VI

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Me encontraba frente al espejo, cuidadosamente arreglando mi cabello. Había optado por usar uno de los vestidos que compré aquella tarde esa tarde con Alexandra. Ella afirmaba que me hacía ver adorable pero también sexy, y eso era precisamente lo que buscaba. Mis cabellos estaban atados en una coleta alta, y, con precisión, apliqué rubor en mis mejillas y un toque de pintalabios rojo sobre mi boca. Me miré en el espejo, satisfecha con el resultado. La imagen reflejada era una versión de mí que me hacía sentir segura y atractiva.

Escuché un golpe en la puerta de mi habitación y asumí que era George.

"Oh, eres tú," murmuré mientras me apartaba para darle paso y éste se quejó herido por mi comentario.

"Me odio por decir esto, pero te ves muy bien," dijo Charles con una risa suave, antes de sentarse en el sofá de la habitación.

"¿Gracias?" respondí, y ambos compartimos una risa genuina.

"Lo digo en serio," insistió Charles, y su tono ya no tenía rastro de burla, así que sonreí en respuesta. "Espero que entonces que piense lo mismo que tú."

Así, nuestro intercambio de palabras fue interrumpido por el sonido de mi teléfono. Ésta vez si era George.

"Me esperan." comenté. Charles se puso de pie y tomó mi muñeca para atraer mi atención.

"Eres mi mejor amiga, ¿lo sabes, verdad?" preguntó Charles con seriedad, y fruncí el ceño ante su actitud preocupada.

"Sí, lo sé," respondí confundida, ya que no sabía cómo enfrentar lo que estaba por decir.

"Vale, no soy tu padre para decirte con quien salir pero quiero que sepas que yo..." Hizo una pausa y volvió a hablar. "Charles Leclerc, no permitiría que algún imbécil te haga daño, así sea George o quién sea. Eres una hermana para mí," afirmó Charles con sinceridad como si aquello fuera un juramento que se hacía a si mismo. De pronto el recuerdo de Carlos cruzó por mi mente, sentí como la opresión en mi pecho a penas me dejaba respirar.

Quería contarle todo lo que estaba pasando en ese momento, pero no podía, y eso me hacía sentir aún peor.

"Te quiero mucho," fue lo único que dije y lo abracé, tratando de expresar todo lo que sentía sin palabras.

Salimos juntos de la habitación y nos dirigimos al lobby. Cuando George finalmente me vio, no pudo evitar comentar: "Wow."

Sonreí en respuesta a su cumplido. Él se inclinó y me dejó un corto beso en la mejilla. "Te ves... estás hermosa." dijo con su marcado acento inglés.

"Y tú no te quedas atrás," respondí, y ambos compartimos una pequeña risa antes de salir del hotel y dirigirnos hacia su auto.

George resultó ser una compañía muy divertida. No podía evitar reírme cuando me contaba sobre sus historias en el Paddock como él novato ya que éste era su primer año. La cena que compartimos había sido excepcional, ambos habíamos elegido cortes de carne, y ahora comprendía por qué ese restaurante estaba entre sus favoritos. Todo parecía de película, frente a nosotros la maravillosa vista que teníamos hacia la majestuosa Torre Eiffel, iluminada en la noche parisina.

Finalmente, llegamos al hotel, y George aparcó su auto frente a la entrada. Con amabilidad, se apresuró a abrir la puerta para que yo pudiera salir.

"Me la pasé muy bien. " Sonreí y el correspondió con una sonrisa. "¿Te veo mañana? " preguntó, y asentí. Mañana tendrían otra carrera, claro estaba que yo asistiría para apoyar a Charles y ahora también a George.

George se acercó a mi mejilla y dejó un beso para luego marcharse.

Me encontraba inmersa en mis pensamientos sobre la agradable velada que había compartido con George mientras le veía salir del lobby del hotel. No podía evitar sentirme feliz, ya que además de su gracia innegable, demostraba ser un joven inteligente y caballeroso. Durante toda la noche, no dejó de halagarme con cumplidos que me hacían sonrojar repetidamente.

Racing to Chaos - Carlos Sainz (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora