Spreen abrió los ojos y tuvo que parpadear varias veces para acostumbrarse a la luz que entraba entre las ventanas. Una vez vislumbró la habitación, bajó la mirada hasta un pequeño castaño que dormía entre sus brazos. Roier estaba acurrucado entre los grandes brazos de Su alfa. No pudo evitar sonreír cuando vió la mueca tan graciosa y tierna que hizo el menor al también ser interrumpido de su sueño por la molesta luz del sol.
— A levantarse. Buenos días, lindo — saludó el alfa con una pequeña sonrisa
Roier se quejó y se volvió a tapar con las sábanas — No quiero, me gusta estar en la cama
— Debo ir con mis padres para empezar a planear el rescate. No debo perder tiempo — comentó sentándose en la orilla de la cama, intentando encontrar su ropa entre el desorden de prendas que había por el suelo
—Al menos un beso de buenos días — el castaño se quitó las cobijas de la cabeza y se sentó en la cama
Spreen rió y se apoyó en el borde de la cama, luego se estiró y besó los labios de su pareja con dulzura. Casi tan dulce como la miel. O así lo sintieron ellos
—Buenos días, lindo omega dormilón
— Buenos días, maldito alfa insaciable — saludó con una sonrisa algo divertida para Spreen — Te pasaste anoche
— No te ví quejandote
Roier le golpeó con la almohada, sacándole una risa — Pendejo!
Spreen tomó la almohada y la lanzó a otro lado. Luego empujó a Roier a la cama y se puso sobre él. Empezando a besar sus labios una vez más, tomando sus manos entre las suyas, entrelazando sus dedos con los de su pareja.
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Luzu, Quackity, Rubius y Vegetta se encontraban en la sala de reuniones. En la mesa se veía un mapa enorme de la Isla Quesadilla. Estaban pactando las posibles entradas y salidas de la Isla, lugares estratégicos y el plan.
— Esto debe salir perfectamente. Debemos recuperar a los rehenes y traerlos a Karmaland — dijo Luzu algo estresado — De verdad, no entiendo que clase de rey soy si no pude proteger a mi pueblo
Quackity tomó la mano de su esposo y besó su mejilla — No es tu culpa, estabas muy ocupado preparando todo para que el pueblo estuviese bien.
— Quackity tiene razón, Luzu, no tiene sentido que te culpes de esto. Lo resolveremos
Luzu frunció el ceño y dijo con voz firme — Lideraré la expedición. Si alguien conoce la Isla Quesadilla como la palma de su mano, ese soy yo.
—¡Es peligroso!
— Quacks, cariño. Estaré bien — el Omega hizo un puchero y se cruzó de brazos — Debo hacerlo, por mi pueblo
La puerta se abrió y por esta entró el hijo mayor de Vegeta y Rubius. Spreen entró en la habitación y saludó de forma cordial a los reyes.
— Padres, iré a la Isla Quesadilla junto con él equipo de rescate
— Spreen. Ya habíamos hablado de est-
— No estoy pidiendo permiso, padre, estoy avisando de que iré
Sus padres suspiraron, una vez que algo se le metía entre ceja y ceja. Nadie podría hacer nada para quitarle esa idea de la cabeza
— Bien. Entonces... — rubius tomó la palabra — El equipo partirá en dos semanas. Una vez todo esté listo. Encontraremos a los rehenes
— ¿Dos semanas? ¿No es demasiado tiempo?
— Es el tiempo justo e indicado. La federación pensará qué nos acobardamos y no atacaremos. Los pillaremos desprevenidos.
Todos los demás estuvieron de acuerdo
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Dos semanas más tarde...
El equipo de rescate estaba listo. Empezaron a subir las cosas al bote. No era muy grande como los barcos normales. Debían ser sigilosos, por tanto habían preferido un barco de tamaño mediano para la expedición. En ese tiempo, los habitantes de la Isla que están refugiados en Karmaland fueron alojados en un edificio en medio de la ciudad donde se les dieron apartamentos y las comodidades básicas. Ya habían curado sus heridas y se estaban acoplando al modo de vida en el reino. Spreen solía ir a entrenar más seguido, pero esta vez iba con Roier. O al menos así fue durante unos días, luego el castaño le dijo que no le gustaba entrenar y que prefería quedarse al margen. Spreen estuvo de acuerdo, no quería que terminase herido. Missa también había estado entrenando con su magia, había decidido que también iría con el equipo de rescate a salvar a las personas de la Isla Quesadilla. Estaba preocupado por su tío, Willy. Quien se encontraba en la Isla realizando una expedición cuando ocurrió el incidente. Varias personas se habían agregado al grupo entre ellas Philza, el dueño del Orfanato. Y también algunos de los antiguos habitantes de este lugar.— Ya vamos a partir — le dijo Spreen a Roier
Roier se mostraba inquieto, jugaba con sus dedos nerviosamente y miraba al suelo. Spreen se dió cuenta de esto y lo abrazó, acurrucandolo entre sus propios brazos.
— Volveré a Salvo ¿Ok? Y entonces nos casaremos — se separó y tomó las mejillas de Roier para que este le mirara a los ojos — Lo prometo. No pienso romper mi promesa
—¿Me prometes que volverás en una sola pieza y vivo?
— Te lo prometo
— Bien, ahora bésame, pinche pendejo de mierda. Te vas a ir y dejarme solo!
Spreen rió y besó los labios de su prometido. Después le dedicó una linda sonrisa, de esas que pocas veces le veías hacer
— Volveré. Contigo. Vivo. A Salvo. Lo prometo
Y así... Roier le vió subir al barco con el resto de rescatistas y guerreros. Con la incertidumbre de si Spreen volvería o no. Y con unas fuertes náuseas por un mal presentimiento que tenía...
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Se viene el rescate!
Lo lograrán?
Morirán?
Vivirán?
Habrá Happy Ending?Sólo yo lo sé. Y no se los diré
*Modo mala*Adiocito!
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Surprise marriage {Sproier}
AcakEl rey Rubius y el rey Vegetta piensan que ya es hora de que su hijo siente cabeza y contribuya al bienestar del reino. Para ello, acuden con un viejo profeta que les indica la persona ideal para su hijo, el único ser en la tierra que podría ablanda...