🥀🖤. V. 🥀🖤

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Adara Perkins

El claxon del coche de Logan suena en mi ventana, y lo veo desde la distancia. 

Está arreglado. Y guapísimo. Más de lo normal.

No quiero que me empiece a faltar el aire en cuanto esté con él, de modo que, antes de salir de mi casa, respiro profundamente un par de veces y me dispongo a ir estando más calmada.

Para hoy he optado por un vestido negro con algunos brillantes por abajo; mi pelo ondulado y negro suelto, cayendo por mi espalda; y un bolso pequeño donde llevo mi móvil y dinero.

Si os preguntáis por el maquillaje, solo me he puesto rímel y un poco de pintalabios. Tampoco me mato en esa parte de mi estética.

Abro la puerta... y ahí lo veo, delante de su coche, con las manos en los bolsillos, esperándome como todo un caballero. Sonrío al ver que empezamos bien la noche.

De repente, mi sonrisa se desvanece un poco cuando escucho los arbustos de detrás de mi casa, justo los que veo desde mi ventana, moverse. Miro hacia atrás un poco asustada.

—Hola, Adara. ¿Estás bien? ¿Pasa algo? —me pregunta Logan acercándose a mí y colocándome una de sus manos en mi espalda para calmarme un poco.

—¿No has escuchado algo raro? ¿Ahí... entre esos arbustos?

—Eh... No. Pero si no, debe de haber sido por el viento, Adara. No te preocupes.

—No corre viento ahora —le anuncio y recalco ese dato, que solo hace de esta situación aún algo más tenebroso.

—Los arbustos se mueven, Adara. Será algún bicho grande o... Bueno, solo estate tranquila, ¿vale? Ni que tuvieras a un asesino en serie vigilándote para matarte.

—Justo eso me da miedo. Hay mucho peligro últimamente y... siento algo extraño. 

—Adara...

—Debe de ser solo por un poquito de aire también, pero es extraño porque yo no siento nada de corriente ahora. Si no, no habría salido esta noche con este vestido que me llega hasta las rodillas, y sin leotardos, porque si no...

En ese momento, Logan me toma de la nuca y sus labios se estrellan contra los míos de una manera dulce, muy propio de él.

No mete lengua ni nada. No es un beso salvaje. Es uno bonito y pasivo.

—Quería reservarme esto para después de cenar, pero te he notado ahora un poco alterada, y quería relajarte de alguna manera.

Y vaya que ha dado resultado. Me relamo los labios tras ese beso tan tierno y miro a los ojos a Logan.

—Gracias, Logan, por tratar de distraerme. Es que... mi seguridad y mi vida me importan mucho y...

—Esta noche regresarás a casa feliz y coleando, y mañana nos veremos en el instituto estando demasiados vivos, ¿vale? —dice para calmarme tal como un adulto protector con una niña muy pequeña.

—Bueno... Supongo que solo estoy algo paranoica —reconozco.

—O simplemente que ves mucho las noticias y pelis de asesinatos —dice esbozando una sonrisa y pasando su piel de la mano por mi mejilla —. Venga, vamos, que nos espera una cena genial en el restaurante que he elegido.

—Vale. Vamos.

Me subo al coche de Logan y, una vez que estoy ahí, emprende el camino al restaurante.

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—¿Me lo estás diciendo de verdad? —me pregunta él con una sonrisa en la cara, pero extrañado a la vez.

Síndrome de Estocolmo [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora