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Monza - Italia

Ninguna de las fotografías o videos que mi amigo mandaba se podían comparar con esta experiencia. Caminé por el bullicioso paddock de la Fórmula 1 en el icónico circuito de Monza, con los motores rugiendo de fondo y el aroma a gasolina impregnando el aire. Buscaba ansiosamente con la mirada a mi mejor amigo entre la multitud de personas que se apresuraban de un lado a otro.

Finalmente, después de tres largos años, nos veríamos de nuevo. Estaba emocionada, y sabía que él también lo estaba; esta carrera era una de las más importantes de su carrera como piloto de Fórmula 1.

Apenas habíamos pasado por el hotel dejando mis maletas y pude arreglar mi apariencia. Mi cabello castaño ondulado caía sobre mis hombros, y mis ojos brillaban con una chispa de emocion. Vestía unos jeans holgados, una camisa negra con el pequeño Ferrari y una chaqueta de Ferrari que Charles me había regalado como muestra de su aprecio.

Estaba muy feliz por presenciar una de las competencias más importantes en la carrera de Charles, y mi apoyo inquebrantable se hacía evidente en cada gesto y sonrisa cuando Lucía, la asistente de Charles me presentaba a las personas del equipo Ferrari y nos preparábamos para el emocionante fin de semana en Monza.

"¿Y hace cuánto conoces a Charles?" preguntó la chica de gafas a mi lado, con una sonrisa intrigante.

"Oh, casi toda mi vida", le respondí con una sonrisa cómplice.

Desde que tenía memoria, mi familia se llevaba muy bien con la familia Leclerc. Mi padre se había mudado a Montecarlo - Mónaco cuando yo tenía tres años, y mi madre se hizo amiga íntima de la madre de Charles, quién tenía una peluquería. Además, el amor compartido por las carreras de Fórmula 1 entre mi padre y el Sr. Leclerc fortaleció aún más nuestra conexión. Charles tenía dos hermanos menores, Luke y Deborah, pero él siempre fue el favorito de su padre, ya que lo acompañaba a todas partes y compartían una pasión común por las carreras. Siempre que su padre viajaba a alguna carrera y no podía llevarle, le traía un pequeño carro de carreras coleccionable que ahora permanecían sobre la mesa de su habitación en Mónaco junto con otros trofeos y medallas.

Hoy, Charles era uno de los mejores pilotos de Fórmula 1 del mundo. Sin embargo, su éxito también estaba marcado por la pérdida de su padre cuando él tenía solo 11 años. Aquel acontecimiento fortaleció aún más los lazos entre nuestras familias. Mi padre se convirtió en una figura paterna para Charles y siempre estuvo presente en sus carreras, animándolo desde la primera fila. Mi padre se refería a Charles como el hijo que nunca tuvo siempre que podían bromear.

Cuando decidí mudarme a California para estudiar Relaciones Públicas, la distancia entre Charles y yo se volvió muy pronunciada.

Rara vez tenía la oportunidad de visitar a mis padres y sin mencionar alguna carrera de Charles debido a mis compromisos académicos y laborales, ambos dejamos a nuestras familias y amistades en Monaco, pero finalmente, después de tanto tiempo, estaba aquí para ver a mi mejor amigo.

Charles había aprovechado la oportunidad perfecta para poder verle. Después de muchas quejas, finalmente decidí dejar mi trabajo en California y él no dudó en ofrecer una invitación para venir a visitarle, poder disfrutar de sus carreras y de su compañía. Por otro lado, me encontraba en un limbo emocional, sin una decisión clara sobre si debía regresar a casa con mi padre después de tantos años o aventurarme en nuevas oportunidades en California.

Mi trabajo había sido emocionante, pero también agotador. Dejar atrás a mi familia y amigos para perseguir mis sueños no había sido una tarea fácil y aunque había logrado cierto éxito, comenzaba a cuestionar si ese era realmente el camino que quería seguir.

Racing to Chaos - Carlos Sainz (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora