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CHANYEOL


Me despierto con besos suaves en mi cuello y un cuerpo caliente envuelto alrededor del mío. Una sensación de completa seguridad me envuelve y abro los ojos para ver a SeHun mirándome. Se inclina, colocando un beso ligero como una pluma en mi boca. Eso hace que mi interior se convierta en papilla. Así es como siempre quise despertar. Soñé con eso por tanto tiempo y lo quería tan mal.

—No quise quedarme dormido —le digo.

Una vez que golpeé su cama y él me envolvió con su firme agarre y delicioso aroma, nunca me sentí tan relajado en mi vida. Como si fuera exactamente donde pertenecía. La sensación de hogar volvió a mí. El sentimiento que últimamente me albergaba se había ido escapando, y ahora sé por qué. Porque SeHun estaba conmigo, y él siempre fue mi hogar.

Desde que lo conocí, sabía que era dónde se suponía debía estar. Él es mi destinado.

—No me importó. —Quita un mechón de cabello de mi cara.

Veo un rasguño en su nudillo, que supongo que es de la pelea con Yoongyu. Lo agarro y lo miro antes llevarlo a mi boca y besarlo. Me siento como un idiota ingenuo por ir con Yoongyu. Debería haber sabido mejor lo que pretendía. Pero mi necesidad de hacer que todo se arreglara, me ganó. No quería negociar nada. Yo simplemente intentaba mantenernos en secreto.

SeHun sonríe, y coloco más besos en el arañazo. Era algo que siempre hizo por mí.

—¿Duele? —Paso mi dedo a lo largo de él, aun sintiéndome culpable que se lastimara.

—No, nada duele en este momento. Por primera vez en un largo tiempo, no hay dolor. — Extiendo la mano, queriendo tocarlo. Paso mis dedos por su mejilla, amando la sensación de su piel bajo mi palma.

—No sabía cuánto me dolía hasta ahora. Hasta que tuve una probada de lo que me estaba perdiendo. Todo lo que sentía era un vacío —le digo, sabiendo lo que quiere decir sobre el dolor. Es una locura pensar que todo este tiempo los dos queríamos estar juntos. Que el dolor que había estado sintiendo era mucho más profundo de lo que le daba crédito—. Todavía es difícil asimilar el hecho de que me has querido todo este tiempo también

—No, no lo es. Déjame mostrarte. —Se sienta en la cama, llevándome con él, y tengo mi primer buen vistazo a su cuarto. Una cama gigante en el centro, con una mesita de noche en cada lado. Miro a mi alrededor y veo que las paredes están cubiertas de fotos enmarcadas de nosotros. Cada pared está decorada con un collage. De nosotros pescando, montando a caballo, cocinando juntos, viajes familiares. Somos nosotros. Nuestros años juntos.

Toma mi mano, sacándome de la habitación y yendo al pasillo, donde abre otra puerta. Me detengo abruptamente.

Es una oficina. Bueno, la mitad lo es. Un lado tiene el escritorio de SeHun y todo tipo de libros de mecánica junto con algunas piezas con aspecto de máquina en el, y su computadora portátil. El otro lado es lo que llama mi atención.

Parece una réplica del cuarto de la casa de nuestros papás, solo que con más espacio. Una máquina de coser y bastidores para colgar diferentes delantales. Varias telas y sábanas, todas listas para ser usadas.

—¿Qué es todo esto? —Lo miro, y él me mira como si no entendiera. Una vez más, me saca, pasa una sala de estar, un comedor, y en una cocina gigante.

—¡Dios mío! —La cocina es enorme. Una pared de gabinetes tiene dos hornos dobles, y una encimera grandísima con un área de trabajo, y el fregadero se encuentra en el centro. Es casi dos veces más grande que la de nuestros padres.

Podría hornear fácilmente diez pasteles a la vez. No creo que pueda seguir el ritmo de eso, aunque lo intentaré. SeHun se para en frente de mí, me levanta y coloca en la isla de la cocina. Pone una mano a cada lado, cerrando el espacio entre nosotros.

—Eres todo lo que siempre quise, ChanYeol. En el momento en que entraste a mi vida, llenaste lugares en mi corazón con una suavidad que no sabía que necesitaba. Siempre fuimos solo mi padre y yo, pero entraste con toda tu dulzura, y yo quería empaparme todo. Para nunca dejarte ir.

—No creo que pueda dejarte ir, SeHun. Me haces sentir egoísta. —Agarro su camisa y lo acerco—. No quiero lastimar a nuestra familia.

—Pero lo hacemos. No lo vi al principio, pero míranos. Luchar contra esto podría partir a esta familia en dos con la misma facilidad. Nunca pude superarte. Demonios, pensé que no me querías y aun así te construí esta casa. Llegaba aquí todos los días pensando cómo sería si estuvieras conmigo cada noche. Volver a casa contigo haciéndome la cena y uno de esos pasteles de cereza que amo en el horno. Moviéndote alrededor de una cocina que había construido para ti, usando solo uno de esos malditos delantales que me vuelven loco.

Sus ojos están suplicando, y sé que piensa que podría alejarlo de nuevo, pero no puedo. Encontraremos una manera. Tenemos que. —¿Mis delantales te vuelven loco?

Él suelta una pequeña risa. —No creerías todas las cosas que he pensado haciendo contigo mientras llevabas uno —dice, haciéndome sonrojar.

—Siento haber huido. Me asusté, y solo trataba de arreglar eso. Yo…

—Intentabas hacer que todos estuvieran felices. Lo sé, bebé. Siempre lo has hecho. Te encanta poner una sonrisa en las caras de las personas. Siempre fue así.  Un poco por eso fue que empecé a alejarte, el último año más que nunca.

Sé que soy una persona complaciente; no puedo evitarlo. Entonces todo tiene sentido. Me he sentido perdido porque no lo tenía, porque no tenía a mi alfa. La persona que más significa para mí. Amo a papá BaekHyun y a papá KyungSoo, pero esto es diferente. Él es mi verdadero hogar. SeHun es a quien siempre quiero hacer sonreír más que a nadie. Él es donde se supone que debo estar, y simplemente no podía lidiar con su alejamiento.

¿Por qué eso lo alejaría de mí? Mi cara se arruga en confusión.

—Cada vez que te acercabas a mí, quería tomarte. Quería llevarte a casa conmigo, y sabía que no podía. Por un lado, eras muy joven.

Eso era probablemente cierto. No tenía dieciocho años todavía.

—Compraste esta casa para mí pensando que nunca podría venir a vivir contigo. —Miro a mi alrededor, pensando en lo solitario que debió haber sido, porque mantenerse alejado de mí lo hizo mantenerse alejado de nuestros padres, también. Al menos yo los tenía a ellos siempre. Él llegaba a casa a una casa vacía.

—No, hice esta casa y me mentí a mí mismo. Me dije que no cruzaría la línea para hacerme sentir mejor, pero realmente estaba esperando mi momento. Esto vendría de una manera u otra. Todo lo que papá KyungSoo tuvo que hacer fue susurrarme al oído que estabas pensando en comenzar a salir con alfas y lo perdí. Continúe diciéndome que iba a verificarte, nada más. Pero en el fondo sabía lo que hacía. Iba por ti. Iba por mi Omega.

—Siempre vendrás por mí —repito sus palabras.

—Siempre —lo dice con tanta determinación.

—Y siempre te esperaré, SeHun. Siempre esperaré por mi alfa —Deslizo mis manos su amplio pecho y alrededor de su cuello—. No sabía lo que estaba esperando, aunque sabía que era algo. Pero siempre has sido tú, ¿verdad? Incluso cuando era más joven, siempre me ayudabas a encontrar el camino. Nunca lejos de mí. Vigilando y entrando cuando más te necesitaba. Como ahora. Necesitaba tu determinación. Que me mostraras todo lo que estabas dispuesto a hacer por mi. Por tu omega.

Inclino mi cabeza, necesitando su boca sobre la mía. Se acerca y me da lo que quiero. Pero retrocedo antes de que nuestros labios se conecten, y nuestros ojos se cierren.

—Muéstrame todo, SeHun. Muéstrame todo lo que podemos tener juntos.

𝚜𝚝𝚎𝚙𝚋𝚛𝚘𝚝𝚑𝚎𝚛 || 𝐬𝐞𝐲𝐞𝐨𝐥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora