V. ¿𝐏𝐑𝐈𝐌𝐄𝐑 𝐀𝐌𝐎𝐑?

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Acabo de despertar. Carajo, tengo mucho sueño, y todo por dormirme más tarde anoche, no dormí tan poco, pero igual se siente que me faltaron una o dos horas más de sueño.

─Bom día, Tsubasa─ me dice Pepe, bostezando.

─Bom día, Pepe─ le digo de igual manera.

─Date prisa, tenemos que ir al baño, cambiarnos, desayunar, ir a trabajar... Dios, ojalá fuera millonario, así no tendría que lavar platos nunca más.

─Jaja, yo también quiero lo mismo, pero piensa así, si nos esforzamos mucho en ser los mejores del mundo, nos van a pagar mucho dinero y podemos tener chef y limpiadores particulares, nunca más tendríamos que hacer nada. Eso suena muy vago de mi parte, pero lo merecemos después de haber jugado tanto, tantas lesiones...

─Y sí, Tsubasa, ¿cómo vamos a andar limpiando los pisos si tenemos una pierna enyesada? En el mundo del fútbol te haces mierda por todo, pero joder, es muy divertido─ ríe levemente.

─Lo mismo digo─ me desperezo─. Bueno, tenemos que levantarnos─ saco las piernas de abajo de las sábanas y me siento en la cama para ponerme las pantuflas. 

─Ya quiero que sea de noche─ dice el perezoso de Pepe.

─Ya, un verdadero jugador de fútbol no tiene esa actitud, siempre debe mostrarse con ganas ante todo, por más espantoso que sea.

─Tengo diecinueve años, Tsubasa, aun soy un niño.

─Bueno, ya, vamos. Arriba─ lo tomo de las manos y lo jalo para "ayudarlo" a levantarse.


Ya estamos yendo al trabajo. Pepe está controlando su balón con los pies, las rodillas y la cabeza. Yo estaría haciendo lo mismo, pero como anoche estaba inmerso en mis recuerdos en Japón, volví a retomarlo cuando salimos de casa, y ahora no me puedo quitar otro recuerdo de mi cabeza.

El de cuando conocí a mi ¿primer amor?

Esto es raro, porque hasta el día de hoy sigo pensando en si realmente ella me gusta o no. Toda la vida estuvo para mí, toda la vida me curó mis heridas en cada partido en el que me lastimaba, toda la vida me apoyó, pero yo a veces pienso que no estoy hecho para el amor, jaja, yo vivo por y para el fútbol. Aunque no voy a negar que ella era (y sigue siendo) muy linda. Sanae era una niña muy gritona y agresiva con todo aquel que no estuviera de acuerdo con lo que ella pensaba o decía, pero cuando me vio a mí jugar de manera tan espléndida... quedó callada, no le gritó a nadie, no le pegó a nadie, jaja, y en los partidos, generalmente me apoyaba más a mí que a los demás miembros del equipo, gritaba: "¡Tsubasaaaaa, tú eres el mejor de todos!", y a mí me hacía sentir muy bien que cualquier persona me animara, porque pasé de estar totalmente solo, que nadie me apoyara, a que me apoyasen un montón de personas dentro del estadio, fue un gran cambio en mi vida, y todo empezó con ella...

Cuando pasamos a secundaria, ella cambió bastante, dejó de ser esa niña gritona, era menos salvaje, y se la veía un poco más sumisa, no sé si me explico, pero jamás dejó de apoyarme. 

─Tsubasa, aquí está tu uniforme─ me sonrió una vez mientras me entregaba mi uniforme, recién lavado y planchado.

─Ten, para el sudor─ se acercó a mí luego de que yo entrenara durante horas bajo el picante sol de verano, con una toalla para que pudiera quitarme las asquerosas gotas de sudor de mi cara.

─No olvides tu botella de agua y tu comida─ me dio una lonchera y una botella con agua bien fría.

─Déjame vendarte el pie, Tsubasa─ me dijo una vez que me lesioné el pie en un partido, y ella estuvo varios minutos haciéndome el vendaje, hasta el doctor la elogió diciendo que era un excelente vendaje.

─Sal a ganar, tú puedes─ me dijo con una sonrisa cálida en su rostro.

Ay, qué épocas, cuando aun era joven, okey no, jaja. 

Pero pensar que en ese entonces estaba jugando campeonatos de secundaria en mi país, y ahora estoy al otro lado del mundo, entrenando a uno de los más altos niveles del mundo, para en un futuro no muy lejano jugar el mundial de mi categoría con mi querido Japón. Todo con diecinueve años, qué increíble... 

Volviendo a Sanae, ella no era la única que gustaba de mí, ya que también estaba Kumi, una de las mejores amigas de Sanae, que también era mánager del equipo en secundaria, y creo que hasta Yayoi, la chica que les había mencionado antes, sentía algo por mí, pero a ella le duró poco, porque conoció a Jun Misugi, uno de mis más grandes rivales, y finalmente dejó de pensar en mí. Kumi también me apoyaba como Sanae, pero Sanae era aun más especial para mí, como que tenía más cercanía con ella, tenía tanta cercanía que hasta nuestros amigos nos molestaban con que éramos una parejita y todas esas bobadas.

─Uuuuy, qué galán, ¿y el beso para cuándo?─ dijo Ishizaki una vez, en tono un poco burlón.

─Quiero ser padrino─ añadió Kisugi, otro de mis amigos.

─¿A dónde fueron? ¿A besarse al parque?─ nos preguntó Yukari, y luego rio de manera juguetona.

─Ya, chicos, por favor─ dijimos nosotros dos, hechos unos tomates, mientras el resto reía.

Suspiro. Extraño esos días de escuela, eran tan divertidos, llenos de risas, bromas, lágrimas, enojo, de todo.

Aunque yo en los estudios no era tan bueno que digamos...

𝗥𝗘𝗖𝗨𝗘𝗥𝗗𝗢𝗦 𝗗𝗘𝗟 𝗔𝗬𝗘𝗥 ❱ Capitán Tsubasa ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora