XIV

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Horacio suspiró con molestia mientras Phillips insistía en la existencia de la supuesta criatura. Todos sus agentes estaban en la no muy seria reunión, esperando alguna reacción de sus directores. La tensión entre la DEA y el FBI siempre había sido densa, y la rivalidad de sus directores influenciaba a los agentes, por lo que cualquier excusa para ridiculizar al otro bando era aprovechada al máximo.

—Phillips, esto es ridículo —respondió Horacio con firmeza—. No podemos desperdiciar recursos y tiempo persiguiendo algo que ni siquiera sabemos si existe.

El director de la DEA frunció el ceño —la LSPD y la LSSD no piensan lo mismo, me dijeron que me daban todo su apoyo

Horacio estaba a punto de replicar cuando recibió un mensaje en su teléfono. Era un mensaje de Volkov, "Ten cuidado, están obsesionados con la criatura".

—No necesito que me digas cómo hacer mi trabajo, Phillips, y te aseguro que mi prioridad es proteger esta ciudad de amenazas reales, no perseguir mitos.

Horacio salió de la sala, seguido por sus agentes, y al llegar a la entrada vio al comisario apoyado en su patrulla.

—¿Qué haces aquí? —preguntó, sin ocultar su alegría.

El comisario sonrió —Te vine a buscar para patrullar. Vi que tienes visita —dijo, señalando el helicóptero de la DEA que estaba estacionado cerca.

Horacio asintió, agradecido por la oportunidad de alejarse de la tensa reunión. Dio algunas indicaciones a sus agentes y luego se unió al comisario en su patrulla. Ambos se dirigieron a patrullar juntos por la ciudad, dejando atrás momentáneamente los problemas burocráticos y las obsesiones de Phillips con la criatura. Durante el patrullaje, Horacio se relajó un poco y agradeció la compañía de Volkov en un momento tan complicado de su vida.

Ambos asistieron a un robo de banco, el cual requería de una gran cantidad de agentes, por lo que acudieron tanto FBI como LSPD. Fue la primera vez en la que Greco vio de cerca a H, mejor aún, fue la primera vez que vio a su mejor amigo bromear libremente y reír a carcajadas. El segundo comisario al mando se presentó con formalidad, descubriendo así la personalidad chispeante del director, quien se presentó amablemente y a sus agentes presentes.

Durante el tiempo que duró el procedimiento, los oficiales pudieron ver de cerca la habilidad de Horacio en el campo y cómo manejaba la situación con calma y eficiencia. Los comisarios habían escuchado bastante rumores de los agentes del FBI, la mayoría negativas, muchos se negaban a trabajar con ellos pero ahora que presenciaban el trabajo de cerca, no lograban entender a qué se debía tanto resentimiento. Horacio obedecía órdenes como si fuera un oficial más, sin imponer su autoridad sobre ellos. Dejaba que los comisario tomarán las decisiones y organizaran a los agentes, intentaba servir de apoyo aprovechando el gran recurso que manejaba el FBI, como el manejo de armas o de medios de transporte como un helicóptero. Horacio demostró ser un líder eficiente y un apoyo valioso para los comisarios, lo que ayudó a disipar algunos de los rumores negativos sobre los agentes del FBI.

Greco parecía complacido por la actitud del director, aprobando en su interior que fuera tan cercano con su mejor amigo. Mientras más observaba a su ruso amigo, más parecía una pareja con el director. Horacio y Volkov trabajaron en conjunto de manera coordinada, y su relación parecía estrecha. Se buscaban con la mirada, preguntaban por el bienestar del otro por radio y, en ocasiones, competían en pequeñas rivalidades amistosas. La dinámica entre ellos era palpable para todos los presentes, y Greco no pudo evitar notar cómo se complementaban.

Después de que la operación concluyera con éxito, Horacio y Volkov regresaron al FBI en su vehículo oficial. Mientras conducían de regreso, la tensión acumulada comenzó a disiparse, y la conversación se volvió más relajada. Era evidente que la conexión entre ellos iba más allá de una simple relación laboral.

AQUELLO (Volkacio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora