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Era una noche oscura y fría, por suerte la acompañaba su fiel amiga, su estufa. Se hallaba sentada en su cómodo sofá, tomando una copa de vino. Era una noche agradable, pero la chica no podía disfrutar de ella.

No podía dormir. Justo cuando más anhelaba un descanso, no podía dormir. La misma pesadilla atormentando su mente durante años la había llevado a desarrollar insomnio.

Buscó ayuda una y otra vez, pero nada funcionaba. Nada le sacaría el recuerdo de su pobre hermana prácticamente desangrándose en brazos de Michael, que fue quien se había encargado de encerrar, torturar y asesinar a Holly.

Después del suceso se encargó de deshacerse del cuerpo, porque aunque moría de ganas por asesinar a su hermano, no podía convertirse en lo que tanto odiaba. Sin embargo, el más pequeño gritaba y hacía berrinches porque quería el cadáver de su hermana en su habitación de decoración por Halloween.

No obedeció a sus berrinches, lo que la llevó a casi ser asesinada por Michael mientras dormía, pero afortunadamente pudo detenerlo antes de que sucediera una tragedia más.

Era ella quien se encargaba de su hermano, pero no tuvo de otra que abandonarlo. No podía vivir en el mismo lugar que un asesino, sabiendo que Michael era realmente consciente de lo que había hecho y estaba orgulloso de eso.

No hacía falta terapia para descubrir que Michael era un psicópata. Así que apenas conoció a algún chico del cual enamorarse, se fue con él a otro lado de la ciudad.

Claro, pensaba en su hermano todas las noches y todos los días, pensando en qué había comido, en cómo se mantendría con vida sin ella. A las semanas descubrió que Michael había sido internado en un orfanato y que estaban buscando a sus padres.

Se hizo cargo de dejarlo allí sin más, aunque Michael la había visto abandonarlo, ni siquiera lloró por eso, solo mirando con esos ojos oscuros y vacíos bien abiertos, solo llenos de curiosidad y traición.

Estaba pendiente a él todo el tiempo, porque aunque quisiera odiarlo, era su hermano e inevitablemente lo quería más que a nada en el mundo, siendo que no tenía a nadie más. Claro, además de Jonathan.

El chico que tenía encerrado en su sótano sin vías de escape. Había sido desagradable ser rechazada por el chico, porque él mismo la había invitado a mudarse para luego rechazarla, diciendo que quería a su hermano menor de vuelta.

El mismo Jonathan había dicho que quería a su hermano como su pequeño juguetito. Lo llamaba "Will The Wise" por un juego raro que solo ellos conocían. Le pareció desagradable, le recordó a Mike con Holly, así que para evitar molestias, lo noqueó, lo amarró a una silla y lo dejó en el sótano.

El castaño quizá llevaba días allí sin comer y ella aún no lo notaba, simplemente demasiado metida en sus pensamientos para notarlo.

Nancy Wheeler, de veintiséis años de edad, con depresión, ansiedad y estrés postraumático, sentada en su sala de estar tomando vino relajada a las cuatro de la mañana mientras pensaba en su hermano menor, Michael Wheeler.

Era triste recordar todo, pero descubrió que la mejor manera de superar un trauma es afrontando lo que lo provocó. Y eso significaba ver a su hermano una vez más, aunque eso provocaría su muerte seguramente.

Decidida, se levantó de su asiento y se dirigió a la cocina, de paso agarrando un cuchillo. Movió un mueble y ahí estaba la puerta que dirigía al sótano. Oscuro y agradable para Nancy. A veces, creía que Michael le había contagiado su psicopatía, pero sabia que eso no era posible, solo negaba el hecho para pensar que no estaba perdiendo la cordura.

Bajó las escaleras lentamente mientras tarareaba una canción al azar. Podía escuchar sollozos y gritos amortiguados. Vaya, realmente había asustado a Jonathan secuestrándolo de esa manera. Era adorable, sin dudarlo.

-Hey, ¿qué tal tu ayuno? no te he alimentado hace días, creo.-soltó una pequeña risa.-de todos modos, ya no te necesito, vuelve con tu hermano, yo volveré con el mío.-dijo despreocupadamente mientras cortaba las cuerdas con el cuchillo que tenía en manos. Quitó la mordaza de la boca de su "novio", solo para oírlo gritar reclamos de por qué había hecho eso.

-¡¿Estás loca?! ¡¿No se te ocurrió otra cosa que secuestrarme, mujer?! ¡Realmente podría haber muerto aquí!-gritaba sin sentido, puesto que la rizada ni siquiera podía escucharlo. Se dió media vuelta y subió las escaleras tan rápido que Jonathan no pudo reaccionar.

Le había desconcertado ser ignorado, pero realmente no le importaba en ese momento, tenía que darse un baño y más importante, beber agua.

Hizo todo lo que tenía que hacer sin ver a Nancy por ningún lado, lo que lo hizo pensar que se había ido a dormir. Tomó agua, se bañó, se cambió y comió algo para finalmente lavarse los dientes e irse a la cama.

Solo que al llegar, la chica no estaba por ningún lado. Jonathan creyó que era una tontería secuestrarlo en su propia casa por haberle dicho que quería a su hermano. Claro, era estúpido de su parte abandonarla así siendo que prometió muchas cosas, pero tenía que aparecer, había fingido su muerte por esta chica, y tenía que volver a ver a su hermanito después de tantos años.

Jonathan estaba decidido, pronto volvería con su hermano, porque su "muerte" había desgarrado a Will completamente, y él tenía que arreglar eso.

Nancy estaba decidida, mañana mismo volvería con su hermano para poder superar su trauma y volver a querer a Michael como lo había hecho años atrás.

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Miraba la luz de la Luna atentamente. Era una noche hermosa. Veía algo venir. Algo brutal. Will ya estaba con él en su habitación, pero pronto lo dejaría ir. Solo quería advertirle un par de cosas y desahogarse. Aún estaba muy molesto.

Recordaba cosas del pasado, perder el collar de oro que Nancy le había regalado cuando ella aún lo quería había sido doloroso, por lo que estaba realmente molesto.

Nancy vendría pronto a por él, podía sentirlo. Tenía trampas para ella, y para Will también. Para todo el mundo tenía planes, y estaba orgulloso de su mente asquerosamente inteligente pero tonta a la vez.

Había sido fácil captar la atención del castaño, solo mencionar a su hermano bastó para que lo invitara a una cita. Era gracioso, puesto que él no sabía nada de Jonathan realmente. Solo sabía que era hermano de Will y que se había ido con su hermana a otro lado de la ciudad, pero desconocía las causas de su muerte, aunque algo no encajaba.

Jonathan no estaba muerto y lo sabía, pero tenía que mantener ese sucio secretito hasta obtener la atención de Will por completo. O aún mejor, su amor. Era realmente fácil quebrar la mente de una persona para que te ame, básicamente, desarrollar síndrome de estocolmo, que le parecía atractivo.

Sin embargo, realmente quería intentarlo a las buenas, aunque no lo estaba haciendo muy bien que digamos. Will no estaba cooperando fingiendo su personalidad y siendo cruel con él, desbordando su poca paciencia.

Halloween ya se acercaba, y tendría a Will con él antes del 31. Él tendría su final feliz, nadie iba a interponerse en su camino.

¿Quizá ese chico de su grado, Gareth, ya le había puesto el ojo a su Will?

Happy Halloween! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora