𝗧𝗛𝗘 𝗛𝗨𝗡𝗚𝗘𝗥 𝗚𝗔𝗠𝗘𝗦 || ❝𝑓𝑢𝑒 𝑚𝑖 𝑚𝑎𝑛𝑜 𝑙𝑎 𝑞𝑢𝑒 𝑏𝑢𝑠𝑐𝑎𝑠𝑡𝑒 𝑎 𝑙𝑜 𝑙𝑎𝑟𝑔𝑜 𝑑𝑒 𝒍𝒂 𝒈𝒓𝒂𝒏 𝒈𝒖𝒆𝒓𝒓𝒂❞
Donde Cassandra Everdeen no puede vivir sin Peeta Mellark, y Peeta Mellark no puede vivir sin ella. Por lo cua...
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Lo llevaron a la casa de Cassie. Peeta abrió la puerta.
—¡Es Alex!
—Tráiganlo.— ordenó la madre de Cassie.
Katniss y Prim sacaron todas las cosas de la mesa.
Lo pusieron boca abajo y Cassie se acercó preocupada.
—Nuevo jefe de los Agentes de la Paz. No del todo pacífico.— contó Haymitch y Prim revisó la pequeña herida dd Cassie.
—No te dió en el ojo. No necesita puntadas. Un parche de nieve. Peeta, consigue nieve. Machacaré las hierbas.
Peeta le hizo caso. Alex gritó de dolor al sentir algo mojado en su espalda.
—¿Qué es eso? Le duele.— dijo Cassie.
—Necesita morflina.— dijo Katniss.
Haymitch la olió y se sirvió.
—Tranquilo, Alex, ya va a pasar.
Cassie le sacó la botella y lo puso de nuevo en la mesa. Aún así Haymitch tomó la bebida.
—Mamá, no, yo lo hago.— Prim le sacó la jeringa a su madre y fue hacia Alex.— Sosténganlo, por favor.
La pelinegra tomó de la cabeza a Alex y Katniss se ocupó de sus piernas. Prim le inyectó en la espalda y Alex se quejó de dolor.
—Así está mejor.
El castaño se tranquilizó.
Cassie miró a Prim y ella también.
La noche se hizo presente y Cassie estaba sentada mirando a Alex dormido. Lo observaba con cierta pena ya que nadie se merecía esto. Por otro lado, Peeta los observaba.
Cassie se levantó y fue con el.
—A veces pienso que soy la única buena persona aquí de los dos.— habló en un susurro Cassie y el rubio la miró.
—¿Te hizo algo de nuevo?— preguntó.
—Me dijo que era egoísta por querer huir de aquí. Le recriminé algo y me tomó del cabello, casi lastimandome.— contó y Peeta cerró con fuerza sus puños.— Y hoy estuve a punto de sacrificarme por el.
Miró sus dedos.
—...¿Estaré haciendo algo mal?
—Cassie...
—¿Qué hice para merecerme esos tratos?— sus ojos se cristalizaron.
—Hey, basta. Deja de culparte, ¿okay? El que debería sentir culpa y vergüenza es Alex, no tú. Cass, te mereces algo mejor que esto. No puedes estar toda la vida recibiendo cosas malas después de lo que sufriste. Si tu eres fuerte en la arena, también sé fuerte aquí afuera.
Cassie lo miró ya con lágrimas saliendo de sus ojos cafés, con sus labios temblando a punto de romper en llanto y sus dedos jugando entre sí.
