Michael se encontraba escogiendo algún atuendo para su “cita” con Will. Estaba jodidamente emocionado, octubre estaba siendo bastante bueno. Ojalá continuara así.

Estaba muy nervioso, en muchas ocasiones no sabía cómo mantener una conversación como una persona normal, porque claro, él no era una persona normal. Fue difícil aceptarlo, pero así era, muchas personas y hasta los médicos decían que había algo mal en su cabeza, pero nunca le dijeron qué era.

¿Quizá no querían herir sus sentimientos? De todas formas, casi no tenía de esos, sentía que era algo que Diosito no le regaló al nacer, ya que ni siquiera lloró cuando nació. Lloraba sin sentir casi nada, solo habían dos cosas que lo hacían sentir algo.

Su querida festividad, Halloween, y su querida obsesión, William Byers.

Eran sus únicas debilidades, y ese mismo día hablaría con la segunda. ¡No le cabía la emoción!

Sus pocos sentimientos se estaban rebalsando de sí mismo.

Había sido ayer cuando Will lo invitó a tomar un café. Fue inesperado que el castaño lo encarara de esa manera, puesto que eso no era parte de la personalidad de Will en absoluto. Pero él lo hizo.

Poco le importó si Will tenía planes sobre sus planes, porque como dijo en el comienzo, él tenía planes para todo.

Ya eran las 5:56p.m, iba tarde. El lugar no quedaba taaan lejos de su casa, pero no llegaría en cuatro minutos ni corriendo. Así que tomó un taxi para poder llegar lo más pronto posible.

Al llegar, vió que era un restaurante enorme para tomar solo un café.

Entró al lugar, viendo como las personas lucían trajes bastante costosos. Y cierto castaño en una esquina no hacía mucha diferencia, vestía ropa de marca que parecía ser muy, muy cara. ¿Acaso Will era rico y no se dió cuenta?

No podía ser cierto.

–Hola.–saludó el castaño cuando estuvo lo suficientemente cerca. El pelinegro parecía realmente nervioso por el ambiente, y lo único que Will hizo fue soltar una pequeña risita.

–ven, siéntate. Tenemos mucho de qué hablar.–Michael obedeció y se sentó, intentado regular sus emociones y su respiración.

–Primero que nada, quiero saber de tí. En todos estos años no he sabido ni siquiera tu nombre.–Will sonrió. Era una sonrisa tan, tan falsa que podía llegar a ser agradable. Era toda una persona cínica, y a Michael le agradaba.

–Me llamo Michael. Tengo diecisiete, cumplo en abril, abril siete. Soy solo dos grados más que tú. Estoy obsesionado con Halloween, y claro, también contigo. Eso ya lo sabes. Soy huérfano, mis padres murieron y mis hermanas... ellas no son importantes. ¿Algo más que desees saber?–

–De tí no mucho, solo quiero saber qué sabes de mi hermano. Como sabrás, ya no recuerdo nada de ese suceso, pero me hablaste de eso en tu nota, y fue lo único que llamó mi atención. No me importa si me toma mucho tiempo, estoy dispuesto a esperar todo el tiempo del mundo para saber de mi hermano.–

–Oh. Así que es eso.–A Mike le dolió, de cierta forma, esperaba que Will estuviera algo más interesado en él que ese tema, pero, ¿qué podía esperarse? era su hermano.

–¿sabes qué? no importa. Hablemos de tí. ¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre? Además de acosarme claro. Más bien, ¿qué pasó con tus hermanas? quiero saber todo de tí, cómo tú sabes todo de mí. Tus hermanas son importantes en el proceso. ¿Crees que estoy siendo molesto por querer saber de temas privados? ¡Porque tú eres el triple de molesto!–Will estaba intentando ser tan estúpido solo para caerle mal... Pero el corazón de Michael estaba latiendo con fuerza, además, su corazón no era lo único que latía...

Happy Halloween! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora