4:00 a.m
Spreen se levantó más temprano de lo usual pues no pudo pegar ojo en toda la noche. No podía dejar de recriminarse por ser tan débil. Soltó un suspiro y se propuso empezar su rutina diaria. Se dió un baño y se lavó los dientes como todas las mañanas. Bajó a la cocina y tomó algo de comer. Ingirió dos manzanas rojas y puso otras cuatro en su mochila.4:30 a.m
Salió del castillo y se dirigió hasta su sala de entrenamiento personal. Una vez allí dejó sus cosas en el casillero de la entrada. Ajustó los controles sobre qué monstruos debían spawnear, cuando y cuanto tiempo. Se quitó su camisa (polera) azul claro y la dejó en dónde sus cosas, quedándose con una camisa apretada negra. Después entró a la parte de los mobs y empezó a ver cómo aparecían los primeros zombies. Desenvainó su espada encantada de diamante y se dirigió a atacar.Normalmente siempre ponía el nivel de dificultad en 10 pero en esta ocasión lo puso en 20, quería desahogarse y esa era la mejor manera que tenía para hacerlo.
Spreen es débil, impulsivo y desconfiado. No era una buena pareja para nadie. Ni siquiera era un buen amigo, aún no sabía cómo tenía unos pocos amigos en el pueblo. Pero hace algunos años era dulce, alegre y cariñoso con todos. Después de darse cuenta de la crueldad de la realidad sufrió un grave cambio de personalidad. Las únicas personas con las que muestra pequeñas porciones de afecto son sus padres y amigos cercanos como Carrera y Robleis, nadie más. ¿Cómo alguien así podía tener un Omega dulce y gentil como lo era Roier? ¿Cómo alguien así podía siquiera pensar en amar de verdad y ser amado? Era simplemente imposible e inconcebible.
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— Me gustas, Spreen — habló el de cabellos negros con una linda sonrisa
Spreen abrió los ojos con fuerza sorprendido y sonrió también — También me gustas, Shadoune
— ¿Aceptarás ir conmigo al festival de San Valentín? Di que sí
Iván soltó una risa — Claro que si, pelotudo de mierda
— No me insultes
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Spreen estaba paralizado. Con los ojos llenos de pequeñas lágrimas que amenazaban con salir al ver la expresión de Shadoune mientras confesaba
— Lo siento, te fui infiel. Hay... Hay alguien más...
—¿De... Desde hace cuanto?
— Un año...
Spreen lo tomó de la camisa y apretó con fuerza la camisa del beta —¿¡Cómo fuiste capaz de hacerme esto, Shadoune?! ¡Pudiste al menos habermelo dicho antes y no verme la cara de imbécil!
— No quería lastimarte
—¡No me jodas!
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Spreen, después de aquel día, empezó a pensar que el amor era una basura. Y por mucho tiempo lo pensó. Hasta que conoció a Juan
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— Tienes lindos ojos, Spreen. ¿Ya te lo habían dicho?
— Pues no
— Pues los tienes. Ya quisiera yo tenerlos. Los míos son muy simples
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Surprise marriage {Sproier}
AcakEl rey Rubius y el rey Vegetta piensan que ya es hora de que su hijo siente cabeza y contribuya al bienestar del reino. Para ello, acuden con un viejo profeta que les indica la persona ideal para su hijo, el único ser en la tierra que podría ablanda...