¿Tocó a otro hombre? ¿Se atrevió a dejar que otro hombre la tocara?
Creo que en todos mis años como sicario nunca había matado con tanta furia como últimamente, todas mis víctimas han recibido más tortura de la necesaria, no hablo de simples golpes, hablo de amputación de partes del cuerpo mientras aún seguían con vida, esa es una de las torturas más dolorosas, pero ni siquiera eso ha disminuido mi ira
Cuando llego al penthouse lo primero que hago es asegurarme de que Olivia no haya vuelto a salir de fiesta como el otro día, ni una puta palabra le he dicho desde entonces, cada vez que la veo aún que sea por un segundo, lo único qué pasa por mi cabeza son imágenes de otro tipo tocándola ¿por que mi cabeza me está torturando así?
Cuando paso por afuera de la habitación, puedo escuchar sollozos ahogados de Olivia, y nuevamente siento esa horrible sensación en el pecho, me detengo en la puerta, dudando si entrar o no, sigo furioso con ella pero el sonido de su sufrimiento termina siendo lo suficiente para que entre a la habitación y me siente al borde de la cama donde ella se encuentra boca abajo llorando
Mi enojo se va a la mierda en este momento, cuando cada sollozo llega como daga a mi pecho
—Piccola—pongo una de mis manos suavemente en su espalda.—¿Que ocurre? ¿Por que lloras?
No me responde, tan solo mantiene su rostro hundido en la almohada
—Olivia, mírame—pido con suavidad, tomando su cuerpo entre mis brazos para que este a ahorcadas sobre mi, patalea fuertemente para que la suelte.—Quieta, se que me odias pero déjame consolarte, no te lo sacare en cara ni nada por el estilo, solo quiero ayudarte
Sigue pataleando así que la abrazo con fuerza, tratando de calmarla, sin saber que más hacer, luego de unos segundos deja de resistirse y entierra su cara en mi cuello mientras llora y yo la acaricio
—Eso es piccola, tranquila—susurro sujetándola con fuerza.—Mírame, Olivia, no te escondas de mi
Lentamente se atreve a mirarme y mi pecho duele aún más cuando veo sus preciosos ojitos cafés llorosos e hinchados de tanto llorar, con mis pulgares limpio sus lágrimas las cuales haría lo que fuera por detener
—Cuéntame que ocurre—pido suavemente
—Quiero irme a mi casa—su labio inferior tiembla.—Quiero volver a estar en un lugar rodeada de gente a la que si le importo, no quiero seguir estando contigo, mucho menos cuando me ignoras, por favor déjame en paz, por favor déjame irme
Esta... ¿está llorando así por mi culpa?
—Piccola—por primera vez tartamudeó al hablar, eso me toma por sorpresa hasta a mi.—Soy el único que te puede proteger, este es el único lugar al que nadie más puede entrar
—Si protegerme es lo único que quisieras, hubieras tomado el camino fácil para ti y tan solo hubieras matado a todos los del cartel, no soy idiota, se que lo del matrimonio y vivir contigo es solo por que esperas a que se te quite la extraña e inexplicable obsesión
—¿Quieres que los mate a todos?
—¡No! Sabes que no quiero vidas en mis manos, solo digo que esa hubiera sido la solución más fácil para ti—tiene razón y que me lo diga entre lágrimas hace la verdad aún más cruda, luego sus ojos cristalizados pasan a mirarme con duda.—¿Por que ya no me estás ignorando? ¿Por que me tratas de consolar?
—No quiero que llores Olivia, eres mi esposa—digo con simpleza, sabiendo que la razón principal no es esa
—No puedes ignorarme por casi tres semanas y esperar que no llore, eso es muy hipócrita de tu parte—las lágrimas siguen deslizándose por sus mejillas pero de todas maneras trata de alejarse de mi, molesta por mi actitud.—Suéltame, estoy cansada de tu actitud, de todo lo que te involucra, ¡quiero irme!
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Protegiendo a Olivia
RomanceApenas Domenico Di Lorenzo encontró una excusa para forzar a Olivia Miller a casarse con él, la aprovechó, sin importar las consecuencias que esto podría traer +21