XV

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Terminé de empacar la maleta y ahora descansaba sobre mi cama, con dificultad cerré el zipper de ésta, un sonido que resonó en la habitación como un cierre final a lo que sentía como el capítulo más oscuro de mi vida. Me dejé caer con pesadez sobre el pequeño sofá de la habitación, sintiendo el abrumador peso de mis errores caer sobre mis hombros.

Revisé mi celular en búsqueda de notificaciones por parte de Charles, pero no había nada, un silencio que se prolongaba. La ausencia de mensajes o llamadas en esa pantalla era un reflejo del frío que ahora existía entre mi mejor amigo y yo. Las palabras hirientes que habíamos intercambiado la noche anterior seguían resonando en mi cabeza, y me consumía el arrepentimiento por mis actos impulsivos y egoístas.

Mi reflejo en el espejo era un recordatorio constante de la angustia que experimentaba. Mis ojos y labios estaban hinchados y rojos por las lágrimas que no habían cesado hasta las primeras luces del alba. Incluso el maquillaje no podía ocultar completamente la marca de mi agotamiento. El espejo me devolvía la imagen de alguien destrozada por la tormenta emocional en la que me había sumido.

Mi corazón estaba roto en muchos pedazos, como una pieza de cristal frágil e irremediablemente partida. Me había dejado llevar por la ilusión de estar con Carlos, una ilusión que ahora se había desvanecido en una nube de amargura y autodesprecio. La certeza de que Carlos no dejaría a Debbie por mí era un hecho doloroso que me golpeaba como una ola de tristeza y desesperación.

Sabía que tenía que hacer frente a la verdad y a las consecuencias de mis acciones. Tomé la chaqueta que había dejado fuera de la maleta, y con mi equipaje en mano, dejé la habitación para dirigirme hacia el lobby, donde una nueva etapa de mi vida ahora sin Charles a mi lado, me esperaba, llena de incertidumbre y soledad.

Deseaba fervientemente no encontrarme con alguien conocido, pero, como en una cruel broma del destino, escuché las risas de Lando, Piastri, George y Charles a lo lejos mientras desayunaban. Era imposible seguir huyendo, enfrentar la situación era inminente. A lo lejos Lando me saludó con su mano, entendí que no podía irme así. Debía despedirme y como mínimo agradecer a Charles por haberme acogido en mi estadía por Europa, incluso si eso significaba enfrentar la tormenta de su desaprobación.

Caminé con pasos dubitativos, mi mente nublada sobre si lo que estaba haciendo era lo correcto. Un pequeño rayo de esperanza cruzó mi mente: quizá, con el tiempo, Charles podría perdonarme. Tal vez solo necesitaba espacio para sanar, y esa parecía ser la mejor opción en ese momento aunque a su vez era algo irreal qué tal vez no ocurriría. Aferrarme a la esperanza dolía.

A unas cuantas mesas de distancia de los chicos, pude ver al moreno que había causado todo el caos, el chico que había sacudido mi mundo y el mismo que me había arrastrado a su engaño de mentiras, como Charles había señalado. Traté de evitar contacto visual, no podía lidiar con eso una vez más.

"Hola, Isa," George se levantó y me saludó con un corto beso en la mejilla. Miré a Charles, quien apenas parecía percatarse de mi presencia, absorto en su dispositivo móvil, ignorándome intencionalmente. Respondí al saludo de George y antes de que pudiera indagar sobre por qué me había ido la noche anterior, Lando intervino.

"¿Te vas?" preguntó, viendo mis maletas a poca distancia de mí. Asentí con una leve sonrisa, agradecida de que los presentes no tenían conocimiento de lo que había ocurrido en la cena. Mientras hablábamos, pude sentir la continúa mirada intensa de Carlos, que seguía desayunando en una mesa cercana con otros pilotos, entre ellos Lewis y Gasly. Su atención estaba fija en nuestra conversación, como un testigo silencioso de los eventos.

"¿Pero volverás para la última carrera, verdad?" George insistió. "Isa tiene un nuevo trabajo en California, debe irse," interrumpió Charles con indiferencia, sin apartar su mirada del celular. Mi corazón se apretó, y mordí mi labio con fuerza antes de asentir.

Racing to Chaos - Carlos Sainz (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora