileña, pero se retiró debido a desprendimiento de retina, lo que no le permitió volver a jugar fútbol de manera profesional. Fue muy duro para él, porque amaba el fútbol con toda su alma, vivía de él, una vez confesó que hasta intentó suicidarse, tirándose al agua, un día que estaba hundido en alcohol y depresión, porque creyó que su vida ya no iba a tener sentido, pero al conocerme a mí, encontró un nuevo propósito en la vida: entrenarme para convertirme en el mejor jugador del mundo, en la promesa del fútbol japonés, y llevar a mi país a la copa del mundo, literalmente todas las técnicas que aprendí para jugar, me las enseñó él, era un excelente entrenador, me hizo lo que soy hoy, hasta me prometió que si ganaba el torneo nacional de escuelas primarias ese año, me iba a llevar a Brasil... Spoiler alert: gané el torneo con mi equipo, pero él terminó yéndose sin mí, me dejó una carta diciendo que si seguía siendo mi entrenador sería una carga para mí, por su problema de los ojos, yo obviamente me puse muy triste, pero él habrá tenido sus razones, realmente tuvo una vida muy dura. En fin, durante los tres años de secundaria, me dediqué a ser aun mejor, gané los tres torneos de secundaria (mentira, el último lo empaté, pero igual conseguí el tri-campeonato con mi equipo), estudié portugués, y gané mucho reconocimiento. Un poco antes de acabar la secundaria, y apenas terminé de recuperarme de mis lesiones que tuve en el último torneo, fui con mis compañeros de la selección sub-16 de Japón a París, donde se realizó un torneo juvenil con las selecciones de Francia, obviamente, Italia, Argentina, Uruguay, y otras más, pero la más imponente fue la de Alemania. Su estrella, Schneider, me dejó asombrado... porque es literalmente igual a mí solo que rubio y con ojos azules, jaja, okey no, fue un chiste, pero tenía unas habilidades sorprendentes. Afortunadamente ganamos ese torneo, y después de eso, finalmente pude ir al país de mis sueños: Brasil, y por eso lo amo tanto, por eso estoy tan feliz en él, porque me costó demasiado llegar hasta aquí.

Y bueno, volviendo a lo que decía antes, me encanta Brasil, me encanta lo amables que son las personas, la comida, las ciudades, el impacto que tiene el fútbol en la cultura brasileña, el Cristo Redentor es una belleza, literalmente mi fondo de pantalla de bloqueo es una foto que le tomé, las playas que tiene, los partidos que se juegan... Me encanta todo, creo que es como un cuento de hadas para mí, pero... me he dado cuenta de que... extraño mi hogar. Mis amigos, mis compañeros de equipo, mis padres, todos ellos son mi vida, son una parte esencial de mí, y ahora, con solamente diecinueve años, me fui a otro país, al otro lado del mapa, un país totalmente distinto a mi querido Japón, un país enorme, un idioma distinto, cultura distinta, horario distinto, lejos de mis seres queridos... A esta edad tan temprana, me hice famoso en mi país, y aquí me están empezando a reconocer como un verdadero talento en el fútbol.

Digo, estoy muy feliz porque esto es lo que siempre quise: ser un profesional en Brasil, pero saber que todo esto me está pasando con solamente diecinueve años, resulta muy chocante, y siento que es algo aterrador, hay veces que no sé qué hacer, no sé cómo pensar, no puedo entender ni controlar mis emociones... No sé cómo explicarlo realmente.

Pero como que una parte de mí está totalmente conforme con la vida que lleva ahora, y la otra aun permanece en el pasado, con mis recuerdos felices con mis amigos y familia.

𝗥𝗘𝗖𝗨𝗘𝗥𝗗𝗢𝗦 𝗗𝗘𝗟 𝗔𝗬𝗘𝗥 ❱ Capitán Tsubasa ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora