CAPÍTULO 4

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—Hola—Sonia se sorprendió por encontrarse a Paula en casa de su sobrino.

Los dos guardaron silencio, pero se notaba a leguas que habían estado discutiendo por la cara de ambos.

—Sonia, he venido a devolverte esto—le tendió un sobre y ella lo abrió.

—No tienes que darme nada—intentó devolvérselo—Lo hice porque quise, no me debes nada Paula.

—Le dije que no lo aceptarías—agregó Saúl—Pero se puso pesada. También le he dicho que no vuelva a poner un pie en mi casa ni que se vuelva acercar a nosotros—la chica agachó la cabeza, recogió a su bebé del sofá y fue hasta la puerta de la vivienda.

—¿Cómo has podido hacer eso?—él no respondió, sólo se encogió de hombros y salió a la terraza, mientras que Sonia fue tras Paula—¡Espera! Por favor, perdóname por tener un sobrino tan idiota.

—No pasa nada, tiene razón, no volveré a molestaros. Entiendo su postura, él sólo quiere protegerte y yo soy un mal recuerdo con patas.

—No vuelvas a decir eso jamás Paula—la asió del codo para detenerla—Eres una buena chica, una gran madre y no lo has tenido fácil, mírame—Sonia vio en sus ojos el agobio y su desesperación—No te dejes pisotear por nadie, empezando por el idiota que está ahí arriba, que no te importe lo que digan de ti. Tú siempre has de tener la cabeza bien en alto—le levantó la cara con cariño—Y seguir adelante—seguidamente Paula la abrazó con fuerza.

—Has hecho tú más por mí en dos días que mi familia en toda mi vida, y sé que puede sonar muy loco—suspiró—En realidad el dinero no es mío, es de mi padre, me lo dio y me exigió que te lo devolviera, me dijo que no quería deberte nada más... Igual no es hoy el día pero me gustaría saber que ocurrió.

—Paula... Eso es algo que ya pasó y no merece la pena recordar, no quiero que pienses en ello. Dile que no necesito el dinero ¿Vale?

—Desde que me llevaste a casa el otro día y te vio, está más extraño que nunca.

—¿Me vio?

—Sí, tiene esa costumbre, mirar por la ventana sin ser visto. Pero desde aquel día, bebe mucho más que antes—María se despertó, el hambre la apremiaba—Me tengo que ir, le toca comer a esta niña—dijo besando su cabecita.

—Sube y le das de comer aquí, así no tiene que esperar a llegar a tu casa.

—Te lo agradezco mucho Sonia, lo último que quiero es provocarte más problemas con Saúl.

—Como quieras—se encogió de hombros, besó a la niña y la abrazó a ella—No te preocupes que de ese, me ocupo yo.

Paula se marchó y Sonia subió a la vivienda, deberá tener unas palabritas con su adorado sobrino. Entró dando un portazo, esto hizo que Saúl se sobresaltara y mirara a su tía con cara de pocos amigos.

—Vas a convertir la puerta a reversible a este paso.

—Déjate de tonterías, tenemos que hablar seriamente Saúl—Sonia se sentó en el sofá frente a él—¿Te parece bonito lo que has hecho?

—No he hecho nada. Yo en mi casa recibo a quién quiero y esa, no es bienvenida.

—Esa, tiene nombre, se llama Paula. ¿Desde cuándo eres así de patán? ¿Qué te pasa Saúl?

—No me pasa nada, cuido de mi familia, eso es todo—se levantó dando la conversación por terminada.

—Odio tu forma de cuidar de tu familia—soltó de golpe sin querer.

A través del tiempo (2023)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora