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Un año había pasado luego de aquel suceso, después de que sus padres fueran asesinados por ese hombre.

Hiraku Akatsuna, el causante de la muerte de sus padres.

La pelirrosa se encontraba en la habitación de su hermano, no importa si ya pasó un tiempo, nunca confiaría en ninguna de esas personas. Hiraku la llevo a Japón y le hizo creer a muchos, que ella y Takeshi eran sus hijos perdidos.

Inventando una mentira, todo les creyeron, pues nadie podía contradecir las palabras del jefe de la Mafia.

Ella sabía que ese hombre, no la había matado porque se parecía a su madre. Hiraku amaba a su madre aún de muerta, podía verlo en la forma en como. Siempre veía una foto de ella, la cual se encontraba en su oficina, era algo despreciable para Sakura pensar, que ese hombre aún amaba a su difunta madre, siendo el causante de su muerte.

Aún así. Sakura decidió aceptar el trato y vivir con esta farsa, solo para proteger a su pequeño hermanito.

Takeshi algún día sería reclutado para trabajar con Sasori, siendo parte de la mafia una vez fuera mayor, eso asustaba mucho a la pelirrosa.

Quien no podía soportar  la idea de que su hermano, se unieran a ellos cuando fuera grande.

El llanto de su hermanito, fue lo que sacó a Sakura de sus pensamientos.

La pelirrosa se acercó a la cuna de su hermano, quien ya se encontraba despierto, con cariño seco sus lágrimas para luego cargarlo, cunandolo entre sus brazos.

- mamá- balbuceo el pequeño, a lo que ella negó con la cabeza.

- no Takeshi, soy tu hermana- dijo ella en un intento de que su hermanito, dejara de decirle mama.

El pequeño rubio de orbes jade, inclinó la cabeza aún lado y la miró con curiosidad, una sonrisa apareció en su tierna carita, y extendio las manos, empezando a balbucear sin descanso.

- Her.. he.. maná.. maná..

Su corazón se derritió de ternura, al escuchar aquellas palabras, sabía que estaba intentando con todas sus fuerzas decir aquella oración, aunque entendía que no lograría hacer que le dijera hermana, después de todo apenas tiene un año de edad.

- ni modo, se que poco a poco sabrás decirlo- un suspiro salió de los labios de ella, al decir esas palabras.

El pequeño empezó aplaudir y a reír como si alguien, le hubiese dicho algún chiste o algo parecido.

Sacándole una sonrisa a la pelirrosa, quien miraba a su hermano como si fuera la cosa más valiosa de todas, algún día su sufrimiento se acabaría, al menos eso era lo que estaba esperando.

El sonido seco de la puerta siendo tocada, hizo explotar aquella burbuja, llena de paz y tranquilidad, a la que estaba sumergida, haciendo que la pelirrosa abrazara a su pequeño, de una forma protectora.

- adelante- hablo Sakura, dándole permiso a la otra persona de pasar.

La puerta se abrió, dándole paso a Sasori, quien tenía una mirada sería.

- ¿Que haces aquí?- Preguntó ella con evidente desagradó.

Desde que llegó aquí ambos no se soportaban, ni muchos menos toleraban la presencia del otro.

Sasori no le agradaba el echo de tener a la hija de la que alguna vez fue mujer de su padre, pero la verdad esque muy en el fondo. Él intentaba negar esos molestos sentimientos, que habían nacido luego de convivir un poco con ella, claro que no lo hizo de una manera pacífica.

Llamas de Amor ( Sasusaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora