Tercer requiem.

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Sentada en una mesa a lo lejos de toda la multitud, veía con desinterés el glamuroso banquete que se celebraba.

Su padre, el inventor más famoso de la era actual, fundador principal del I-Island, necesitaba de este tipo de eventos ostentosos para conseguir financiamiento para sus investigaciones.

Podía respirar el putrido hedor de la avaricia en el ambiente, entre sonrisas, chistes y anécdotas; ella podía ver las verdaderas intenciones detrás de las máscaras de fineza y modales.

Dueños de grandes compañías, politicos, inversionistas y héroes de renombre, este era el ambiente donde los pactos y alianza se formaban.

Los grandes y glamurosos banquetes eran tan peligrosos como las calles de una ciudad infestada de crímenes, ratas corruptas vestidas con trajes galantes y costosos era todo lo que ella veía... la única diferencia es que estos tipos creaban las leyes, podían delinquir todo lo que quieran... un ejemplo era el héroe llameante al otro lado del gran salón.

Daba gracias que el tipo no estaba interesado en que su hijo estuviera con ella, tan pronto como se enteró que era quirkless, la miro con un repudio descarado y dió media vuelta.

No podía decir lo mismo de los demás ricachones que enviaban a sus hijos para que la tratasen de cortejar; ¿ser parientes del gran David shield?, era una oportunidad billonaria... para ellos, ella solo era cambio de bolsillo.

Melissa: -No estoy interesada...- comento secamente al junior a su lado.

El tipo trato de insistir más pero ella simplemente se paró de su asiento y se fue dejandolo plantado.

Necesitaba aire fresco, estaba agobiada de los múltiples asedios de los idiotas que solo querían su herencia y trasero.

Fuera del gran salón y rodeada por un hermoso jardín se sentó en una de las bancas frente a una laguna artificial. Suspiró profundamente mientras se quitaba sus lentes y  cerraba los ojos.

-¿se encuentra bien, señorita?- escucho una voz masculina pero muy ligera para ser de incluso un adolescente.

Recuperando la compostura su vista se fijó en un niño no mayor de 8 años, cabello rizado y verde, su mirada cansada estaba manchada con sangre que no era suya. Pero lo extraño era su vestimenta, teniendo una armadura de color verde y negro que parecía cientos de años más avanzada que su tecnología, en su costado reposaba una katana de aspecto extraño y en su mano derecha un aparato que parecía ortopedico.

Melissa: -eso debería preguntarte a ti... ¿Que ocurrió?, más importante, ¿porqué vistes de esa manera, y porqué llevas un arma?- pregunto levantándose de la banca alarmada.

-mision... aún no haz respondido mi pregunta...- respondió sereno, su postura recta era como las pinturas de los antiguos guerreros samurais.

Melissa: -yo... salí a tomar aire fresco, el evento que mi padre organizo es sofocante...- respondió confundida, señalando la entrada del gran salón de fiestas.

El niño miro el lugar e hizo una mueca ligera de disgusto.

-¿eres alguna Orokin de renombre?, no me pareces conocida...- pregunto sacando una conclusión que la había dejado más confundida.

Melissa: -¿O-ro-kin?... no, no se a lo que te refieres...- contesto honesta, viendo como el chico miraba el suelo pensativo.

-¿entonces que eres?...- pregunto ladeando la cabeza como un cachorro confundido.

come from the void. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora