Despertar Y Nuevo Mundo.

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Hisashi e Inko midoriya era una pareja joven de recién casados, ambos se habían conocido en el trabajo después de colaborar en un proyecto.

Los dos eran científicos de renombre por todo el país e incluso fuera de este, pronto la afición por la ciencias químicas, tecnológicas e incluso las aventuras arqueológicas y el hambre de conocimiento acercaron a los dos hasta que inevitablemente el amor surgió.

Fue en una tarde donde el hombre le propuso matrimonio, una propuesta rara al estar en una cueva después de descubrir los restos de un objeto extraño, una escultura dorada que se movía aveces.

Ella no dudo en aceptarlo y después de un año se casaron, eso avivo el amor entre los dos, yendo a su propio ritmo la pareja exploró el bello arte del matrimonio. Inevitablemente ambos tuvieron la idea de tener un bebé, la máxima prueba de unión entre ambos, pero después de muchos intentos simplemente no ocurría.

La preocupación de que algo posiblemente esté mal los hizo hacerse pruebas de fertilidad a ambos y después de tres días los citaron.

¿?: -lo siento pero usted es estéril-.

Solo falto esa maldita frase para derrumbar a la pareja, Hisashi apretó su puño con frustración eh impotencia. No podía mirar ni a la cara a su querida y amada esposa.

Inko al ver el shock en el que su marido había quedado se despidió cortésmente del doctor y jalo con suavidad a su marido.

Ambos entraron al coche para irse a su pequeño departamento, ella tuvo que conducir esta vez, sabía que el no estaba en condiciones, tomó la mano de su esposo y la apretó con fuerza.

Llegaron a su destino y subieron asta su casa, al entrar ella lo guió hasta el sofá, dejándolo sólo por un momento fue a la cocina para preparar algo de té.

*sniff*

El sonido de un llanto ahogado alertó a la mujer peliverde, volviendo rápido a la sala encontró lo que no quería ver.

Su esposo, la persona más alegre y optimista, aquel que no se dejaba doblegar por nada y miraba el lado positivo a todo. Se encontraba llorando con pesar, su llanto no era exagerado, lágrimas amargas bajaban por sus mejillas mientras tapaba su vista con sus manos.

Inko no dudo en abrazar a su pareja, el devolvió el afecto con más fuerza acurrucandose en el pecho de su amada, dejó salir toda su tristeza, su amargura. Entre disculpas y lamentos dejó salir todo.

Ese fue el día más difícil de sus vidas...

Los años pasaron y la pareja aprendió a vivir con ese dolor, obviamente hubo obstáculos después de ello, incluso el divorcio estuvo a punto de suceder entre ambos, pero el amor que se tenían fue más fuerte que cualquier mal.

Los años pasaron y los dos siguieron con sus vidas, recientemente habían estado encontrando varios artefactos extraños, el más reciente era una nikana. El arma no hubiera sido nada singular sino fuera por el hecho de que los materiales no eran de este mundo. Y su propiedades era extrañas, un compañero de trabajo murió a los segundos de cortarse con su filo. Un veneno tan mortal era arriesgado para cualquiera. El objeto fue retirado para ser examinado a fondo.

Estudiandolo a profundidad ambos fueron llamados por sus superiores, la urgencia con la que los apresuraban les daba la idea de la gravedad del asunto.

Al llegar con su jefe las puertas se abrieron solas, revelando a un hombre bajo regordete con rasgos de castor.

Jefe (c): -Hisashi, Inko, que bueno que llegaron rápido, entren, no tenemos mucho tiempo- los metió apresurado al despacho.

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