Viernes en la madrugada.
Realice mi rutina diaria, que consistía en dirigirme al baño por el estrecho pasillo lo más rápido y silenciosamente posible y luego dirigirme a mi habitación de la misma forma. Si, esa era mi rutina. Hacer todo lo más rápido posible solo para no estar ni un segundo más en esa casa. Salí de esta y el sol apenas alumbraba las calles.
Me dirigí al Starbucks al que siempre iba simplemente a esperar que abrieran y tomar mi café favorito. Ya con mi café casi a la mitad y más o menos media hora esperando.
- ¿Dónde están? - Me dije a mi misma.
- Hola Hola preciosa – Escuche al chico de rulos dorados, sin siquiera darme chance de odiarlos por su demora.
- Siempre temprano - Dijo el otro rubio con una sonrisa.
Mis mejores amigos eran los típicos amigos que siempre llegan tarde, lo saben y la verdad no les importa.
- Siempre tarde - les respondí de la misma forma.
- No te quejes y vayámonos o llegaremos tarde a clases. - dice Zack el chico enrulado.
- Que cínico eres - dije mientras me levantaba de mi asiento.
Salimos del Starbucks y nos dirigimos al auto de Luke. Amaba ese auto, lo que no amaba era el desorden en su interior, no entendía cómo podía haber tanta basura en un solo auto. Tras unos minutos de música muy pesada llegamos al conservatorio. Al caminar por los pasillos te dabas cuenta que nadie aquí era normal, cantaban, bailaban, otros hacían cosas que ni yo misma sabía que eran. Podías hacer lo que quisieras, aquí cada quien imponía su estilo.
Llegamos a nuestros casilleros, no entendía porque Zack y Luke tenían uno si jamás llevaban libros o cuadernos a las clases.
- ¿Podrías apurarte? Sabes que si llegamos tarde será tu culpa - dijo Luke.
- ¿Disculpa? – Fue lo único que pude decirle.
- Estas disculpada pero aun así apúrate. - Respondió este para luego reírse.
- Algún día le pagare a alguien para que te mate. - Dije mientras cerraba la puerta del casillero.
- Cuando tengas el dinero, podrás decidir eso. – Hablo esta vez el otro chico que se había mantenido en silencio desde que entramos.
- Eso fue bajo - Fue lo único que dije y comencé a caminar.
No podía querer más que a nadie a estos dos, pero la verdad es que muchas veces eran demasiado directos y crudos, no median sus palabras y las decían sin tomar en cuenta las consecuencias que ellas causaban.
- Hey perdón, no te molestes. Lo dije sin pensarlo. – Decía el rizado mientras caminaba tras de mí.
- ¿Sin pensarlo? Como la mayoría del tiempo. - Trate de sonar seria pero termine riéndome.
- Que mala - Dijo sarcásticamente Luke que se encontraba a mi lado.
Llegamos al salón y nos sentamos al fondo. Siempre nos sentábamos ahí, era nuestro último año y la verdad que los profesores ya no eran tan exigentes.
- Buenos días - Dijo el Sr Patrick, y al notar que nadie le prestó atención, repitió lo antes dicho con un tono mucho más fuerte.
- Buenos días - respondimos todos al unísono.
- Muy bien, ya siento las ganas de estudiar que tienen todos - Dijo el hombre que ya tenía algunas canas en su cabello. - Hoy hablaremos de algo que ya habíamos hablado al principio del año, díganme ¿Qué es para ustedes la música? Muchos al principio me decían que la música era un arte, otros... - hablaba y hablaba el hombre canoso.
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Tres No Son Multitud
Teen FictionTres mejores amigos Tres problemas diferentes Tres corazones Un solo amor ...