Epílogo

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~un tiempo después~

El tiempo pasó y Sakura estuvo viviendo con los amigos de Itachi. Suigetsui y su esposa Karin, ambos eran como el agua y el aceite, siempre estaban peleando o teniendo una que otras discusiones absurdas.

Pero se podía ver el amor y el cariño que ambos sentían por el otro.

Sakura no podía comunicarse con Sasuke por su seguridad, para que nadie pudiera saber en dónde se encontraba, había veces que Takeshi lloraba y lo llamaba buscándolo. Eso solo aumentaba el malestar que sentía Sakura, aunque Karin intentaba todos los días distraerla a ella y al pequeño, ya que se había dado cuenta de la forma en como la pelirrosa miraba el anillo que posaba en su dedo, con una expresión de felicidad y tristeza a la vez.

La llevo hacer un tur por toda la cuidad de Suna, mostrándoles lugares divertidos en donde podían difrutar de una buena comida, una maravillosa vista y tuvieron la oportunidad de tener un relajante día de chicas.

Dejando a Takeshi y Kira la hija de Suigetsui y Karin, quien solamente tenía un año al cuidado de Suigetsui, cosa que al principio no le agrado a su esposo, pero lo termino aceptado al notar las buenas intenciones que tenia Karin, de hacer que la pelirrosa se distrajera un poco

Cuando Takeshi cumplió los tres años. Sakura recibió un paquete por parte de Itachi, la cual contenía muchos regalos por parte del pequeño y una carta de Sasuke, contándole los avances que tuvieron con el caso y diciéndole lo mucho que la extrañaba cada día que pasaban lejos, era una tortura par ambos. Sakura pudo conseguir un trabajo en un hospital, también logró convencer a Karin y a Suigetsui de mudarse aún pequeño departamento, cosa que se negaron al principio, pero luego de que Sakura les insistiera aceptaron, con la única condición que cualquier mínimo detalle sospechoso que ocurriera, fuera con ellos sin dudarlo.

Sakura a los tres día con ayuda de Suigetsui pudo terminar de mudarse.

El departamento era cómodo y amplió para solamente dos personas, pero así lo prefirió ya que le quedaba más cerca del hospital y tenía una vecina la cual era muy amable y dulce que no dudaba en cuidarle a Takeshi, cuando ella se iba a trabajar.

Su nombre es Chiyo una anciana muy amorosa y cariñosa con todas las personas que la rodean, todas las personas del edificio la respectaban y quieren mucho.

Otro año había pasado y Sakura se encontraba dando un paseo en el parque con su hermanito de unos ya cuatro años de edad, el cual se encontraba corriendo de un lado a otro, mientras que ella simplemente lo observaba y lo seguía caminando a pasos calmados y lentos.

Su cabello era mas largo se lo había dejado cree hasta la cintura.

- Mamá, mama. Mira- dijo el pequeño, señalando a los lejos un lago donde se encontraban algunos patos nadando.

Sakura se acercó a su hermanito, quien aún no la dejaba de decir mamá, no importa cuántas veces le dijera y le explicara. Takeshi la veía más como una figura materna, gracias a que ella siempre lo cuido como si fuese su propio hijo.

- ¿Quieres darles de comer a los patos?- pregunto ella agachándose a la altura del pequeño, quien asintió animadamente- de acuerdo quédate aquí, iré a comprar unas palomitas de maíz, para que les des de comer.

- si mami- contesto el pequeño, recibiendo un beso en la mejilla por parte de la pelirrosa.

La Haruno llegó aún carrito donde un joven vendía algunas cosas, entre ellas palomitas de maíz, el joven al ver a la pelirrosa quedó embobado por su belleza y al ver su sonrisa terminó por quedar hipnotizado, era como ver a un hermoso ángel.

- ¿En que puedo ayudarle señorita?- pregunto el vendedor, tratando de sonar calmado.

- puede darme algunas palomitas de maíz, para alimentar a los patos.

Llamas de Amor ( Sasusaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora