CAPÍTULO CINCO - ¿PUEDES BAILAR?

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CARMEN

Aunque he barajado varias posibilidades respecto al número erróneo de teléfono de Guillermo, jamás creí que me dijese tan abiertamente que no me lo había dado para evitar que lo llamase.

Le gusté, o por lo menos es lo que me ha dicho, pero no lo suficiente como para dejar de lado esa estúpida idea de que no debe importunar a nadie con su ceguera.

—Así que vivirás solo toda tu vida —le respondo molesta, cuando me doy cuenta de que, independientemente de lo que yo opine o le diga, él no va a darle una oportunidad a un nosotros.

—Te he dicho que no estoy solo.

—¡Guille! —lo interrumpe con un grito una rubia que se aproxima hacia nosotros, corriendo como si la vida se le fuese en ello y con una sonrisa y una expresión de pura adoración en la cara.

—¿Tienes novia? —le pregunto, porque después de la pobre excusa que me ha dado, me siento como una idiota.

—No es lo que parece —me dice antes de que la rubia se abalance sobre él.

—¡Me has tenido esperándote demasiado tiempo! —le echa en cara de manera cariñosa la amiguita de Guillermo al abrazarlo.

—Te advertí que tardaría un rato —le recuerda Guillermo.

—Perdona, me emociono y olvido mis modales y, por lo visto, Guille también. Soy Tania —se presenta la rubia.

—Yo soy Carmen —es lo único que me atrevo a decir, un poco incómoda.

—¿¡Carmen!? ¿Esa Carmen? —grita Tania, emocionada, y no sé qué suponer.

—Déjalo ya, la vas a asustar. Gracias por traerme —me agradece Guillermo después de reñirle a Tania.

—¿No vas a entrar? —me pregunta Tania, desconcertándome una vez más.

—Estaba trabajando y no estoy vestida...

—Gilipolleces —me interrumpe la rubia.

—Tania, no lo voy a repetir, déjala en paz —interviene Guillermo, enfadado, posiblemente, ante la posibilidad de que su novia se entere de que nos hemos besado.

—Ni de coña. Voy a entrar a buscar alguna blusa y de resto está impecable. Eric tenía razón, es perfecta —dice antes de desaparecer.

—Es mi prima —me dice Guillermo antes de que yo pueda reprocharle algo.

—Será mejor que me vaya antes de que aparezca —le digo avergonzada por haberme puesto celosa de su prima, a pesar de que nosotros no somos pareja.

—¿Te apetece venir?

—¿A ti te gustaría que me quedase? —le devuelvo la pregunta para no tener que tomar yo la decisión.

—Sin compromiso y sin números de teléfono —me dice y yo no sé qué decir, solo que me apetece pasar el rato con él.

—Vale —le respondo un segundo antes de que aparezca otra vez Tania.

Ni siquiera me quito la camiseta que tengo debajo. La prima de Guillermo, sin mediar palabra, me ayuda a ponerme la blusa, luego me suelta el pelo, me lo desordena un poco y se engancha de un brazo de Guillermo y me ofrece el otro.

—¡Qué emoción! Solo vengo por unas semanas a España y conozco a la primera chica que besa mi primo. ¡Para que mi abuela diga que me estoy perdiendo un montón de cosas cuando estoy en Londres! —exclama Tania, emocionada.

—¿Podrías dejar los detalles para cuando estemos los dos solos? —le pide su primo, claramente molesto.

—No seas aguafiestas —le responde ella sin importarle en absoluto el estado de ánimo de Guillermo.

¡VOY CIEGO! - TERMINADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora