Capítulo 8

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Puede que no sea el mejor hombre, que sea exactamente de lo que debería mantenerme alejada, pero hay algo adictivo en perder el control por otro ser humano, perder el control de una manera en la cual dejas de lado todo pensamiento racional y te dejas llevar

<<Bella puta>> <<Buena chica>> Mierda, lo que daría por escuchar esas cosas de su boca una y otra vez, de ser tocada de esa manera que jamás había sentido antes, por supuesto que otros hombres me han hecho la paja, pero no haciéndome sentir el deseo que sentía en ese momento, fue un deseo inexplicablemente carnal e incontrolable, un deseo adictivo

Cuando he estado casi un mes tratando de distraerme de la pena que me carcome por dentro... cuando Domenico me toco de esa manera, el resto del mundo dejó de doler en ese momento, lo necesitaba, lo necesitaba mi cuerpo y mi mente

—Te prepare el desayuno, principessa—la puerta de la habitación se abre, mostrándome un Domenico que ya está completamente en traje, antes pensaba que era solo un sicario, pero aparentemente también es un respetado empresario

—Sigue siendo así de amable y puede que se me olvide que eres un gilipollas—bromeo levantándome de la cama.—Olvidando tu comentario de mierda de ayer, claro

—Creo que me disculpe de una manera bastante satisfactoria—lo dice con una sonrisa pícara que me sonroja como estúpida, mientras camino junto a él a la cocina.—¿A donde te debe acompañar Ryan hoy?

—A mi milésima entrevista de trabajo—son agotadoras.—Podría ir sola, pero tengo un "esposo" psicópata y paranoico que no lo permite

—Nada de comillas en la palabra esposo—me recuerda en un gruñido furioso, eso siempre lo saca de quicio, yo solo le hago un ademán de indiferencia con la mano y comienzo a devorar unos exquisitos huevos con tocino.—Y acerca de las entrevistas... ya te dije que te puedo conseguir un trabajo con tan solo una llamada

—No necesito que me consigas nada, puedo hacerlo sola—le digo lo mismo que le dije la primera vez que lo ofreció

—Eso no lo dudo, de todas maneras suerte en tu entrevista, ahora si me disculpas, debo irme al trabajo—toma un bolso que no había notado antes

—¿A la empresa o de sicario?

—Ambas, tengo que ir a una de las empresas y luego tengo que encargarme de algunas personas

—Encargarte, que terminó tan peculiar para matar y torturar

—Adiós, Olivia—es lo único que dice ante mi respuesta, y en pocos segundos me encuentro sola en el penthouse, se siente mal pero no se que esperaba, si no soy nada más que una obsesión para él, no iba a darme un beso de despedida
...

Domenico Di Lorenzo

—No se que mierda hiciste para que pagarán un precio tan alto por tu cabeza—río lanzando al hombre al suelo de una bodega a la mitad de la nada.—Deberías sentirte halagado, cobro extra por la tortura

—Por favor—hay algo satisfactorio en ver un hombre adulto llorar como un niño, o por lo menos eso me decía mi padre, algo de razón tenia.—¡Por favor no me hagas daño!

—Llora todo lo que quieras, acá nadie puede escucharte, créeme que a mi no me importará que tienes para decir—comienzo con un simple corte en su oreja, quitándosela rápidamente

Estoy acostumbrado a esos gritos de dolor por lo cual no me inmuto, hago su oreja amputada a un lado, no sin antes mostrársela para asustarlo aún más

Mis guantes de látex se llenan de sangre con rapidez, aún que las orejas amputadas no sangran tanto como otras partes del cuerpo

Ate sus manos y pies con cinta, ante el dolor el cuerpo humano responde, así puedo limitar sus movimientos y respuestas

Protegiendo a Olivia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora