XIX (Segunda Parte)

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Mi mente debatía, ¿Y si Carlos mentía? pero, ¿Y si no? ¿Y si verdaderamente estaba dispuesto a todo? Sus palabras eran lo único que había deseado escuchar desde que le conocí, y la espera había sido eterna, tenerle hoy aquí era algo que nunca imaginé. 

Ante todo lo que viví en estos últimos tres meses, conocer a Carlos fue lo mejor y lo peor que me había pasado, volvió mi mundo un caos, lo puso de cabeza, y lo más frustrante de todo era que yo también lo quería, finalmente decidí hacer caso a lo que un día mis amigos dijeron, a lo que mi voz interior clamaba por que hiciera. 

Mi corazón ignoró las quejas y el alboroto en mi cabeza, mientras que parecía que el eco de sus palabras en mi mente borraban el odio y el resentimiento que había sentido hacia él durante tanto tiempo. Por primera vez, sentí que estaba hablando en serio, y eso me impulsó a seguir mis instintos.

Tomé sus mejillas con mis manos y acerqué mis labios a los suyos, decidida a darle otra oportunidad y esperando que fuera la última. Carlos, sorprendido pero dispuesto, correspondió a mi beso con pasión. Sus brazos rodearon mi cintura, atrayéndome hacia él y borrando los centímetros que nos separaban.

Esta vez, no era solo deseo o lujuria. Yo también lo necesitaba. Era la pieza faltante en el tortuoso rompecabezas de mi vida, y había tardado en aceptarlo.

La lluvia seguía había cesado horas atrás, y al despertar, me encontré con Carlos aún dormido a mi lado. La noche anterior había sido diferente, especial.

Después de que el frío nos venciera, decidimos subir a mi habitación. Hablamos de todo, desde sus experiencias de niño cuando comenzó a competir hasta su color favorito. Fue divertido conocer a este nuevo Carlos, distinto del que recordaba.

Sin embargo, una parte de mí todavía se frenaba, tardaría un poco para que Carlos ganara mi confianza por completo, y entonces entendí, yo debía perdonar muchas cosas, ¿Cómo esperaba que Charles me perdonara si yo no podía hacer lo mismo con Carlos? 

Decidí no despertarle y me dirigí hacia la ducha, dejando que el agua cayera por mi rostro y despejándome de cualquier pensamiento que amenazaba mi estabilidad emocional. 

Al salir me puse un buzo que llegaba hasta abajo de mis muslos, pude notar que Carlos ya no estaba en la cama. Descendí las escaleras hacia la sala, pude ver la cocina, donde ahora el 'Chef' Carlos sostenía la sartén y preparaba el desayuno.

"Huele bien", comenté desde las escaleras y Carlos no apartó la vista de la comida y me abrazó de lado, dejando un breve beso en la coronilla de mi cabeza.

"Espero que te guste", sonrió mientras colocaba el omelette frente a mí. Arqueé una ceja. "Eso está por verse", respondí, y él soltó una pequeña risa.

No podía quejarme; tener a Carlos cocinando sin camisa en mi apartamento era todo un espectáculo.

El la luz que hacía ese día chocaba con las ventanas del apartamento, lo que presagiaba un día soleado por delante.

"Creo que deberías irte ya", le dije, captando su atención, pero él negó con la cabeza.

"¿Bromeas? Apenas conozco Los Ángeles, quiero dar un paseo antes de irme", dijo con entusiasmo. Levanté ambas cejas, sorprendida, y él sonrió nuevamente. "Nos espera un día en la playa", añadió, divertido, y esta vez no pude evitar sonreír, dándome por vencida.

El cabello de Carlos junto con él mio ahora era alborotado por la brisa que hacía. Caminamos por la orilla de la playa, afortunadamente desierta en ese momento. Carlos sostenía mi mano, entrelazando sus dedos con los míos; estaba claro que su lenguaje del amor era el contacto físico.

Racing to Chaos - Carlos Sainz (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora