Capítulo 16 -Negra tomasa

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Cuando me despierto escucho más fuerte los murmullos que estaba soñando. Me reacomodo entre las colchas hasta que siento el calorón abrazarme en cada parte de mi piel, arrugo la frente y me deshago de todo eso. Mi boca se siente reseca, el sabor madera chocolate a ron me pega en las encías, lo que me hace pensar de en qué momento yo tomé ron que ni recuerdo, me duele la cabeza y siento pesado mi maldito cráneo, sin duda la cruda. Suspirando siento el asco en la boca del estómago y es cuando finalmente abro los ojos que me veo a mí misma desnuda totalmente, la parte inferior se siente húmeda y siento la incomodidad de estar sensible y como si mi piel permanecía abierta todavía. 

-Verga -me acomodo el cabello y salto cuando suena la llave de la puerta. No hay nadie dentro así que tengo tiempo de jalar algo de mi ropa que encuentro en el suelo sobre la alfombra, entonces veo a Gustavo entrar, sin camisa y solamente en pantalón militar con su arma en su costado, trae una bandeja con comida y agua. Cuando veo al tal Osiel darme una mirada aturdida antes de cerrar tras Gustavo, es que me permito calmarme entonces confundida.

Estoy plenamente arrepentida de haber estado con este wey, y está de más decir, que me incomoda tenerlo cerca.

-Pensé estarías dormida todavía General -dice mientras me pasa la bandeja. -espero que recuerdes lo que hablamos, sólo lo que yo o los otros traigan, ¿Estamos?

Asiento, me duele la jodida cabeza y siento que no soporto estar en mi propio cuerpo ahora. 

-¿Tienes pastillas o algo?

-No somos pendejos chiquita, León es hermano de Vicky, un viejo boina, ¿recuerdas? Ambos tenían idea de la medicina militar, ¿Sabes que me van a castrar si saben la mamada que hice anoche?

Arrugo la frente ante sus reclamos, tomo el jugo hasta acabarlo y veo que Gustavo me mira serio. -¿De que vergas hablas?

Gustavo resopla. -Debí olermelas.

-No sé de qué chingados hablas así que si me disculpas, ¿dónde hay más puto jugo?

Gustavo entonces me toma de la quijada, le veo molesta y sorprendida, ¿Quien se cree para tocarme así de libremente? No porque cogimos significa que hay tanta intimidad. Imbécil.

-Escucha Salazar, no más botellas ni pinches pastillas ni esa madre, no podemos hacer ningún movimiento en falso mientras no regrese Alvarez, no soy tan pendejo para no saber que si sigues bebiendo ese morrito de ahí -señala mi vientre -se nos muere, no ahora entiendes? Ni siquiera aunque me dejes cogerte voy a dejar que nos mates a todos por tu terquedad.

Entonces es mi turno de resoplar. -¿Y tú qué sabes? no te violaron y luego estás cargando con estas miserias, a ti no te tienen secuestrado, a ti no es a quien drogaron cabronazo así que suéltame.

Gustavo me ve una vez más antes de jalarme todavía sosteniendo mi rostro y plantarme un beso tosco cerca de mi quijada y labios, hace a un lado la bandeja y me recuesta, ahora más suave, me dejo sintiendo la humedad todavía ahí, se mete en medio de mi y sigue besándome, me quejo por el dolor. Desnuda siento ahí abajo la piel de su estómago caliente y suave.

-Osiel lo sospecha, me quedé hasta muy tarde y luego tú apareces en la mañana con mi pinche camisa, nos van a tronar aquí cuando Alvarez regrese y sepa que te cogí. -Dice él mientras me suelta y empieza a quitarse el cinturón de nuevo, abriéndome más de piernas, suspiro sin entender por qué le dejo hacerme esto, por qué me quedo tan mansa ahora cuando se trata de esto. No digo nada mientras se prepara para volver a entrar. Solo me quejo cuando lo siento de nuevo, esta vez sé que quedé herida y duele mientras vuelve a hacerlo. Me tomo de sus muñecas anchas. 

-Y cogerme es más seguro, idiota -dije finalmente con dificultad mientras sigue haciéndolo, entonces escucho su risa en mi cuello antes de que se separe un poco de mi.

Lince (Tony Montana) scarfaceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora