VI. 𝐄𝐑𝐄𝐒 𝐀𝐙𝐔𝐋

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Ya llegamos al restaurante donde trabajamos. Ahora nos tenemos que cambiar para empezar a lavar los malditos platos, al menos a esta hora no anda mucha gente, hay alguna que otra persona que vino a desayunar, pero los desayunos no suelen ser la gran cosa, o sea que no van a venir muy grasosos los platos y vasos... Al menos hasta que llegue la hora de almorzar... y ahí sí se llene el lugar y pidan algo más grande que deje bien sucios los platos.

Por eso digo que mi momento favorito del trabajo es la mañana, porque hay menos personas, y menos platos y vasos que lavar.

─Tsubasa, ya quiero que nos dejen ser meseros, prefiero andar corriendo por todo el restaurante para tomar todas las órdenes que andar limpiando platos, ¡qué asco cuando piden arroz o fideos...!─ Pepe hace una mueca, como si quisiera vomitar.

─Cierto, es asqueroso, yo también espero que nos liberen de este sufrimiento, pero bueno, en la vida hay que sufrir para que luego vengan cosas buenas.

─Eso es verdad, pero ya fue mucho sufrimiento.

─Jaja, ya, disfrutemos estas pocas horas de poca limpieza que tendremos porque después vendrá la hora del almuerzo, y roguemos con que a nadie se le ocurra pedir arroz o fideos.

─Ay sí, ¡por favor!─ Pepe junta las manos como si estuviera rezando, y yo me vuelvo a reír.

Él es tan divertido, y eso que cuando nos conocimos, él no me quería tener cerca porque pensaba que yo era un estorbo entre él y su objetivo de ser seleccionado en el equipo que actualmente conformamos nosotros dos y nuestros compañeros, pero al final, luego de ver mis habilidades se acercó a mí y nos hicimos amigos y compañeros de cuarto.

No sé qué haría sin Pepe aquí en Brasil.

Este país es tan grande que yo casi me pierdo cuando llegué por primera vez, son muchas personas, y demasiado transporte, literalmente me tomé un autobús equivocado y terminé en Río de Janeiro en vez de Sao Paulo, estaba temblando de miedo, pero por suerte no era muy lejos, o sea, eran cinco horas y algo, pero para lo grande que es Brasil, siento que no estaban muy lejos entre sí ambas ciudades, pude haber terminado en Recife o Natal, ambas en el noreste brasileño, ahí sí no me ven más, jaja.

En fin, volviendo a Pepe, él es el único amigo cercano que tengo realmente aquí en Brasil, mis compañeros de equipo son super buena onda y eso, pero no los contemplo como amigos, Santana solamente me ve como a un rival (el chico ni siquiera parece tener sentimientos, anda a saber por qué), y demás no hablo con nadie las mismas cosas que hablo con Pepe, ni con los compañeros de equipo, los de trabajo o las personas que encuentro en la calle y juego fútbol con ellas. 

No sé qué haría sin Pepe, él fue el que me ayudó a adaptarme a Brasil, si no lo tuviera seguramente estaría en medio del Amazonas, jaja. 

Pepe, gracias por ser mi amigo y mi primer compañero en este hermoso viaje llamado Brasil.

Pepe, gracias por ser mi amigo y mi primer compañero en este hermoso viaje llamado Brasil

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Estoy lavando los primeros platos del día, que por suerte no son muchos, y se me acaba de venir a la mente algo que les dije hace rato: que no era el mejor estudiante en la primaria y secundaria, y eso se debe a que yo no le prestaba tanta atención a las clases, prefería dejarla para el fútbol, por ejemplo, en vez de prestar atención a las clases de repaso para una prueba cualquiera, me ponía a pensar en los partidos que había en la tarde para mirar, y cuando estaba en sexto de primaria, en 2018, que era el Mundial de Rusia... me imagino que ya sabrán lo que hice: sí, me miré todos los partidos sin falta, cuántas tareas no entregué por mirar a Messi, Mbappé y a Japón, me hice el pillo en esos días, jaja, pero bueno.

Ahora que mencioné el Mundial de Rusia 2018, me acordé de una vez que tenía que entregar una tarea muy fácil (literalmente era una bobada), pero yo no la hice porque estaba mirando el partido de Argentina contra Islandia (un partido para nada importante porque Japón no participó en él, y por ende no suspendieron las clases ese día, porque los partidos en los que jugó Japón, o salíamos antes o directamente no había clases), me encantó el potencial que tuvo Islandia, un país muy pequeño de territorio y población, en los tres partidos que jugó, solamente hizo un punto, pero fue increíble cómo un país tan pequeño pudo dar más que otros países con más historia y recursos en este deporte, que a veces pierden los tres partidos de la fase de grupos. Estuve todo el día pensando en el Mundial, que había olvidado hacer la tarea.

La tarea era literalmente resolver cuatro operaciones combinadas, recién el mismo día de entrega de la tarea, hice las cuatro operaciones a toda prisa antes de entregarlas, obviamente las hice mal porque no me dio el tiempo de pensar bien, me confundí mucho con los signos y eso, y cuando le di mi cuaderno a la maestra, me dijo esto:

─Eres azul, Tsubasa─ y se reía─, me parece que te tendré que poner sumas como dos más dos para que te refresquen la memoria.

La clase se reía con la maestra. Por más que lo haya dicho en joda, a mí me dolió un poquito, me acuerdo que abrazaba mi balón y lloraba un poco, después se me pasó a los pocos días, pero no fue la única vez en la escuela que me pasó esto. En secundaria también me pasaba, pero tampoco tenía las peores notas de la escuela, cuando le echaba ganas a las tareas, realmente hacía buenos trabajos.

Cómo extraño la primaria y la secundaria, extraño mi vida de estudiante, y ahora estoy trabajando, lavando platos. Lo único que no me gusta de mi vida como adulto joven, jaja.

𝗥𝗘𝗖𝗨𝗘𝗥𝗗𝗢𝗦 𝗗𝗘𝗟 𝗔𝗬𝗘𝗥 ❱ Capitán Tsubasa ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora