Capítulo 7

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Hay una teoría que dice que cuando uno está triste los días pasan más lento, es difícil explicar el por qué yo no lo siento así. Puede que sea por que soy de esas personas que llora la primera semana y luego finge que nada paso, llenándome de cosas para hacer, que no me detenga a recordar el dolor que finjo que no es insoportable

Lo primero que hice fue comenzar a buscar trabajo, termine la carrera de psicología hace un par de años sin embargo jamás busqué ejercer luego de titularme, pero ya es hora de que eso cambie, por lo cual envié mi currículum a distintos centros de salud y he ido a múltiples entrevistas, para mi desgracia siempre acompañada de un maldito guardaespaldas que Domenico me obligó a tener, un guardaespaldas que ni siquiera conversa conmigo, solo habla lo estrictamente necesario, estoy segura de que eligió al menos sociable solo por que Domenico es jodidamente celoso

Puede que los integrantes del cartel estén muertos pero aún no sabemos si realmente no fueron ellos quien me enviaron el mensaje de texto

—Ryan—le hablo a mi "guardaespaldas" que maneja uno de los autos de Domenico.—Llévame a un bar o algo, por favor

—Lo siento, tengo ordenes estrictas de no llevarla a nada más que entrevistas de trabajo—este hombre debe tener unos cuarenta y tantos, lleva un anillo que me indica que está casado, ¿Acaso este robot tiene sentimientos?

Casi un mes de duelo y ni siquiera he visto a Domenico, a propósito, no quiero verlo tanto luego de lo débil que me he mostrado frente a él, me da vergüenza, además no tardó en volver a su insoportable ser

—Tan solo llévame a un bar, Domenico no tiene por que enterarse

—El señor Di Lorenzo siempre se entera de todo—lamentablemente eso es verdad.—Si quiere puede llamarlo para preguntarle

—No necesito permiso—me ofendo por lo que ofrece.—Puedes acompañarme mientras bebo si eso te deja más tranquilo, tan solo no quiero ir al penthouse aún

—Déjeme llamar al señor Di Lorenzo para preguntarle—insiste
....

Domenico Di Lorenzo

Cuando compre acciones en esta empresa, supe que iba a hacer dinero, mucho dinero, sin embargo también sabía que estaría en la empresa más horas de las que me gustaría

En medio de una reunión, mi teléfono suena, haciendo que me excuse un momento, deteniendo por completo la charla de negocios, no tomarán ninguna decisión importante sin mi aprobación, salgo de la sala

—Ryan, ¿todo bien?—mi corazón se acelera de una manera desagradable ante la llamada del guardaespaldas

—Si señor—asegura con su voz igual de monótona que la mía.—La señora Di Lorenzo quiere que la lleve a un bar

Escuchó de fondo como Olivia se queja "soy Miller, no Di Lorenzo"

—Ponla al teléfono—ordenó y espero a escuchar los refunfuños de Olivia antes de seguir hablando.—Olivia, ¿Acaso olvidas tu broma la última vez que fuiste al bar? Con eso de joderme la cabeza haciéndome pensar que te follaste a alguien

—Tienes que dejar de ordenarme cosas—exige.—Ya tienes a un guardaespaldas siguiéndome a todos lados, no tienes que preocuparte con que algo me pase, ya no tienes excusas

—Claro que tengo excusas, como el hecho de que no quiero que la gente crea que mi esposa si quiera se atreve a serme infiel

—Wow, Domenico, no creía que fueras de los que les importaba lo que creían de él—se mofa descaradamente de mi

Independiente de está situación, debo admitir que me preocupa el hecho de que un día para otro comenzó a fingir que no le afectó la muerte de su padre

Protegiendo a Olivia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora