20 de noviembre, 2023.
El cuatrimestre había terminado y Martina había promocionado todas las materias que le ofrecían esa posibilidad, pero desafortunadamente aún tenía que rendir finales, y precisamente por eso se encontraba un sábado a las seis de la mañana en la parada del micro que la deja cerca de la casa de Tomás.
Mientras el aire de la mañana lleva consigo la promesa de un día cálido, la parada se encuentra envuelta en una atmósfera tranquila y serena, a pesar de los autos que transitan con la música a todo volumen a unas cuadras de distancia.
El sol comienza a proyectarse sobre la ciudad de La Plata, trayendo consigo sombras cálidas y alargadas que crean sombras en la vereda, mientras los primeros rayos de sol se filtran entre las hojas de los árboles.
Martina llevaba una semana sin ver a Tomás, y su rostro brillaba con una anticipación y emoción que ella misma desconocía. El cielo se tiñe de tonalidades cálidas mientras ella revisa su teléfono, mirando la hora, expectante.
A medida que el tiempo avanza, el ruido de los motores de los autos y murmullo de la ciudad en ascenso crean un fondo sonoro, hasta que finalmente el micro aparece en la distancia, avanzando lentamente hacia la parada. Martina se pone de pie, acomodando la mochila en su hombro, y a medida que el vehículo se detiene deja escapar un suspiro de frenos. La puerta se abre, y Martina aborda indicando el destino y pagando al conductor el boleto indicado.
—Buen día. —Saluda Martina cuando Tomás le abre la puerta.
—¿Qué buen día?, son las siete de la mañana ya. Pensé que venías a las seis. —Reprocha el castaño abriendo la puerta.
Su barba estaba un poco más desprolija que de costumbre, sutil pero un poco más crecida. El pelo que usualmente Tomás se peinaba en un jopo hacia arriba ahora mostraba rulos, y tenía mechones apuntando en todas direcciones. Martina se centró en la sección que se veía por detrás de las orejas, donde tenía las ondas un poco más largas y marcadas, se pregunta cómo se sentiría enredar sus dedos en la nuca de él.
—No, te dije que me levantaba a las seis. Cómo te cuesta siempre la comprensión de textos, eh. —Lo descansa, acomodándose en la mesa que se encuentra en la entrada. El departamento de él era amplio, luminoso, y bastante lujoso para alguien en sus veintes. El lugar estaba lleno de plantas, y la primera vez que vino Martina se la pasó con miedo de tirar alguna.
—Bue, dale. Que ya perdimos muchísimo tiempo. Vamos a la cocina. —Indica, y los dos se dirigen a la habitación, donde en una mesa un poco más chica que la de la entrada, se apoya una bandeja conteniendo una jarra de café, un bol con frutas y otro con galletitas.
—Ay, —dice Martina, parándose en seco al ver la disposición de la comida. — ¿Es para mí todo esto?
—Para los dos. —Corrige Tomás, incómodo, sentándose de manera apresurada en la silla. —Encima el café ya está frío seguro.
—Ay, Tomi, que tierno te ponés a veces. Re rico todo. —Martina se sienta y selecciona una frutilla del bol de frutas, mandándoselo a la boca.
—Y, sé que sos medio desastrosa. Seguro que no desayunaste.
—Mm-mm. —Niega Martina con la boca llena, se metió una galletita en la boca tan pronto como se tragó la frutilla. Tomás le dedica una expresión de hartazgo y procede a servir el café en dos tazas y ponerlo en el microondas mientras la rubia saca sus libros y los dispone sobre la mesa. —Bueno, —dice, con ambas manos en su cintura, mientras el castaño se sienta colocando una taza en frente de sí, y la otra frente a ella. — ¿Arrancamos con Chomsky o con Saussure?
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Entre nosotros
Fanfiction"And I will always love you, how I do Let go of a prayer for you Just a sweet word The table is prepared for you" Martina recibe un inesperado mensaje de un amor de su adolescencia, y cuatro años después de su separación, se reencuentra con Enzo, a...