capitulo 1

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Una noche, un debate. Miriam estaba lista para destruir a todos con sus fuertes palabras: al cordobés, a la borracha, al panqueque, y aquel gatito que le tenía un profundo odio desde que se conocieron en un congreso.

Miriam sabía que esa noche no iba a ser fácil y por eso iba preparada para todo, excepto una cosa.

-Milei, gato inmundo, está noche te destrozo- dijo la rubia para sus adentros.

Tomo su último sorbo de manaos, se puso su saco verde como la libertad, agarró unas pitusas de frutilla y partió a su destino decidida pero en el fondo, un poco ansiosa.

En el  camino para calmar sus ansias, comía las pitusas mientras pensaba en su discurso. Cada tanto pensaba en la competencia, pero había uno que no desaparecía de su cabeza.

Al llegar, Nico del caño la esperaba con una sonrisa de oreja a oreja cerca de las puertas del lugar.

-Nico, si viniste?-exclamo

-Es que me tomé el bondi equivocado sin querer y terminé acá- dijo del caño

Miriam no sabía si la estaba cargando o era un pelotud- pensaba que tan perejil podía llegar a ser alguien, pero su idea cambió un poco cuando el muchacho le entregó un sobre con algo caliente dentro.

-Empanada de choclo y queso, como las que te gustan- dijo Nico con las mejillas rojas mostrando sus blancos dientes.

La mujer empoderada agarró la empanada y le dió las gracias por el gesto sin notar su obvia intención o sentimiento, total Nico siempre era muy simpático con ella y le daba todo lo que pedía o quería a cualquier hora o lugar.
Era una mujer decidida y autosuficiente, pero al mismo tiempo muy distraída en el amor, con sus pretendientes.

A veces hasta parecía que no tenía sentido común.

Entró al lugar, y lo demás es historia, todo iba a la perfección como lo había Planeado con sus demás contrincantes, pero en un momento dado que tuvo que enfrentar a aquel hombre de pelo disparatados y ojos como el mar, su cabeza se sumergió en esa mirada y contraatacó con una frase digna de un meme de Twitter:

-Gatito mimoso-

Eso no quería decir, por alguna razón esa frase salió de sus labios, un desastre que no podía dar vuelta atrás.

En qué estaba pensando, la van a re cargar. Una gota que derramó el vaso.

Apenas podía ver cómo la mirada de Javier cambió de una expresión sería y confiada a una de ligera sorpresa y burla.

Todos los demás estaban confundidos, excepto Patricia, que desde su llegada parecía en la luna y tenía un ligero aroma a vino, se la había dado en la pera en una joda en la casa de Alberto el sábado anterior.

Miriam quería que la tragara la tierra o mudarse a otro planeta, como a Córdoba por ejemplo.

En la mitad del debate, el descanso, Miriam aprovechó para ir al baño debido a las pitusas con empanada que se había clavado horas antes antes.
En la mitad del camino una mano varonil, grande y venuda la agarra del hombro y la detiene de su camino.

Un voto de amor (Myriam Bregman x Javier Milei)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora