🥀🖤. VI. 🥀🖤

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Adara Perkins

—No puedo creer lo bueno que siempre te sale todo lo que preparas, Nica. Incluso este delicioso Mac And Cheese —comenta mi padre habiéndole dado el primer bocado a la comida de mamá.

Ella sonríe, orgullosa de sí misma por su talento culinario, y sigue comiendo de su plato.

Pero yo estoy tan contenta con la llegada de papá que no puedo evitar contarle muchas cosas que me han pasado desde que se fue. De vez en cuando, mamá me tiene que recordar que tengo que seguir comiendo para que la comida de mi plato no se ponga mala.

¿Y la cosa acaba aquí? Para nada. Porque en cuanto acabamos de comer y le doy unos minutos a mis padres para que hablen mientras yo dejo la mesa y la cocina impecable, agarro a papá de la mano y me lo llevo hasta mi cuarto para enseñarle muchas cosas de ahí y poder hablar más con él sin tener que esperar por momentos a triturar la comida entre los dientes.

—Y mira, este cartel lo hicimos Ana y yo el día que salimos a protestar por que cambiaran el examen de lengua para otro distinto.

Papá lo mira con los ojos como platos.

—Es... interesante. Aunque hay algunas palabras fuertes que os podrías haber ahorrado, ¿no?

—Habían carteles que decían cosas peores —admito —. Además, la directora se puso de nuestra parte. Nos querían poner ese examen sin habernos dejado estudiar, porque nos lo dijeron dos días antes, y encima, ya teníamos puesto un examen ese día, que sí que fue puesto justamente.

—Bueno, al menos tuvo solución. Nunca te imaginé siendo tan defensora de la justicia.

—Yo siempre, papá —le digo mientras rebusco entre mis cajones lo que más me importa enseñarle ahora.

—¡Wow! Veo que tienes discos nuevos —escucho que dice mientras oigo el sonido de las cajas de los discos chocando entre sí —. Millenium de Backstreet Boys, Spice de las Spice Girls, Oops!... I did it again de Britney Spears, Dangerous de Michael Jackson... ¡Anda! Hasta Parachute de Coldplay.

—Sí. El de Parachute me lo regaló Logan —le suelto sin tapujos mientras rebusco en mi caja.

—¿En serio? Pero... ¿En vuestra cita de ayer?

—No, qué va. Fue hace días, en un recreo del instituto. Me lo regaló porque ya lo tenía repetido. Se lo quise pagar de alguna manera, pero no me dejó. Me dijo que era un regalo al completo.

—Y, ¿funciona? Porque eso de que te den cosas gratis de esa manera...

—Ya lo he reproducido muchas veces en el tocadiscos, y no hay ningún problema, papá. No me ha timado.

—Anda. Qué honrado que es ese chico entonces. Me hubiese gustado para ti si optabas estar de pareja con él.

—Ya... —digo, algo apenada al recordar lo que pasó con Logan hace poco, pero el dolor apenas dura un segundo debido a que, después de tanto buscar, doy con lo que quería encontrar en la caja y corro hacia papá, que se sienta en la cama de golpe debido a que le empujo para que lo haga.

—Mira esto, papá, te va a encantar —le digo mientras le entrego en las manos el poema que escribí para el concurso de poesía para el instituto, en el que acabé en segundo lugar, pero de todos modos, fue una victoria poder haber quedado entre las ganadoras.

—¿Esto lo escribiste tú?

—Sí. Lo escribí con todo el corazón, papá. Me he dado cuenta de que tengo un don para la poesía.

Y en eso, papá empieza a leer en voz alta mi poema, mirándolo maravillado.

Como agua en el desierto,
te necesito más que a nada.
Como el aire para mi cuerpo,
me eres esencial para vivir.
Gabriel García Márquez cosa imposible me pide.
Amar con el corazón y no solo con el cuerpo me exige.
Pero siento que sin tu toque
mi piel se congela,
y el frío me cala hasta el alma entera.
Y solo cuando me tocas,
el calor de tu mano
detiene el dolor,
el dolor hasta morir en vano.
Mas, si no vienes y me rozas
al menos con la punta de tus finos dedos ahora
puedo llegar a congelarme y para cuando vuelvas
será tarde, demasiado tarde
porque al tocarme
ya no harás que mi congelación frene
sino que provocarás mi derretimiento,
que el fin de mi existencia llegue.

Síndrome de Estocolmo [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora